Los Hidalgo, dueños y señores de las vicisitudes de Air Europa y Halcón Viajes
La salida del último director general de Globalia evidencia que al grupo turístico se le atraganta la profesionalización de su gestión y sigue gobernado por patrones familiares
A Globalia los directivos no le duran ni un telediario. El conglomerado turístico de la familia Hidalgo se ha planteado profesionalizar su gestión varias veces sin éxito. Cuesta el encaje de los profesionales en su cultura. El último director general, Juan Arrizabalaga, apenas ha permanecido en el cargo seis meses. El anterior, Pedro Serrahima, no estuvo ni un año, y eso que conocía bien al consejero delegado, Javier Hidalgo, tanto en el plano laboral como en el personal. Ellos son las cabezas visibles de una desbandada que también afecta a los responsables de estrategia, de las agencias de viajes, sistemas, etcétera.
El problema es que Globalia es una gran empresa gestionada como una pyme, indican fuentes próximas a la organización, donde gestión y propiedad están inseparablemente unidas, reina la política del palo y la zanahoria entre el personal y la falta de protocolos organizativos. Es una empresa chapada a la antigua. El fundador, Juan José Hidalgo, ha dado paso a su hijo Javier, que en su día abandonó el grupo familiar comprándole su operador de telefonía móvil, Pepephone. Mientras su hermana, María José, se quedaba al frente del buque insignia: Air Europa. Aunque el padre y máximo propietario (con cerca del 52% del capital) sigue el negocio, en la última junta a través de una conference call, es Javier Hidalgo quien tiene el poder en una compañía que su creador, al teléfono desde República Dominicana, tilda de “muy complicada porque la he hecho a mi manera”. Por eso a los dos últimos directores generales “se les hizo muy grande”, según Juan José Hidalgo, que asegura que ahora pondrán en ese puesto a Miguel Ángel Sánchez, un hombre de la casa.
Pese a los vaivenes en la dirección, el grupo atraviesa un buen momento económico. Hay quien dice que por pura inercia, por decisiones acertadas tomadas previamente por el patriarca, como la armonización de la flota de aviones de largo radio, ya que el plan estratégico anunciado tiempo atrás y para cuyo desarrollo se contrató a los directivos mencionados, aún no ha visto la luz. En 2018 Globalia tuvo unos beneficios brutos de 80 millones de euros (en 2017 fueron 16,5 millones netos y en 2016 las pérdidas superaron los 17 millones), una facturación de 4.000 millones y un ebitda de 160 millones, según comunicó la empresa, que aún no ha depositado sus cuentas en el Registro. También Air Europa tuvo unos resultados históricos, por primera vez rebasó los 11 millones de pasajeros transportados.
Otra cosa es lo que sucede en el negocio minorista. Halcón Viajes y Viajes Ecuador llevan años perdiendo ingresos y adelgazando red por la irrupción de Internet. De hecho, en el sector es un secreto a voces que la compañía negocia desprenderse de ambas agencias de viajes con 800 oficinas; igual que de su touroperador Travelplan. Ávoris, la división de viajes del Grupo Barceló, que a finales de 2017 se hizo con los 60 puntos de venta de Halcón y del mayorista Latitudes en Portugal por 9,4 millones de euros, es la principal candidata para una operación por la que ambos grupos constituirán una sociedad conjunta cuyo destino último podría ser la venta a fondos de capital riesgo, según indican fuentes del mercado. Ávoris desmiente las negociaciones e Hidalgo reconoce no estar al corriente de los detalles pero sí de que la intención, “más que de vender, que ahora no hablamos de vender nada, es de crear una joint venture”.
La idea del grupo es dedicar todos los recursos a Air Europa, centrarse en su negocio aéreo, incluido el handling, y en su cadena hotelera Be Live, con cerca de una treintena de resorts en España, Portugal, Marruecos y el Caribe. Unos hoteles que tampoco han dado muchas alegrías en 2018, por lo que los expertos recomiendan desprendese de la propiedad para ocuparse solo de la gestión.
Air Europa estrenará este año tres nuevos aviones Boeing 787-9, otros cinco en 2020 y siete en 2021. Un aumento significativo de la flota en el que fuentes cercanas al grupo ven un claro riesgo a futuro. Cuando la economía se resiente y con ella el turismo, no parece el momento de incrementar la capacidad de los aviones. “2019 va a ser muy complicado para Globalia”, sostienen estas fuentes. En cambio, el máximo accionista señala que “habrá que esforzarse en llenarlos y, si no se consigue crecer, estos aviones siguen siendo más rentables que el resto”.
El objetivo de Globalia para este año, según Juan José Hidalgo, es continuar con la línea de crecimiento iniciada y alcanzar los beneficios de 2018. Algo en lo que podría ayudar el acuerdo con Air France-KLM para compartir ingresos y gastos en las rutas a Europa y América Latina anunciado el pasado verano, pero que aún no se ha hecho efectivo. Porque los dirigentes del grupo son más amigos de las presentaciones que de las explicaciones.
Peleas del clan
Hablar de peleas en el clan Hidalgo no es nada nuevo.El centro de ellas suelen ser los hijos del presidente de Globalia, Javier y María José. El primero con el 17% de las acciones, que ha adquirido recientemente, y la segunda, con algo más del 5%. Pero ahora el hermano de Juan José Hidalgo, Juan Antonio, también está de uñas con esta rama de la familia. Ha puesto a la venta por 136,5 millones de euros el 9,1% del capital de Globalia, una cifra que su hermano no está dispuesto a pagar, según asegura, y que parece difícil que pueda colocar en el mercado cuando la familia tiene el 85% de las acciones.
El presidente del grupo niega que sus hijos estén enfrentados y dice que eligió a Javier como sucesor porque “es un hombre de más acción y visión de negocio, más como yo, y María José es más trabajadora y peleona”.
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