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Venezuela entra en la historia de las grandes crisis

Solo nueve países, la mayoría en guerra, han vivido en el siglo XXI una depresión comparable, según el FMI

En vídeo, las declaraciones de Filippo Grande, alto comisionado de Acnur, en su visita a la frontera entre Venezuela y Colombia.Vídeo: Miguel Gutiérrez
Luis Doncel (ENVIADO ESPECIAL)

Empieza a ser una triste costumbre. En cada reunión que celebra, el Fondo Monetario Internacional publica estadísticas que señalan a Venezuela como un caso excepcional, ajeno a los países de su entorno. Y siempre es para mal.

En su informe de hace seis meses, el Fondo Monetario calculaba que, en solo dos años, el país iba a enfrentarse a una inflación astronómica, casi imposible de imaginar, del 1.800.000%. Y preveía para este año un desplome del PIB del 15%, el segundo mayor del mundo, solo superado ligeramente por la diminuta isla de Dominica. Pues bien, esta reunión anual del FMI también coloca a Venezuela en un grupo aparte: el de los países que han sufrido las recesiones más brutales de las últimas décadas.

La lista es larga e incluye un catálogo de las grandes penurias de los siglos XX y XXI. Entre otras, la guerra civil en Líbano que provocó caídas del PIB superiores al 60% en los años ochenta o la crisis que en los noventa siguió al desmoronamiento del bloque soviético, que costó a países como Georgia o Tayikistán desplomes en el entorno del 70%.

Pero si el análisis se ciñe a los 18 años de este siglo, pocos países han experimentado caídas tan profundas como la de Venezuela: el 37% de su PIB entre 2013 y 2017. Y, si las previsiones del Fondo se cumplen, el desplome llegará hasta el 60% contabilizando la década negra que va de 2013 a 2023.

En total, el FMI ha recogido 133 grandes depresiones sufridas por 92 países —algunos repiten— entre 1960 y 2017. Pero si se analizan solo los casos de este siglo, la lista se reduce. Y ahí Venezuela se codea a solas con países como la República Central Africana, Guinea Ecuatorial, Zimbabue, Sudán del Sur, Libia, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Timor Oriental y un invitado inesperado: San Marino. La mayoría de estos países han pasado estos años por episodios bélicos o catástrofes naturales. El caso de la minúscula —y muy rica— San Marino se explica por el fuerte efecto que la crisis financiera de 2008 ha dejado en este país enclavado en Italia con solo 33.000 habitantes.

El FMI cita cuatro causas, habitualmente entrelazadas, que explican estas caídas a plomo del PIB: conflictos —guerras o rebeliones armadas—, shocks causados por la caída del precio de materias primas, crisis financieras o la transición de una economía planificada a una de mercado. “Decisiones erróneas de política económica también desempeñan un papel importante. Los mejores ejemplos son los casos de hiperinflación, incluyendo el caso actual de Venezuela”, asegura el documento Perspectivas Económicas del Mundo, del FMI.

10.000.000% de inflación

Los récords venezolanos no acaban aquí. Esta reunión anual del FMI también trae malas noticias para la República Bolivariana. Según los datos presentados este lunes, la inflación será de una envergadura pasmosa: el 10.000.000% anual. A este ritmo, la subida de los precios en dos años sería del 1.000.000.000.000%, es decir, de un billón por ciento. Cifras ya en niveles ingobernables.

“Prevemos un rápido empeoramiento de la hiperinflación en Venezuela, alimentada por la financiación a través de la política monetaria de grandes déficits fiscales y la pérdida de confianza en su divisa”, continúa el FMI en su informe.

En cuanto a la actividad económica, el organismo que lidera Christine Lagarde ya no prevé una caída del PIB del 15%, como hace medio año, sino del 18%. Y otra del 5% para 2019; y otra del 1,5% para 2020. No hay ni un solo país entre los que analiza el FMI con unas previsiones tan negativas. Otro triste récord que vuelve a obtener Venezuela.

La economía de América Latina no recobra el aliento

Ya lo hizo la semana pasada el Banco Mundial (todavía con más dureza), y ahora lo confirma el Fondo Monetario Internacional. La recuperación en América Latina va a ser más larga y penosa de lo que se preveía. El FMI recorta el crecimiento previsto para Latinoamérica y el Caribe este año al 1,2%. Su PIB, pronostica, remontará el próximo año un 2,2%. Pero en ambos casos se trata de una recuperación cuatro décimas por debajo de lo que el propio Fondo pronosticaba en julio.

Los problemas se le acumulan al subcontinente americano. Argentina, después de crecer un 2,9% el año pasado, volverá a las caídas del PIB en 2018, en esta ocasión con un retroceso del 2,6%. Así, el FMI corrige con pesimismo su anterior proyección, que apuntaba a un crecimiento del 0,4%. Y cree que seguirá en negativo en 2019. Los técnicos del Fondo explican esta mala evolución por una mezcla de “tensiones en los mercados financieros, unos tipos de interés reales altos y el ajuste fiscal más duro aprobado el pasado mes de junio”.

México sí dará en cambio buenas noticias, con un alza del PIB del 2,2% este año y del 2,5% el próximo, favorecido por la buena marcha de EE UU. Estas subidas son, sin embargo, menores de las que preveía el Fondo hasta hace bien poco. Y Brasil, con la perspectiva de un nuevo presidente ultra en lo social pero más ortodoxo en lo económico, va a crecer un 1,4% en 2018 y un 2,4% en 2019, según los pronósticos del FMI, gracias a una recuperación en la demanda interna. Estas previsiones son, sin embargo, nueve décimas inferiores a las de la primavera. Esta revisión a la baja se debe principalmente a los efectos de la huelga nacional de camioneros y al endurecimiento de las condiciones financieras en el exterior, sobre todo en EE UU.

A todo el continente afecta la subida del precio del dinero decretado por la Reserva Federal, que hace más atractivas las inversiones a tipo fijo en EE UU y añaden fortaleza al dólar. Así, algunos bancos centrales de países emergentes se ven obligados a salir en defensa de sus divisas, elevando más el coste de su deuda.

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Sobre la firma

Luis Doncel (ENVIADO ESPECIAL)
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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