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Comienza el pulso para liderar el FMI y Europa quiere conservar la silla

La UE baraja cuatro posibles candidatos para una institución clave que debe velar por la multilateralidad y la cooperación económica mundial

Sede del FMI en Washington.
Sede del FMI en Washington.STEPHEN JAFFE (GETTY)
Lluís Pellicer

Hace tres cuartos de siglo, los delegados de 44 países rubricaban en un hotel cercano al monte Washington (EE UU) un nuevo sistema económico mundial basado en pactos e instituciones multilaterales. En los acuerdos que salieron del apacible entorno de Bretton Woods no había cláusula alguna que reservara los mandos de los organismos que alumbró a ninguna nacionalidad. Pero en sus 75 años de historia, un europeo siempre ha estado al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y un estadounidense a la cabeza del Banco Mundial.

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La Unión Europea se aferra a ese sillón. Y la carrera para buscar al relevo de Christine Lagarde, que el 1 de noviembre tomará las riendas del Banco Central Europeo (BCE), ha empezado. En las capitales circulan por ahora cuatro nombres para llevar a Washington, donde pronto arrancará la selección. Son la ministra de Economía española, Nadia Calviño; su homólogo portugués y jefe del Eurogrupo, Mário Centeno; el exministro holandés y expresidente del grupo de países del euro, Jeroen Dijsselbloem, y el gobernador del Banco de Finlandia, el finlandés Olli Rehn.

Los países de la UE reivindican ese cargo apelando al espíritu de Bretton Woods, que va desvaneciéndose al otro lado del Atlántico a golpe de retórica nacionalista, políticas proteccionistas y el riesgo de bloqueo de la OMC. Ante ese clima adverso, la UE considera clave que un europeo esté al frente del FMI. “Es muy importante dadas las tensiones geopolíticas y comerciales que observamos hoy. Europa se mantiene firme en el multilateralismo”, aseguró Centeno tras el último Eurogrupo, que acordó acelerar la búsqueda de un candidato de consenso.

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El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, será el encargado de buscar un acuerdo entre las capitales. A finales de mes, Europa debe tener su aspirante. “Necesitamos hallar un consenso y no entrar en una guerra abierta”, advierte Karel Lanno, consejero ejecutivo del think tank CEPS.

Le Maire ya abordó esos cuatro nombres con sus homólogos de Reino Unido, Italia y Alemania en la reunión ministerial del G-7 de esta semana en Chantilly (Francia), según explican varias fuentes conocedoras de esas conversaciones. Las mismas fuentes sostienen que esa lista oficiosa no está todavía cerrada, por lo que no descartan que pueda aparecer algún tapado. “Europa debe poder presentar un candidato muy fuerte, que tenga tanto capacidades técnicas como institucionales o diplomáticas”, advierte el investigador del think tank Bruegel Grégory Claeys. El elegido deberá llevar una institución cuyo primer socio (EE UU) quiere socavar el actual orden multilateral y que deberá lidiar con un mundo agitado que afronta una desaceleración económica con la lupa en Argentina o Turquía.

El FMI ha tenido hasta hoy 11 directores gerentes, todos con pasaporte europeo. Pero fuentes diplomáticas admiten que entre los socios de la UE hay preocupación por la posibilidad de que esa regla no escrita pueda quedar enterrada. El mundo de hoy ya no es el de 1944. Otras grandes economías reclaman tener acceso a las parcelas de poder que se se han reservado EE UU y Europa. Antes de la elección de Lagarde en 2011, los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en un insólito comunicado conjunto instaron a ambas potencias a abandonar esa “obsoleta convención no escrita” porque, a su juicio, “resta legitimidad al Fondo”.

Europa se resiste a dejar un organismo crucial ante el auge del proteccionismo

El debate se ha reabierto en Reino Unido. El presidente del comité de Asuntos Exteriores del Parlamento británico, el conservador Tom Tugendhat, remitió el pasado viernes una carta al jefe de la diplomacia de su país, Jeremy Hunt, en la que le preguntaba si apoyaría a un candidato de otro país. En la misiva, consideraba que “es el momento” de que el “liderazgo” del FMI se abra más allá de Europa para garantizar su “sostenibilidad a largo plazo” y le sugería apoyar a un candidato de India o de la Commonwealth.

Uno de los nombres que se barajan para suceder a Lagarde, de hecho, es el del académico y exgobernador del Banco Central de India Raghuram Rajan. “Es mejor que haya alguien al frente que comparta los valores del multilateralismo, y Europa los mantiene. Pero no estoy seguro de que el director gerente deba ser necesariamente europeo. Puede haber gente en otros países que crea en la cooperación entre países o en su coordinación, si es necesario, y que también comparta esos valores”, sostiene Claeys. A la UE tampoco le ayuda el hecho de que los cuatro últimos directores gerentes hayan abandonado el FMI antes de que venciera su mandato ya sea por motivos personales (Rodrigo Rato), escándalos (Dominique Strauss-Kahn) o para acceder a otras responsabilidades (Horst Köhler o Christine Lagarde).

Nombre de consenso

Pero Europa se resiste a ceder el sillón. Por ello, fuentes comunitarias sostienen que quieren blindarse con un nombre respaldado por todos los países y con un currículum intachable. Fuentes diplomáticas explicaron que algunos países incluso quieren un candidato aceptable también para Estados Unidos (que tiene el 16,52% de los votos) y Japón (6,15%) para asegurarse la mayoría. Aunque los países de la UE ejercen su derecho de sufragio de forma separada o en grupos de Estados, suman el 28,75% de los votos.

Al principio se barajó el nombre de Mark Carney como gran apuesta europea. El gobernador del Banco de Inglaterra tiene experiencia en el sector privado y público y también lideró el Banco Central de Canadá, su país de nacimiento. El economista tiene pasaporte británico e irlandés, pero fuentes comunitarias dicen que esa opción perdió fuelle en Chantilly. Por ahora, hay cuatro aspirantes en la parrilla de salida, cuyos apoyos deberá calibrar Le Maire. Dijsselbloem y Rehn tienen una amplia trayectoria, pero fuentes diplomáticas sostienen que ambos provocan rechazo en el sur. Calviño y Centeno son su contrapunto. La ministra española cuenta con una buena reputación en Bruselas y ha sido una firme defensora del “crecimiento inclusivo” que el FMI quiere imprimir a su actuación, mientras que Centeno ha tenido visibilidad como jefe del Eurogrupo y ha enderezado las finanzas de portuguesas después del rescate.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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