Tipos negativos
Con la economía europea con un crecimiento tan débil y la recesión próxima en Estados Unidos sería un suicidio subir los tipos de interés
Antonio Torrero en su libro Los economistas y la crisis financiera aporta luz sobre el debate de política monetaria actual en Europa. Torrero es el economista español que más y mejor ha estudiado las crisis financieras y especialmente la crisis japonesa. Su visión es muy escéptica sobre los excesos de la política monetaria europea y piensa que algún día lo acabaremos pagando.
En 2012 el euro estaba en riesgo y muchos aplaudimos la política heterodoxa de Mario Draghi y la crítica fue que había llegado tarde. En 2015 también apoyamos las compras de deuda. Pero los mismos que apoyamos las políticas heterodoxas cuestionamos ya entonces la idoneidad de mantener los tipos negativos de la facilidad de depósito. Los bancos no pueden poner tipos negativos a sus clientes ya que de lo contrario dejarían billetes en el cajón y se acabaría con el sistema que inventaron los judíos españoles en el siglo XIII cuando captaban depósitos y daban créditos en una banca fuera de las murallas de las ciudades.
Pero si un banco ahorra tiene que dejar su dinero en el mercado interbancario al -0,40%. O sea el ahorrador tiene que pagar al que se endeuda un 0,40%. Los judíos españoles de la edad media habrían pensado que estamos locos. Los fondos de inversión tampoco pueden dejar dinero en el cajón y tienen que invertir en activos. Casi toda la deuda pública alemana cotiza a tipos negativos. Y en deuda española para tener rentabilidad positiva hay que comprar un bono de deuda pública con vencimiento superior a seis años. Y si quieres rentabilidad positiva tienes que comprar deuda italiana o griega y asumir riesgo de impago.
La política monetaria está distorsionando la asunción de riesgo de los inversores y de nuevo vuelve provocar inestabilidad financiera, como nos enseñó el economista estadounidense Hyman Minsky. La Reserva Federal (Fed) ha subido los tipos de interéres al 2,5%, por encima de la inflación, y ha reducido su balance en 700.000 millones de dólares. El BCE ha aumentado su balance desde 2015 en dos billones de euros.
El BCE ha asumido la responsabilidad de la supervisión financiera y debería haber aprendido, tras la peor crisis en ochenta años, el elevado coste social que genera la inestabilidad. Que mantengan tipos negativos provocando pérdidas millonarias a los bancos para generar inestabilidad financiera y forzar a que vuelvan a financiar burbujas y a dar créditos a quien no los pueden pagar es muy preocupante.
Que además nieguen públicamente que los tipos negativos de la facilidad de depósitos provocan millonarias pérdidas al sistema bancario puede ser por ignorancia, cinismo o negación de la realidad y las tres son aún más preocupantes.
Con la economía europea con un crecimiento tan débil y la recesión próxima en Estados Unidos sería un suicidio subir los tipos de interés. Pero, como ha advertido Oliver Blanchard, Europa debe asumir los límites de la política monetaria y usar directamente la política fiscal. Muchos países no tienen margen y debería ser un plan de estímulo europeo. Pero en el último Eurogrupo han acordado un presupuesto conjunto de la zona euro con cero euros asignados. Es lo que hay.
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