Bruselas aplaza el rescate de la economía europea hasta que esté controlada la pandemia
La cumbre de los 27 estudia una línea de crédito de emergencia pero duda sobre el momento de lanzar un plan de choque
Ni coronabonos, ni respuesta fiscal europea, por el momento. Y, por supuesto, nada de eurobonos. La cumbre europea de este jueves tiene previsto debatir la posibilidad de ofrecer una línea de crédito de emergencia a los países más afectados por la crisis provocada por la pandemia de Covid-19, pero dejará para más adelante el diseño de un plan de recuperación económica.
El borrador de la declaración final de la cumbre reconoce que tras la pandemia “será necesaria una estrategia de salida, un plan global de recuperación económica y una inversión sin precedentes”. Pero los 27 líderes de la UE, según ese proyecto de declaración, se limitarán, de momento, a pedir que la Comisión Europea “comience a trabajar sobre una propuesta para una hoja de ruta de la recuperación, acompañada de un plan de acción”.
Los países más afectados por la crisis, con Francia, Italia y España al frente, presionan para que se pise el acelerador y se “empiece a trabajar en un instrumento de deuda conjunta”. Y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, plantea la necesidad de lanzar una suerte de plan Marshall de reconstrucción de la economía europea, idea defendida también por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Pero en vísperas de la cumbre, la UE se inclinaba, a rebufo de las tesis defendidas por Alemania y Holanda, por dar tiempo a que se discierna con más claridad la duración y alcance de la pandemia de la Covid-19, para comprobar la envergadura de los daños sociales, industriales y financieros que acabe causando la crisis. Una táctica de patada hacia adelante que ya se aplicó durante la crisis financiera de 2008 con desastrosos resultados.
Bruselas cree que en esta ocasión "no afrontamos un esprint sino una crisis que nos impacta a corto, medio y largo plazo”, según dijo Michel este miércoles en una entrevista con la cadena belga de televisión LN24. Aun así, el presidente del Consejo confía en que la cumbre de este jueves se abra el camino hacia un plan de revitalización de la economía cuya financiación (estatal, comunitaria y privada) podría concretarse en las próximas semanas.
Pero, como se constató en el Eurogrupo del martes, las posiciones de los socios del club europeo siguen bastante alejadas sobre los instrumentos a utilizar y sobre las condiciones que podría llevar aparejada cualquier intervención europea. Berlín y La Haya abogan por agotar el margen del presupuesto comunitario, que todavía dispone de recursos. E incluso podrían aceptar el uso de fondos ya existentes para que la Comisión emita una suerte de coronabonos que alivien la factura nacional de la crisis sanitaria.
Esa fórmula permitiría a la Comisión activar el Mecanismo europeo de Estabilización Financiera, que dispone de una capacidad de 13.200 millones de euros, y el llamado Programa de balanza de pagos, con casi 50.000 millones de potencia disponible. Esas emisiones de “eurobonos”, que cuentan con el respaldo del presupuesto de la UE, ya se utilizaron la durante crisis financiera sin que las capitales del norte se escandalizaran. Los países del sur, sin embargo, reclaman una solución más ambiciosa, como la puesta en marcha de un programa de “coronabonos” diseñados expresamente para esta crisis y con un potencial de financiación mucho más elevado que los remanentes disponibles en el presupuesto. Este miércoles, los primeros ministros y jefes de Estado de la UE de nueve países -entre ellos, España, Francia e Italia- se dirigieron a Michel para pedirle empezar a trabajar en un “instrumento de deuda común”.
A más corto plazo, se quiere establecer una red de seguridad con cargo al Mecanismo Europeo de Estabilidad (410.000 millones de euros de financiación potencial). El plan pasa por una línea de crédito de emergencia a la que podrían recurrir los países con dificultad coyuntural de financiación, aunque los halcones siguen defendiendo que ese instrumento debe usarse solo como último recurso. “¿Por qué hemos de recurrir directamente a él cuando aún no hemos agotado todos los mecanismos a nuestro alcance?”, se preguntan fuentes diplomáticas. Ningún país se encuentra de momento en esa coyuntura de necesidad. Pero las miradas apuntan a Italia como potencial destinatario de ese rescate blando.
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