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La OIT pide formación durante toda la vida para afrontar los cambios en el mundo de trabajo

La organización cumple 100 años reclamando una ampliación del contrato social

Manuel V. Gómez
El director general de la OIT, Guy Ryder.
El director general de la OIT, Guy Ryder. FABRICE COFFRINI (AFP/Getty Images)

La robotización, la digitalización, el cambio climático y el envejecimiento demográfico van a traer cambios en los mercados laborales de todo el mundo. Para afrontarlos y evitar que nadie se quede descolgado, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) propone medidas como “el derecho universal a la formación durante toda la vida”, “protección social desde el nacimiento a la vejez”, impulsar iniciativas en pos de la igualdad de género o unos mínimos legales y de derechos para todos los trabajadores. Estas propuestas, entre otras, forman parte de un informe que la OIT presenta este martes justo cuando cumple 100 años.

Cuando habla del futuro del trabajo, el director general de la OIT y antiguo sindicalista británico, Guy Ryder, suele decir “tendremos el resultado de lo que decidamos”. Y también añade: “Es un debate político, no de tecnologías”. Partiendo de estas premisas, la organización que dirige ha presentado un informe en que plantea medidas para que los trabajadores puedan adaptarse a los cambios futuros y que la desigualdad no crezca.

El informe, firmado por el primer ministro sueco, Stefan Löfven, y el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, repasa diferentes cálculos cuantitativos sobre cómo va a impactar la tecnología en el mercado laboral y la adopción de los acuerdos del clima de París o el cambio demográfico. No obstante, la parte más extensa se centra propuestas para “revitalizar el contrato social”.

Las propuestas concretas de la organización dependiente de la ONU, en las que lleva trabajando más de dos años, se dividen en tres partes. Y en la primera de ella arranca pidiendo el reconocimiento de “un derecho universal para la formación durante toda la vida”. “Esto será clave para que la gente pueda aprovechar las nuevas tecnologías y las nuevas tareas que permiten”, abunda.

Para desarrollarlo, apunta dos mecanismos “una reconfiguración del seguro de empleo” o “fondos sociales” que permitan a los trabajadores tomarse excedencias pagadas para reciclarse. Consciente de que esta medida choca con la realidad en los países no desarrollados, donde la economía informal es muy grande, la OIT recomienda que se haga con “fondos públicos o sectoriales”.

A esta primera propuesta, le siguen otras como el desarrollo de apoyo público a “las transiciones vitales” que se dan durante la vida laboral (“de la escuela al trabajo”, “ser padres”, “cambios de trabajo” o “el paso a la jubilación”) o el impulso de medidas que incentiven la igualdad entre sexos. La OIT denuncia el “frustrantemente lento ritmo” hacia la igualdad en las últimas décadas a pesar de las prohibiciones legales de discriminación o iniciativas que la promueven. Además de apoyar la creación de incentivos para que los hombres se impliquen en la crianza de hijos, el organismo con sede en Ginebra apuesta por “asegurar un balance equilibrado en la división el trabajo, no solo entre hombres y mujeres, sino también entre las familias y la Administración”.

La segunda pata de propuestas está relacionada con medidas más clásicas como la creación e una “garantía laboral universal” que de un suelo de protección a los trabajadores y derechos fundamentales, entre ellos “salarios adecuados para vivir”. O también defiende el fortalecimientos de los sindicatos y el diálogo social.

Por último, hay reclama la inversión en iniciativas empresariales y tecnologías que impulsen el trabajo “decente y sostenible”.

La OIT, como el FMI o el Banco Mundial

La OIT exige tener voz entre las instituciones multilaterales para poder desarrollar sus propuestas. El informe de su centenario reclama “el establecimiento de relaciones de colaboración más sistémicas y sustantivas entre la Organización Mundial del Comercio (OMC), las instituciones de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial) y la OIT”.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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