Muy pacificos, pero armados hasta los dientes

Cada dos por tres, la sociedad estadounidense se levanta convulsionada por una nueva tragedia ocurrida en alguno de sus colegios, iglesias o grandes superficies. Algún exalumno transtornado, un antiguo trabajador despechado o simplemente una persona con las facultades alteradas se ha liado a tiros dejando tras de sí un reguero de sangre y dolor. Como el sucedido en un centro comercial de El Paso.

Y cada cierto tiempo se abre el debate sobre la facilidad de poseer y adquirir armas de fuego. Allí cualquier persona mayor de edad y sin antecedentes graves puede entrar en una armería y comprarse media tienda si quiere. No obstante, hay más armas en el mercado que habitantes tiene este inmenso país. Más de 300 millones de armas de diferentes calibres circulan libremente por sus calles. Y es que en ocasiones es más fácil conseguir el último rifle semiautomático de tecnología láser con mirilla inteligente que cualquier sencillito juego lanzado para la PlayStation 4.

Cada vez más la sociedad civil rechaza la desregulación que existe en el país sobre el tema y pide unas leyes que endurezcan los requisitos para tener y portar armas. Por el contrario, las asociaciones proarmas americanas como la Asociación del Rifle tienen todavía demasiado poder como para influir en las decisiones que se toman desde Washington y detener todo intento de revertir la situación.

Las ONG luchan como pueden contra estos grupos de presión todopoderosos, con poco éxito. La publicidad es una de las pocas "armas" que usan para llamar la atención sobre el asunto. La polémica ya se inició en la década de los ochenta del siglo anterior. Poco después del asesinato de John Lennon a manos de Mark David Chapman, la ONG Handgun Control sacaba este anuncio mostrando la crueldad de los fríos números.

Las escuelas son trágicos escenarios de conflictos no resueltos que se saldan a tiros indiscriminados. La ONG Sandy Hook Promise intenta transmitir que antes de llegar a un punto sin retorno hay que estar atentos a los detalles que nos hagan sospechar.

PBZA Sandy Hook

Otra de las asociaciones más beligerantes en la lucha contra las armas de fuego es Moms Demand Action. En sus campañas ponen de manifiesto las incongruencias de una sociedad que permite verdaderos comportamientos aberrantes mientras censuran con dureza actuaciones de lo más inocente incluso en los más pequeños. Si no lo crees, atento al siguiente anuncio.

Aparte de la lucha entre bandas y todo tipo de acciones policiales o delictivas que suceden en la vía pública, hay otro tipo de sucesos con armas que suceden dentro de los domicilios. Es lo que se conoce como family fire y que tiene que ver con los disparos accidentales que se producen por un arma almacenada incorrectamente. Sería lógico pensar que estos accidentes suceden muy raramente, pero no, la realidad dice que suceden a diario, Mueren ocho personas al día en Estados Unidos a causa de estas manipulaciones incorrectas. La ONG Ad Council intentó concienciar a la gente a través de esta gráfica.

Otra vertiente en la lucha contra las armas de fuego son las armas falsas, esto es, las imitaciones que se venden en cualquier deli americano y que aunque no maten físicamente pueden causar graves trastornos a las personas que las sufren La Gun Control Network Imitation Gun Awareness lleva mucho tiempo denunciando estas réplicas y pone claros ejemplos de ello.

Ya fuera de las fronteras de EE UU, miles de organizaciones luchan por un mundo sin armas. Es el caso de la ONG Gesellschaft für bedrohte Völker, que pone de manifiesto que cada 43 segundos muere un a persona en el mundo por obra y gracia de portadores de estos artefactos

La lástima es que mientras la mayoría de la sociedad mundial (no aplicable a los ciudadanos estadounidenses) lucha por un mundo libre de cacharros para matar, los lobies americanos a favor de las armas como la NRA (Asociación Nacional del Rifle) siguen bombardeando con sus ideas rancias, en las que todo cabe, incluso usar a niños blancos y rubios para empezar su evangelización desde el primer momento.

¡Qué Dios les pille confesados!