Funcas rebaja al 1,9% su previsión de crecimiento del PIB para 2019 y apunta a un “final de ciclo, no a una recesión”
La economía española crecerá en 2020 un 1,5%, cinco décimas menos de lo anteriormente previsto
La ralentización de la economía se agudiza. El servicio de estudios de Funcas, que pertenece a las antiguas cajas de ahorros, ha realizado un fuerte ajuste a la baja de sus previsiones de crecimiento para la economía española. Este año, el producto interior bruto (PIB) crecerá un 1,9%, tres décimas menos de lo previsto anteriormente. Y en 2020 la actividad avanzará un 1,5%, cinco décimas por debajo del pronóstico precedente. "El impulso de la demanda interna ha disminuido y el empleo aumenta con menor intensidad. Los datos apuntan a un final de ciclo, no a una recesión", ha explicado el director general de Funcas, Carlos Ocaña.
Pese al deterioro de la coyuntura, se creará medio millón de puestos de trabajo en los próximos dos años —la mitad que durante los últimos años de recuperación, cuando se generaban unos 500.000 en un solo ejercicio—. De esta forma, la tasa de paro seguirá descendiendo, desde el actual 14,1% al 12,2% a finales de 2021.
Por otra parte, Funcas ha alertado de que se frenará la corrección del agujero presupuestario en las cuentas de las Administraciones. Este año, el déficit público cerrará en el 2,4% del PIB, solo una décima menos que el año pasado. En el horizonte de proyecciones —que incluye hasta 2021—, no bajará del 2% del PIB. Y apenas disminuirá el endeudamiento. "Se abandona la senda de reducción de déficit, y esto en un país con una deuda cercana al 100% del PIB es un problema preocupante", ha señalado Ocaña. El Banco de España también prevé ese 2,4% para este año. El Gobierno insiste en que se cerrará en torno al 2%.
En todo caso, Ocaña ha querido puntualizar que la ralentización de la economía ya venía produciéndose desde el año anterior y que dos tercios de la corrección se deben a la revisión de las cifras que ha hecho recientemente el Instituto Nacional de Estadística. "Aunque hay riesgos importantes, los indicadores apuntan a un crecimiento significativamente menor en los próximos trimestres, pero no a una recesión", ha insistido Ocaña. Según sus previsiones, el consumo de los hogares crecerá la mitad. También la inversión. A pesar del enfriamiento global, el sector exterior tendrá una aportación positiva.
Para Ocaña, la situación no es comparable con la de 2008. "Los fundamentos son mejores", ha dicho. Los desequilibrios financieros son más reducidos: la deuda privada es menor y el sistema financiero está más saneado y menos expuesto al ladrillo. Otra fortaleza radica en que se mantiene el saldo positivo con el exterior —es decir, no se precisa más financiación de fuera—, una variable que siguen mucho los mercados. Además, se seguirá creando empleo pese a que se crezca por debajo del 2%, la cifra que históricamente se necesitaba para ello. "Esto se debe a cambios estructurales en el mercado laboral, no solo en España, a los que han contribuido el cambio tecnológico y las nuevas fórmulas de contratación como el tiempo parcial", ha afirmado el director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres.
Sin embargo, el servicio de estudios ha subrayado que la incertidumbre internacional no es lo único que está pesando. Además, la parálisis política está teniendo un coste para la economía española. "La menor inversión, consumo y empleo no solo reflejan el deterioro exterior. También la incertidumbre interna por la ausencia de Gobierno. Se necesita una política económica activa para atender una situación de cambio de ciclo. La falta de acción no es inocua", ha recalcado Ocaña.
Por primera vez desde 2009, el comercio internacional se ha desplomado. Y, según explican los analistas de Funcas, esta situación afecta más a la industria que a los servicios. La primera está en fase de contracción y la segunda crece —algo menos pero crece—. Además, los hogares han empezado a recomponer su ahorro tras una caída importante durante la recuperación. En definitiva, la inercia es todavía positiva pero cada vez menor.
Estas previsiones se basan en la hipótesis de que continuarán las guerras comerciales, con una evolución de los intercambios comerciales reducida. Pero aún así esperan que haya una cierta recuperación en Alemania conforme se empiece allí a aumentar algo el gasto público. Por último, se prevé que el sector del automóvil deje de caer y toque fondo.
Torres ha destacado que España mantendrá un crecimiento superior al de la zona euro a pesar de la acusada desaceleración. Aunque probablemente recorte sus previsiones, el BCE proyecta que la zona euro sumará un 1,1% este año y un 1,2% el siguiente.
Funcas admite, no obstante, que existe una elevada incertidumbre en torno a estos supuestos debido a un escenario plagado de riesgos al alza. Aunque esperan que el Reino Unido abandone la UE en un proceso prolongado sin ruptura total, todavía cabe la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. Por dar una idea, han indicado que, según sus estimaciones preliminares, un incidente aislado como la quiebra de Thomas Cook ya ha podido restar unas centésimas de PIB a España. Existe, además, el peligro de que se intensifique la guerra arancelaria o que se produzca un fin de ciclo abrupto en Estados Unidos. Y si el empeoramiento fuera a más, el margen presupuestario del Estado es muy reducido, han resaltado.
Dicho esto, los economistas de Funcas también ven oportunidades de mejora: si se forma un Gobierno estable y se adoptan reformas, las expectativas podrían reforzarse. Sigue ayudando mucho una política monetaria con tipos de interés ultrabajos. Y la nueva Comisión Europea podría aprovechar este contexto de desaceleración para avanzar en la unión bancaria y en la creación de un instrumento fiscal anticíclico.
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