Alemania esquiva la recesión por la mínima con una subida del PIB en el tercer trimestre
El empuje del consumo interno y la construcción contrarrestan el impacto de las tensiones comerciales y el Brexit
Las temidas predicciones no se han cumplido. Alemania, la locomotora europea, ha esquivado la recesión técnica por la mínima, según reflejan los datos publicados este jueves. El PIB alemán creció un 0,1% en el tercer trimestre del año, según ha publicado la Oficina Federal de Estadística alemana. El PIB germano cayó un 0,2% en el segundo trimestre del año, según la cifra revisada, abriendo la puerta a la recesión, definida como dos trimestres consecutivos de contracción.
El consumo interno impulsa el mínimo crecimiento registrado, según los datos preliminares. Las exportaciones crecieron, mientras que las importaciones se mantuvieron estables respecto al trimestre anterior. El Ministerio de Economía indicó que la producción industrial sigue cayendo, pero la construcción y la expansión de los servicios registran niveles altos. Advirtió además de una ligera ralentización en la creación de empleo debido a la situación económica.
"La economía mejoró ligeramente en el tercer trimestre, pero el crecimiento sigue siendo débil", indicó el ministerio en un comunicado. Consideran que "los indicadores no apuntan todavía a una recuperación económica", pero sí detectan en Berlín "los primeros síntomas eperanzadores". El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, se mostró el jueves "cautelosamente optimista" ante los nuevos datos y previó que tendrán un crecimiento mayor el año que viene.
Las cifras de este jueves rebajan la presión sobre el Gobierno de la canciller, Angela Merkel, al que tanto desde fuera como desde dentro de Alemania se le pide relajar el rigor presupuestario y aprobar planes de estímulo fiscal. "Después de diez años de un crecimiento económico casi imparable, un periodo breve de estancamiento no es una gran crisis", analizó Carsten Brzeski, economista jefe de ING. "Esto explica también la resistencia o al menos las dudas del Gobierno alemán para aprobar estímulos fiscales a largo plazo. Los datos del PIB de hoy contribuirán poco a cambiar la posición del Gobierno", añadió Brzeski.
El enfriamiento alemán se produce tras una década de crecimiento prácticamente ininterrumpido en la primera economía europea. Las turbulencias globales han ralentizado una economía enfocada a la exportación y por lo tanto muy vulnerable a las sacudidas más allá de sus fronteras. El Brexit, la guerra comercial, el enfriamiento chino y la transformación del sector del automóvil son algunas de las causas de la desaceleración alemana. El panel de economistas que asesora el Gobierno alemán indicó la semana pasada en su informe anual que el periodo de crecimiento había llegado a su fin, pero descartó, sin embargo, una recesión "amplia y profunda", debido en parte a la fortaleza de la economía doméstica.
Shekhar Aiyar, jefe de misión del FMI en Alemania indicó que “la demanda interna resiste, apoyada por un mercado laboral sólido”. Pero también consideró que “los riesgos, incluidas las tensiones comerciales y la posibilidad de un Brexit duro siguen siendo considerables”.
Stefan Schneider, economista jefe para Alemania de Deutsche Bank apunta a que "la caída del 0,2% en el segundo trimestre es mayor de la inicialmente prevista [0,1%]" y advierte de que a pesar de evitar la recesión técnica, "amplios sectores de la industria orientada a la exportación se encuentran en recesión". Destacó además que hay mejores expectativas para las empresas respecto a los pedidos desde el exterior, pero alertó de que "las incertidumbres en la política comercial ejercen un impacto en la inversión" y que la evolución "depende de cómo evolucionen los conflictos comerciales globales".
El instituto Ifo de Múnich considera que la economía alemana se ha estabilizado en el tercer trimestre. "La industria ha sido el principal contribuyente. A pesar de que se encuentra todavía en recesión, el ritmo de la caída de la producción se ha ralentizado", indicó Timo Wollmershäuser, al frente del departamento de investigación económica.
Wollmershäuser destacó la subida del consumo, gracias a una mejoría registrada en los hogares alemanes. "Ha habido una considerable subida de los salarios, las pensiones y las ayudas por hijos a mediados de año. Además, los tipos de interés de las hipotecas bajaron y los créditos a la vivienda subieron", detalló Wollmershäuser.
Superávit comercial
La producción industrial registró en septiembre en Alemania una caída del 0,6% mensual, según las cifras del Ministerio de Economía publicadas la pasada semana. Otros indicadores publicados recientemente indican que las exportaciones alemanas crecieron un 1,5% en septiembre respecto al mismo mes del año anterior, según la oficina de estadística, lo que supone la mayor subida en casi dos años. Alemania volvió a registrar además un superávit comercial de 19.200 millones de euros.
Los pedidos industriales también crecieron en septiembre más de lo previsto, un 1,3% debido a la fuerte demanda interna. El crecimiento de la venta al exterior se registró sobre todo en las compras de otros países europeos y de Estados Unidos. Las ventas a China, sin embargo, cayeron. La presión exterior sobre las exportaciones contrasta con una economía doméstica en la que el consumo interno sigue siendo fuerte, en un país que registra cifras récord de empleo.
Junto con las exportaciones, el futuro del sector del automóvil es otra de las fuentes de incertidumbre de la economía alemana. Los nubarrones económicos en el exterior coinciden con una fase de reestructuración del sector automovilístico, que ha tenido que adaptarse a la nueva regulación de emisiones, pero que, sobre todo, se enfrenta a cambios radicales con vistas a la electromovilidad.
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