La sequía pone a dieta al ganado ecológico
Andalucía aliviará el malestar del sector al dejar que los animales ‘eco’ puedan comer materias primas convencionales
Más de 120 días. Es el tiempo que en muchos puntos de España llevan esperando que llueva. La sequía golpea con fuerza al campo. Esta semana, la Junta de Andalucía aprobará una normativa para que el ganado ecológico pueda alimentarse de materias primas convencionales, aliviando el malestar de los ganaderos de Andalucía, donde se produce casi el 70% de la carne ecológica nacional. Extremadura ya aprobó esta medida excepcional en julio, y Castilla-La Mancha podría hacer lo mismo. Los que se acojan a esta medida podrán comercializar como ecológica la carne durante su periodo de aplicación siempre que nutran a sus animales con alimentos que figuren en el reglamento europeo sobre producción ecológica y que no contengan disolventes químicos o que no hayan sido modificados genéticamente –o derivados de ellos–.
La producción de pastos y forraje este año es mínima por la falta de lluvias
“En cuatro meses no ha llovido nada”, lamenta Isabelo Mora, un ganadero de 45 años de la Puebla de Guzmán (Huelva), un pueblo de la comarca de El Andévalo que subsiste por la ganadería extensiva. Todos los meses, desde 2001 Mora mide la cantidad de agua que cae en su finca. Este año, no ha captado una gota desde el 19 de abril. Allí, el agua de los pantanetes y pozos es historia. Otras regiones de Andalucía sufren lo mismo: Sierra Morena, la Sierra de Cádiz, La Campiña sevillana o Los Pedroches.
Este déficit hídrico ha provocado que la producción de pastos y forrajes sea este año mínima. La paja y el heno, junto con el pienso no elaborado, son los únicos alimentos de ganados como el ecológico, cuyos ganaderos tienen serios problemas para alimentarlo. “El campo ha dado poca paja este año. Los ganaderos están pasándolas canutas”, asegura Emilio Navarro, gerente de una empresa comercializadora de grano ecológico.
Andalucía es la región que más carne ecológica produce y la que mayor superficie ganadera sostenible alberga. Según un informe de 2018 del Ministerio de Agricultura, las 667.470 cabezas de ganado andaluzas produjeron 17.814 toneladas de carne ecológica. Esta cantidad supone un 67% de la producción sostenible de España, lo que le retribuyó 14.000 millones de euros, según UPA.
Este año, sin embargo, la escasa producción de alimentos ecológicos con los que nutrir al ganado ha disparado hasta el doble los precios. “Hace un año, una alpaca de paja estaba en los 2,50 euros, y ahora está en cinco”, explica Cristina Eduardo, propietaria de un millar de cabezas de ganado ovino y caprino ecológicos. Otros de los cultivos de los que se alimenta este ganado es de los herbáceos de secano, que esta campaña han registrado una caída media de un 30%. “El precio del grano es desorbitado”, reprueba Eduardo.
“Los ganaderos están pasándolas canutas”, dice una empresa de grano
Ante este delicado panorama, y tras la petición de las organizaciones del sector Coag, UPA y Asaja, la Junta ha autorizado de manera excepcional el empleo de alimentos no ecológicos para la alimentación del ganado ecológico al amparo de la norma europea, que permite “de manera excepcional” alimentar a los animales ecológicos con alimentos convencionales o no ecológicos debido a situaciones climatológicas adversas. “Nos da un respiro a los ganaderos. Los animales necesitaban comer”, celebra Antonio Rodríguez, secretario provincial de Coag Málaga y ganadero.
La principal motivación de esta medida es “la protección del bienestar del animal”. Así se lee en el último de los borradores de la orden, al que ha tenido acceso EL PAÍS. La normativa, que entrará en vigor esta semana, ya se aprobó el pasado año en Andalucía por circunstancias similares pero finalmente no se ejecutó, ya que llovía antes de su entrada en vigor. La vigencia en este caso irá hasta el próximo 30 de noviembre, “pudiendo quedar suspendida en el caso de que remita la situación de sequía”, dice el texto.
Durante los meses que dure la autorización excepcional, la Junta ha anunciado que "no se incluirá restricción alguna en la comercialización de los productos derivados del ganado alimentado de acuerdo con la excepción". Esta limitación si figuraba en el primer borrador, donde se recogía que se impedía la venta de lo producido a los ganaderos ecológicos que se atuvieran a la medida para evitar "ventajas competitivas".
Eso sí, la excepción incluye que para ser comercializados y etiquetados estos productos como ecológicos, "las materias primas de origen agrícola no ecológico que podrán utilizarse únicamente serán las que figuran en la lista de materias primas para la alimentación animal del Reglamento (CE) 889/2008, y siempre que se produzcan o preparen sin utilizar disolventes químicos y que no contengan organismos modificados genéticamente o productos derivados de ellos".
A la búsqueda de opciones para dar de beber
La sequía es seria. En Andalucía, los embalses están en un 45,9% de su capacidad, casi un tercio menos de agua acumulada que hace un año. Ante esta grave situación, los ganaderos andaluces buscan estrategias alternativas para dar de beber a los animales, algo prioritario. “Puedes no darles de comer, pero tienen que beber, porque se morirían de lo contrario”, dice el ganadero Isabelo Mora.
Entre las formas no convencionales, destacan las cubas o camiones cisternas de 10.000 litros que son alquilados por los propietarios de las explotaciones. El precio de cada surtidor ronda los 50 euros. Pero no es la única opción. Muchos productores pecuarios rellenan depósitos de agua de 500 litros en sus propias casas y los transportan con remolques a sus fincas. “Llevo pagando 200 euros de agua seis meses seguidos”, lamenta la ganadera Cristina Eduardo.
Otros se aventuran a extraer agua de pantanos públicos pese a carecer de licencia para ello. “Más de una vez me ha parado la policía y he tenido que pedirles que no me multen, que mis animales necesitan este agua”, relata el ganadero Juan Agustiño. Además, una treintena de municipios ha solicitado usar los camiones de bomberos para rellenar ciertos pantanos de la región, algo que por el momento las administraciones declinan.
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