Javier Hidalgo, el empresario rebelde de la ‘jet set’
Famoso por sus amores con mujeres de bandera y nuevo consejero delegado de Globalia, sienta la cabeza sin renunciar a seguir siendo un espíritu libre
Su despacho en la tercera planta de la sede del grupo turístico Globalia (Air Europa, Halcón Viajes, Travelplan, Welcome, Be Live, Groundforce…), en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, huele a suave incienso de los que podría recomendar una empresa dedicada al marketing olfativo para fidelizar a los clientes. Y él, Javier Hidalgo, 45 años, recibe con ese aspecto entre atildado y contestatario que le ha hecho carne de papel cuché: traje azul oscuro y zapatos negros de corte impecable, camiseta blanca sin cuello y delatores collares y pulseras de cordón de cuero y plata mate, recuerdo de quien se resiste a olvidar su faceta de viajero por el mundo y anfitrión experimentado.
Desde hace ocho meses es el consejero delegado del holding de empresas creado por su padre, Juan José Hidalgo (75 años), sobre cuya relación tanto se ha especulado en la prensa, especialmente desde que en 2013 vendió su paquete del 5% de acciones que tenía en la compañía de la que ahora es responsable. Pero en el transcurso de la conversación quedan patentes varias cosas: ha dado “siempre prioridad a la parte familiar sobre la profesional”, no es un convidado de piedra sino un ejecutivo con mando en plaza y ha vivido como ha querido. Algo que su actual cargo no va a impedir que siga haciendo.
“Como en todas las empresas familiares hay altibajos, pero tenía muy claro que si volvía al grupo lo hacía para hacer algo, porque sino con los negocios que he realizado me cojo un barco y me voy a dar la vuelta al mundo, que es lo que de hecho tenía pensado”, explica sonriente. “Hablé de mis ideas con mi familia —su hermana María José es directora general de Air Europa, y Cristina se encarga del marketing de la compañía—, les pareció que eran buenas y entre todos decidimos que tenía que ser yo quien iría tomando el relevo de mi padre. Discutimos las cosas, pero él no se está metiendo en las decisiones estratégicas que tomamos actualmente". Así tajante, para que quede claro desde el principio.
El chaval de 18 años que daba disgustos a su madre por llevar el pelo largo y la barba que le siguen acompañando, el bont-vivant impenitente que ha recorrido el mundo de fiesta en fiesta del brazo de bellas mujeres y ha deleitado a la prensa del corazón con sus noviazgos con Xenia Tchoumitcheva, Malena Costa o Raica Oliveira, tiene una faceta seria y está dispuesto a demostrar que ha llegado para llevar hacia el futuro la empresa que fundó su padre.
“Creo que todos debemos tener una vida de ocio y una profesional, no creo que las personas sean mejores por ser muy serias, ni que tengan que llegar a la oficina a las ocho de la mañana y salir a las nueve de la noche, porque la mayoría del tiempo hacen bulto”, dice mientras se ríe a carcajadas. “Y sí, he estado en fiestas en todo el mundo, y también con mujeres guapas, que además podían ser simpáticas, inteligentes y cariñosas, ¡para qué renunciar!”, afirma sonriente. “Soy abierto y me puedo relacionar con cualquier persona en cualquier sitio y no es solo gente famosa que te da notoriedad. Mis grandes amigos son los de siempre y de ellos valoro, sobre todo, la honestidad y que sean personas normales”.
Entre ellos se encuentran Rosauro Varo, pareja de la actriz Amaia Salamanca, y Alfonso de Borbón y Yoldi, unido a la modelo Eugenia Silva. Con el primero ha realizado negocios regularmente, como la venta de Pepephone —adquirida recientemente por el grupo MásMóvil por 158 millones de euros—, y ahora son socios en la construcción de un edifico de exclusivos apartamentos en Puerto Cancún, México. Los tres han compartido viajes, fiestas, ocio y negocio, y también lo que se ha dado en llamar el pacto de Bali, un viaje de placer que realizaron con sus respectivas parejas y del que todos volvieron embarazados. Javier Hidalgo con Sol González, que parece ser quien le ha hecho sentar cabeza en el plano sentimental y es la madre de su hija Camila, de tres años.
Educadamente resistente a entrar en detalles personales, sí reconoce que convertirse en padre le ha hecho “ver la vida y amar de otra manera. También entiendes mejor a tus propios padres, esa falta de comunicación que a veces ya noto con mi hija", explica divertido. “Tenemos una relación muy especial, me vacila, es muy gracioso. Ella tiene amor por su madre; a mí me besa y me hace caso cuando quiere”.
De Javier Hidalgo, formado en Estados Unidos y licenciado en Administración de Empresas por la Universidad de Pepperdine, afirman que tiene olfato empresarial y también que sabe detectar valor en las personas que le rodean. Así lo hizo con Pedro Serrahima, su mano derecha en los negocios, a quien conoció hace más de 10 años en el que él mismo reconoce como uno de sus grandes negocios fallidos —una empresa de tecnología streaming que cotizaba en la Bolsa de Londres— y que le ha acompañado en el éxito que supuso Pepephone y ahora ha nombrado director general de Globalia.
“Pedro es aire fresco para el grupo, con unos criterios de gestión muy claros basados en la sencillez y la máxima simplicidad y a nivel tecnológico trae una aportación muy importante y necesaria”, afirma Hidalgo adoptando la seriedad que quiere imponer a su discurso cuando habla de la empresa. “Llevo ocho meses como consejero delegado”, continúa, “hemos pasado por un proceso de estudio profundo de cada unidad de negocio y estamos haciendo cambios importantes, porque el modelo de agencia de viajes convencional tiene los días contados a medio plazo. Pero sí creo en el futuro de nuestra red de distribución. Estamos hablando de crear flujos para ser también proveedores de telecomunicaciones, de seguros, de entradas de eventos y conciertos, y trabajar mucho en compañías online que en algún momento pueden tener necesidades en la parte offline. Al final esto pasa por un proceso importante de digitalización de la compañía y de formación y cambio de mentalidad de nuestros vendedores. En la parte de la línea aérea queremos homogeneizar el producto bussines que es muy competitivo y hemos firmado el acuerdo con Ryanair, que quise impulsar desde el primer día y nos va a permitir crecer de una forma más sólida por la cantidad de rutas que nos va a aportar aparte de las que operamos ya nosotros”.
Javier Hidalgo se confiesa “honesto y extremadamente pragmático, ni arrogante, ni prepotente, observador y generoso con los amigos”, abierto a que le lleven la contraria y a aprender de los fracasos que considera “básicos para tener éxito en la vida”. Afirma estar totalmente centrado y motivado en la transformación de Globalia, pero está claro que seguirá siendo un alma libre. Tres cascos de moto alineados en la entrada de su despacho de ejecutivo dan fe de un pasado que sigue muy presente y que reafirma cuando se le pregunta qué consejo le daría a su hija en el futuro y qué le diría si se uniera a alguien con su fama de vividor: “Que se rija por sus creencias y que se lo va a pasar muy bien”.
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