Más talento joven para combatir el cambio climático

Mientras los líderes mundiales se reúnen en Madrid esta semana con motivo de la Cumbre del Clima, está claro que el debate ha adquirido una nueva urgencia. Los devastadores fenómenos climáticos de este verano y, más recientemente, las inundaciones en Venecia —las más severas en los últimos 50 años— o los incendios forestales sin precedentes en Australia, han hecho saltar todas las alarmas. La COP25 también ha alcanzado una nueva dimensión, impulsada por la mayor conciencia pública y el mejor entendimiento de los beneficios asociados a la lucha contra el calentamiento global. Corresponde a los Gobiernos dar un paso decisivo en Madrid, evaluar los progresos del Acuerdo de París y planificar próximos pasos antes de la fecha límite establecida en 2020.

La conciencia pública sobre el desafío climático ha aumentado, en gran parte gracias a las actuaciones de estudiantes de todo el mundo, que no están dispuestos a sufrir las consecuencias de la falta de acción de sus mayores. Hay que felicitarles, pero también concienciarles de que pueden lograr un impacto mayor y ser parte de la solución. Es necesario que un mayor número de estudiantes se formen en áreas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas —las llamadas STEM— para que puedan desempeñar un papel activo en la lucha contra el calentamiento. Si se mantiene la tendencia actual, el bajo número alumnos que optan por esta rama dejará al sector de las renovables con un número de profesionales insuficiente para impulsar el cambio necesario.

La urgencia de acelerar la transición energética se manifestó en el último informe World Energy Outlook, elaborado anualmente por la Agencia Internacional de la Energía: “Acelerar reducción de emisiones requiere de una acción política más ambiciosa a favor de la eficiencia y las tecnologías limpias”. La necesidad de actuar con rapidez es indiscutible, pero tampoco debemos pasar por alto los beneficios que la energía limpia pueden ofrecer a la sociedad. Según KPMG, siempre que la transición energética logre un modelo de sostenibilidad realista, estos beneficios podrían traducirse en un ahorro de 352.000 millones de euros en costes sociales para 2050, salvando cuatro millones de vidas anuales gracias a la reducción de la contaminación atmosférica. Además, la energía eólica permitiría ahorrar 1.570 millones de metros cúbicos de agua en 2030. Son beneficios clave para las generaciones futuras.

La energía eólica también es un dinamizador económico. Crea empleo e ingresos para las empresas locales que participan en la construcción, operación y mantenimiento de los parques eólicos. KPMG estima que esta energía podría dar empleo al triple de personas de las que trabajan hoy en el sector, pasar de 1,1 a 3 millones; y contribuiría a la igualdad de género, en grandes empresas y comunidades rurales, ya que el sector emplea a más mujeres que otros, especialmente en trabajos de alta cualificación.

En España, un desarrollo más rápido de las renovables aumentaría el PIB en 6.000 millones de euros anuales en el período 2021-2030, y crearía 150.000 puestos de trabajo. Esto requeriría una inversión adicional, pero es obvio que un escenario de negocio con tales perspectivas resulta mucho más atractivo para los inversores. Lo que será fundamental para consolidar este escenario es el compromiso de las autoridades españolas. Es necesario garantizar un marco regulatorio estable para que estos beneficios se conviertan en una realidad.

Se han dado grandes pasos para hacer de este planeta un lugar más limpio y sostenible, pero aún queda mucho por hacer. Se estima que el riesgo ambiental ha aumentado en un 60% en los últimos 10 años, y son el cambio climático y las condiciones meteorológicas extremas las amenazas más graves. La Organización Meteorológica Mundial advirtió en septiembre de que la temperatura media mundial para el periodo 2015-2019 está a punto de convertirse en la más cálida que se haya registrado nunca.

Hay que felicitar al Gobierno de España por haber reaccionado rápido para acoger la cumbre climática. Esperemos que los líderes mundiales refuercen el Acuerdo de París para mantener el calentamiento por debajo de los dos grados, antes de la reunión del próximo año en Glasgow, donde se discutirán los objetivos a largo plazo. Nos han avisado. Los principales organismos internacionales coinciden en que la transición energética debe acelerarse para garantizar la sostenibilidad en las próximas décadas, y para ello es imprescindible incrementar el uso de las energías renovables. Necesitamos que los jóvenes den un paso adelante para convertirse en los pioneros del mañana.

Markus Tacke es consejero delegado de Siemens Gamesa