Nervios en el automóvil por la situación de las fábricas españolas
La plantillas de marcas como Nissan y Ford aguardan decisiones de sus matrices en un momento de transición
Compás de espera en la fábrica de Almussafes, donde trabajan uno de cada siete empleados que Ford tiene en Europa y se producen cinco de los ocho modelos que la marca produce en el continente. La plantilla no sabe todavía cómo le afectará la profunda reestructuración que la multinacional estadounidense anunció el pasado enero. Y la misma incertidumbre es la que afecta a los empleados de Nissan en la factoría de Barcelona, aunque su paciencia se comienza a agotar tras dos años de malas noticias. Las instalaciones no hacen más que perder modelos que producir y trabaja a menos del 38% de capacidad.
Antes de superar el ecuador del año las plantas de Ford y Nissan (más de 10.000 empleados entre las dos) desvelarán qué futuro les espera. Son los casos que mejor explican el nerviosismo que sufre el sector de la automoción en España, que se sustancia en la inquietud por las caídas de ventas en los últimos meses; las dudas acerca del futuro del diésel y los riesgos sobre cómo se afrontará la transición hacia la electrificación de los coches y si la industria española podrá subirse al carro de producirlos.
Un ejemplo de esa desorientación la sufrió la planta de Mercedes en Vitoria a finales del año pasado. Roberto Pastor, delegado del comité de empresa de la fábrica por CC OO, explica cómo las previsiones de producción que estaban vigentes en verano (163.000 vehículos) se quedaron en 146.000 a causa del desplome del mercado del diésel y la reducción de la producción. El fabricante finiquitó a unos 700 eventuales en unas instalaciones en las que trabajaban hasta 5.600 personas. El récord histórico de producción que se preveía para este año se ha quedado en un sueño.
Desde CC OO, su homólogo Joaquín Ferreira señala que el sindicato está haciendo un mapa de la industria española del sector auxiliar de la automoción para ver qué empresas corren peligro por los cambios en el sector. Jordi Carmona, el responsable de automoción de UGT, advierte: “La transformación en el sector ya esta teniendo consecuencias en la destrucción en el empleo y no podemos estar impasibles en ello. No debemos permitirlo por una falta de política industrial”.
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