Los Gobiernos central y vasco negocian con un armador holandés para salvar La Naval
Las instituciones trasladan a los trabajadores las dificultades para la adquisición pública del astillero de Sestao
La situación del astillero vasco La Naval de Sestao (Bizkaia) sigue siendo muy crítica. Las únicas esperanzas de que la actividad pueda mantenerse durante los próximos meses y se evite su cierre pasan por que el armador holandés Van Oord acepte concluir la construcción de la draga Vox Alexia. Los Gobiernos central y vasco centran ahora todos sus esfuerzos en agotar esta vía, aunque consideran que las posibilidades de salvar la empresa son muy escasas. "Seguiremos trabajando hasta el último día para llegar a una solución, dentro de que la situación es tremendamente complicada", ha advertido este lunes el secretario de Estado de Industria, Raúl Blanco, tras una reunión con los trabajadores.
La ministra de Industria, Reyes Maroto, al frente de una delegación del Gobierno central, se ha reunido hoy en Bilbao con representantes del comité de empresa de La Naval para analizar la situación del astillero, en proceso de liquidación y con un ERE de extinción para la totalidad de la plantilla, formada por 177 trabajadores. A la cita también ha asistido el director de Promoción Empresarial de la SPRI, Iñaki Tellechea, en representación del Ejecutivo vasco.
La Naval se encuentra en un momento agónico. Las instituciones han expuesto a los trabajadores que la única solución se centra en concluir la draga Vox Alexia, para lo cual han iniciado conversaciones con el armador holandés Van Oord, aunque el número dos del Ministerio de Industria ha señalado que las negociaciones son "muy complicadas". Los miembros del comité han recordado que el armador ya avisó el lunes pasado de que la draga no se terminará de construir en el astillero de Sestao sin la inyección económica de un nuevo inversor privado.
El presidente del comité, Pedro González, ha comentado que si no consiguen terminar la draga, "en mes y medio vamos a estar todos en casa" tras ejecutarse el expediente de despidos. Los trabajadores han vuelto a reclamar a las autoridades que compren La Naval o se transfiera carga de trabajo de otros astilleros españoles, pero ambas opciones han sido casi descartadas por el ecretario de Estado. Con respecto a la adquisición pública de la empresa vizcaína, Blanco ha afirmado que "es una opción ante la que la normativa europea marca la pauta" y podría ser anulada por la UE por tratarse de una ayuda de Estado.
Blanco ha reconocido que el Ejecutivo español es "plenamente consciente de la importancia de La Naval para el tejido industrial vasco y español" y también ha recordado que el calendario "no rema a favor" de la salvación de la compañía naval. En referencia a la petición de que se traslade carga de trabajo de Navantia, Blanco ha advertido de que al tratarse de otra empresa se está ante "posibilidades difíciles, complicadas y hay que valorarlas con mucho cuidado"
Las partes han quedado en una próxima reunión, que podría celebrarse dentro de dos semanas, según el comité. En esa nueva cita, según el secretario del comité de empresa, Juanjo Llordén, el Gobierno central espera tener preparados los informes sobre estos planteamientos que les ha hecho el comité de transferir carga de trabajo desde Navantia y de la posibilidad de compra del astillero.
"Mi sensación es que hay que tener más voluntad, porque es posible comprar, pero el Gobierno tiene miedo a que hay muchos casos de muchas empresas con problemas y tiene miedo a empezar con una", ha agregado Llordén, quien ha recordado que si se cierra el astillero, el 88% de la plantilla será público, aunque serían trasladados a Cádiz o Ferrol.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.