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Bruselas da un toque de atención a España por la deuda, el paro y el estancamiento de la productividad

La Comisión reprende a Irlanda por su "posición exterior volátil" a causa de la actividad fiscal de las multinacionales

Lluís Pellicer
El comisario de Economía, Paolo Gentiloni.
El comisario de Economía, Paolo Gentiloni.Alessandra Tarantino (AP)

Abultados superávits por cuenta corriente en el norte y elevadas deudas públicas en el sur. Son los principales desequilibrios macroecónimicos que arrastra la UE y que llevaron a Bruselas a decidir que mantendrá en su radar a 13 países. Entre ellos está España por su elevado nivel de endeudamiento, el alto desempleo o el estancamiento de su productividad. Pero la Comisión reprendió también a Alemania y Holanda por sus prominentes saldos exteriores y a Irlanda por la volatilidad a la que queda expuesta por las ventajas fiscales a multinacionales.

A solo cuatro días del estreno del invierno, Bruselas aprobó el llamado Paquete de Otoño, integrado por varios documentos e informes que evalúan el estado de salud de la economía europea, marcan la estrategia para 2020 y proponen una política fiscal al Consejo. Sin sorpresas: en línea con las recomendaciones del Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, el Ejecutivo comunitario llamó a la prudencia a los países con elevadas deudas y a “acelerar inversiones de alta calidad” a los que cuentan con generosos colchones fiscales.

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Bruselas persiste en esa demanda desde que percibió que la economía entraba en una nueva fase, de crecimiento mucho más modesto —prevé un avance del 1,2% en 2020— y baja inflación. Sin embargo, de los exámenes país por país se desprende que los países de la UE siguen sin coordinar sus políticas fiscales: el norte no acaba de abrir la mano y el sur a duras penas puede zafarse de las elevadas deudas en las que incurrió durante la recesión.

Y aun así, no son las únicas debilidades de la UE. Bruselas mantiene en el punto de mira a 13 países por sus desequilibrios macroeconómicos, que considera que en tres casos (Grecia, Chipre e Italia) son “excesivos”. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, recordó que una de las prioridades de la Comisión es la “estabilidad” económica de Europa. Y esas “vulnerabilidades”, añadió, pueden ponerla en riesgo.

España sigue bajo la lupa. La deuda —que en 2018 se situó en el 97,6% del PIB— se reduce a un ritmo insuficiente para Bruselas, la tasa de paro sigue siendo la segunda más abultada de la UE, y la productividad está prácticamente estancada. Basándose sobre todo en esos tres aspectos, la Comisión decisió “seguir examinando la persistencia” o la solución de esos desequilibrios.

El informe de Bruselas señala que “el fuerte crecimiento económico” ha sido el principal motor para la reducción del déficit público, que el año pasado se situó en el 2,5% del PIB. Por ello, advierte de que esos desfases “persistentes” en las cuentas del sector público español se traducen en una situación en la que la deuda baja solo “de forma lenta”. De igual modo, pide más esfuerzos para rebajar la deuda del sector privado. A pesar de que se halla en el 133,5%, apenas cinco décimas por encima del límite fijado para ese examen, Bruselas ve cómo esta empieza a “crecer ligeramente” por una mayor disponibilidad de crédito.

Costes laborales

La Comisión también avisa a España de que los costes laborales nominales aumentan “de forma marginal” en un contexto en el que el crecimiento de la productividad es “cercano a cero”, cuando desde la crisis la competitividad ha mejorado gracias a las mejoras en los costes. Además, recuerda que el desempleo ha ido reduciéndose rápidamente, pero todavía es “muy alto” —solo Grecia supera a España— y está por encima de los niveles anteriores a la recesión, “en especial entre los jóvenes y los trabajadores no cualificados”.

También la posición exterior de España merece la atención de Bruselas. En este caso, su balanza por cuenta corriente ha sido positiva en los últimos años, pero su posición inversora neta internacional sigue siendo negativa de forma muy notable. También indica que el precio de la vivienda creció un 5,3%, llegando a un nivel en el que puede darse casi por finiquitada la época en la que las casas están por debajo de su valor.

Además de España, Bruselas seguirá atando corto a Bulgaria, Croacia, Francia, Alemania, Irlanda, Holanda, Portugal Rumania, Suecia, Chipre, Grecia e Italia. En el caso de Irlanda, la reprimenda llega por una posición exterior volátil, como consecuencia de las “actividades de las multinacionales” y de un gran “centro financiero offshore”, cuyas conexiones con la actividad doméstica están, en realidad, “limitadas”.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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