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El desplome de los combustibles y la luz lleva al IPC al 0%, el nivel más bajo desde 2016

Los precios de la energía tiran hacia abajo del índice de inflación, mientras los alimentos se encarecen

Javier Salvatierra
Un empleado trabaja en una gasolinera de Madrid.
Un empleado trabaja en una gasolinera de Madrid.Mariscal (EFE)

El desplome del precio de los combustibles como consecuencia de la brutal caída de la demanda de petróleo por la crisis del coronavirus —agravada además por la trifulca entre Rusia y Arabia Saudí, sólo resuelta este domingo— tiró con fuerza hacia abajo del IPC en España. En marzo se situó en el 0%, una cifra desconocida desde agosto de 2016, apenas iniciada la recuperación económica tras la crisis de 2008. El dato es siete décimas más bajo que el mes anterior y una por debajo de lo que el INE avanzó a finales del mes pasado. El grupo de transporte, por los carburantes, y el de vivienda, por la electricidad y los combustibles domésticos, han sido los que han lastrado la tasa de inflación, mientras los alimentos y bebidas, con una fuerte subida, contribuyen a mantener el índice en terreno positivo. Sin ellos, el IPC estaría en el -0,7%.

La tasa de inflación de marzo hay que tomarla con cuidado, porque pocos meses más atípicos se habrán registrado. En primer lugar, porque se trató más o menos de un mes normal durante la primera semana. El día 9 se anunció el cierre de colegios, bares y restaurantes y otros centros de esparcimiento, dando a la población ya la primera señal seria de alarma. El confinamiento y el estado de alarma llegaron el día 14. Desde entonces nada ha sido igual, con alteraciones salvajes de la demanda: histeria por aprovisionarse de productos básicos para la despensa y cancelaciones en masa de planes de ocio, viajes y uso del transporte, tanto público como privado. Marzo debió ser un mes de compra de viajes, de cara a la Semana Santa a principios de abril, pero todo quedó cancelado. Y eso se refleja, no siempre en toda su dimensión, en la evolución de los precios.

El dato de transporte explica casi por sí solo la caída de siete décimas del índice. El grupo de productos de la cesta del INE relacionados con la movilidad registra una tasa anual del -2,4%, más de cuatro puntos menos que el mes anterior. Este grupo de productos no registraba una tasa tan negativa desde julio de 2016. Dentro de este grupo, destaca el desplome de los precios de los combustibles. La gasolina registró una bajada del 4,9% interanual (el mes anterior subía a un ritmo del 4,8%), mientras que el precio del gasoil cayó un 9,3% respecto al mismo mes de 2019 (un mes antes subía un 0,5%). Es decir, caídas de cerca de 10 puntos porcentuales en ambos casos, hasta niveles desconocidos desde el verano de 2016.

Dentro del grupo de transporte se notó también el impacto del virus en el precio de los billetes de avión. Si los viajes a China ya se veían afectados en febrero, con la llegada en marzo de la pandemia a Europa, que ha dejado a la inmensa mayoría de los aviones en tierra, los vuelos internacionales registraron una tasa del -0,3%, igualmente casi 10 puntos menos que el mes anterior. Los vuelos nacionales aún aguantaron con precios un 4,4% mayores que un año antes; aun así una tasa cuatro puntos inferior a la del mes precedente.

El otro grupo de productos que más contribuye a la caída del IPC es el de la vivienda, que retrocede a una tasa anual del -4,8%. La electricidad y, de nuevo, los derivados del petróleo, lastran definitivamente la evolución de este grupo. El precio de la luz ahonda en sus tasas negativas y registra una tasa del -14,2%, más de dos puntos más baja que el mes anterior. Es la undécima tasa negativa consecutiva del precio de la electricidad. El resto de productos energéticos para calentar los hogares también registra tasas negativas: -8,3% el precio del gas, aunque en este caso cinco décimas por encima de la del mes anterior, y los combustibles líquidos, que se desploman un 17,7%, 15 puntos más abajo que en febrero.

En el otro lado se sitúan los precios de los alimentos, que registran una subida interanual del 2,5%, cinco décimas más alta que en febrero. Dentro de este grupo, destacan las subidas de algunos productos frescos, como las carnes de cerdo (8,3%), ovino (5%) o ave (3,1%) —la carne en general sube un 4,8%—, el pescado fresco (8,9%) o congelado (3,1%), las frutas frescas (5,2%) o el azúcar (6,6%) , mientras cae el precio del marisco fresco o congelado y el aceite de oliva sigue con su calvario de precios y cae un 11,9% respecto al año pasado.

La tasa de inflación subyacente, la que excluye por su mayor inestabilidad a los productos alimenticios y los energéticos se mantiene en el 1,1%, igual que el mes anterior.

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