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Si quiere saber de gestión, fíjese en los cruceros

Estos buques, con 5.000 clientes y hasta 2.000 tripulantes, ponen a prueba cualquier liderazgo. El margen de error es bajo hasta llegar a puerto

Crucero Monarch de la empresa Pullmantur en la ruta Antillas y Caribe Sur.
Crucero Monarch de la empresa Pullmantur en la ruta Antillas y Caribe Sur.Ricardo Maldonado (EFE (Archivo))

El desafío es tan grande como fuerte la competencia. Generar la mejor experiencia a una media de 5.000 clientes por buque es la expectativa de cada crucero que estos días surcan la mar. Sus valoraciones, me gusta o stories en Instagram son decisivas para que los futuros clientes se decidan. Esta aventura implica a más de 2.000 tripulantes y a su capitán, quien debe coordinar con total precisión cada movimiento del buque, la carga y los pasajeros, para llevarlos a buen puerto, tras siete días de diversión a bordo de estas auténticas ciudades flotantes.

La gestión en el mar es otra historia. Requiere de procedimientos que no admitan margen de error y soluciones inmediatas para crisis o imprevistos. Como la que recuerda el capitán de la Marina Mercante Julio Louro: “Ya embarcados y antes de zarpar, comenzaron a salir extrañas burbujas del agua… ¡eran unos individuos colocando paquetes de droga bajo el barco!

Liderar una tripulación es un examen diario. Armonizar su diversidad, organizar los equipos de trabajo, controlar diarios y registros de navegación son solo algunas de las tareas del capitán. Y la más importante: supervisar la seguridad a bordo. “Somos más que un alto ejecutivo o un presidente”, asegura Louro. “En la mar, un capitán de barco lo es todo”, añade.

Así, durante la semana de media que dura un crucero, cada movimiento de la tripulación está alineado con la estrategia diseñada por el máximo responsable a bordo, el capitán, quien tiene la última palabra así como el respaldo del armador para aplicar sus decisiones, a veces controvertidas, para asegurar el éxito de la empresa. Coordinar una tripulación que ronda de los 600 a 2.200 miembros, según el tamaño del barco, no es tarea sencilla. “Depende mucho del estilo de mando de cada capitán. En mi carrera siempre he optado por el equipo, pero hay quien ejerce un liderazgo autocrático y, de ahí, la comentada soledad del capitán”, subraya Louro.

Una larga carrera

La capitana Alcira Salgado recuerda la dureza del medio. “La mar es muy vocacional, es dura y no todo el mundo es apto para trabajar en un barco. La exigencia es especialmente elevada en los profesionales de mayor rango por la enorme responsabilidad que acarrean”. Para trabajar como oficial de puente es necesario el grado en Náutica y Transporte Marítimo. Además, han de aportar prácticas en buque de 12 meses para oficial de puente de segunda y de 24 meses si es de primera. Con estos dos años de horas de mar y el máster en Náutica y Transporte Marítimo, se alcanza el rango de capitán. Para ser jefe de máquinas habrá que cursar el grado en Tecnologías Marinas y máster en Ingeniería Marina.

Para hacerse a la mar, y formar parte de este equipo, que navega ocho meses, y descansa cuatro, existen dos requisitos indispensables para toda la tripulación: poseer la libreta de navegación y hablar inglés. “Para tramitar la libreta se requiere aprobar un curso básico en primeros auxilios y seguridad marítima, que se imparte en los centros homologados de la Marina Mercante”, apunta Alcira Salgado, capitán de barco y profesora en la Escuela de Náutica de A Coruña. Una vez tramitada la libreta, hay que pasar un reconocimiento médico y, dependiendo de la compañía, pasar una entrevista en inglés. Richard Vogel, presidente y consejero delegado de Pullmantur Cruceros, destaca que algunos tripulantes tienen que estar acreditados con una formación extra, “definida por lo que llamamos emergency role onboard, para que en el caso de evacuación, pongan en marcha una función clave especialmente asignada”.

Los barcos, vistos como empresas flotantes, con una plantilla sujeta a los diferentes convenios colectivos de cada compañía, están estructurados en tres departamentos: puente o cubierta (capitán y oficiales, contramaestre y marineros), máquinas (jefe, oficiales de máquinas, mecánicos…) y fonda u hotel (maîtres, cocineros, jefes de sala, camareros, animadores…), y es labor del capitán procurar un excelente ambiente laboral. “Son empresas a bordo donde el compañerismo, la comunicación, la flexibilidad, la confianza y el trabajo en equipo han de funcionar a la perfección porque tenemos una responsabilidad con el pasaje”, apunta Louro.

“El que quiera trabajar como tripulante ha que comprender cuál es su contribución para la satisfacción del cliente”, destaca el presidente de Pullmantur Cruceros. Tener la mente abierta y ser tolerante y respetuoso frente a la diversidad. “En determinados puestos es fundamental la empatía, el autocontrol, la comunicación y vocación de servicio y, para todos, saber sonreír. Por otro lado, y debido a la propia naturaleza del trabajo, aconsejo a la tripulación buscar momentos de desconexión”, agrega.

Y es que navegar y que todo funcione es una conquista diaria si tenemos en cuenta que el grueso de los oficiales, contramaestre, marineros o mozos proceden en su mayoría de culturas distintas. Profesionalidad, disciplina y respeto son pilares de estas posiciones. “La reputación de cada tripulante es decisiva dentro de las compañías que integran el sector, donde existe una muy interesante oferta de empleo con salarios elevados”, asegura Santiago Ciriza, asesor jurídico del Colegio de Oficiales de la Marina Mercante Española.

El sector de los cruceros avanza con una previsión a nivel mundial de más de 30 millones de pasajeros para 2019, según la Cruise Lines International Association. Una cifra que se repartirá, sobre todo, entre las cinco compañías que copan el 90% de este negocio, que mueve 134.000 millones de dólares en todo el mundo, genera 1,1 millones de empleos y 45.000 millones de dólares en sueldos, según esta misma agencia. España, por su parte, es el segundo país receptor y el cuarto emisor de Europa con 1.481 millones de euros de contribución económica directa y genera más de 31.000 puestos de trabajo (2015).

Para el presidente de Pullmantur Cruceros estamos ante “un sector vivo, en movimiento, donde las navieras buscamos crecer y consolidar esta opción vacacional para volver a alcanzar la mítica cifra de los 700.000 pasajeros de 2011”. Un sector que a día de hoy no cubre muchas de las posiciones que genera a pesar de sus altas remuneraciones. Lo que para Santiago Ciriza se debe a varios factores, entre ellos “la exigencia de una formación de alto nivel, unas prácticas de uno o dos años en la mar y, sobre todo, a que las tripulaciones pasan muchos meses alejadas de sus familias”.

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