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Mario Draghi ve una recuperación “vigorosa” de la inflación por el crecimiento salarial

El presidente del Banco Central Europeo aprecia "escasez" de mano de obra en algunos sectores y países

El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en el Parlamento Europeo.Vídeo: OLIVIER HOSLET (EFE) / EBS-QUALITY
Lluís Pellicer

A Mario Draghi le basta con una frase para revolucionar los mercados. En esta ocasión, la previsión de una “recuperación relativamente vigorosa” de los precios fue suficiente para que en unos minutos el euro alcanzara su cotización máxima desde junio y depegaran las rentabilidades del bono alemán. Draghi justificó la mejora de la inflación subyacente —que excluye la energía y los alimentos— en las subidas salariales, que augura que seguirán durante los próximos dos años. La aproximación de ese índice a una tasa del 2% a medio plazo sustenta su plan de retirada progresiva de estímulos de la zona euro.

En el mismo escenario que este lunes, el pasado mes de febrero el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pedía no cantar victoria ante la perspectiva de que la inflación se acercara al objetivo del 2% que persigue la institución. “La inflación subyacente sigue siendo débil y todavía tiene que mostrar señales convincentes de una tendencia al alza sostenible”, advirtió ante el pleno del Parlamento Europeo. Esa llamada a la prudencia que el Eurobanco había realizado en otras ocasiones se convirtió esta vez en optimismo. Aunque fuera con matices. Ahora, en las proyecciones del BCE la inflación subyacente —que excluye los productos más volátiles— ha emprendido una senda de crecimiento “relativamente” vigorosa.

Cuando el banquero tomaba asiento en el Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, el euro se vendía a 1,1797 dólares. Tras pronunciar esas palabras, se disparó y llegó a los 1,1815 dólares, aunque a lo largo de la tarde ese efecto se fue desinflando. También las rentabilidades de la deuda soberana subieron en ese instante, empezando por la alemana, cuyo bono a 10 años escaló cinco puntos básicos y alcanzó su máximo en los últimos tres meses.

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Detrás de esas perspectivas, que sitúan la inflación alrededor del 1,8% en 2020, se esconde un motivo que Draghi ya deslizó, sin profundizar en él, en su comparecencia de la semana pasada en Fráncfort. La inflación subyacente, dijo, “se incrementará más” en los próximos meses por las “tensiones” en el mercado laboral, que a su vez están suponiendo una subida de los salarios.

A pesar de la moderación del crecimiento y de la rebaja de una décima que el propio BCE ha realizado para este año y el que viene a causa de las batallas comerciales, Draghi sostuvo que hay mercados laborales en “algunos países y sectores” que están “presionados” con signos de escasez de mano de obra. El jefe del Eurobanco recordó que durante el último lustro se han creado 9,2 millones de puestos de trabajo en los 19 países de la moneda única y exhibió que el paro ha bajado hasta el 8,2%. Esa cifra está lejos aún del pleno empleo, pero esconde una zona euro de varias velocidades en el terreno laboral. Algunos países ya pueden presumir de haber alcanzado la meta de tener técnicamente a todos sus trabajadores ocupados (Alemania y Holanda), mientras que otros están a años luz de lograrlo (Grecia y España).

“El crecimiento anual en salarios negociados en la zona euro pasó de un crecimiento del 1,5% en 2017 al 1,7% en el primer trimestre de 2018 y al 2,2% en el segundo”, señaló Draghi. Y puesto que los convenios suelen durar “dos años o más”, previó que siga esa tónica.

Retirada de estímulos

Con esa previsión en la mano, Draghi defendió ante los parlamentarios la retirada progresiva de los estímulos, empezando por el programa de compra de activos, que finalizará en diciembre tras haber inyectado 2,5 billones de euros al mercado. Aun así, el presidente del BCE fue prudente y aseguró que la institución seguirá siendo “paciente, prudente y persistente” a la hora de calibrar su política monetaria. Por ello, insistió en que no habrá medidas abruptas y se reafirmó en su calendario: los tipos de interés seguirán intactos hasta al menos el verano de 2019 y se seguirá aportando liquidez reinvirtiendo la deuda que vaya venciendo.

Draghi se refirió, a preguntas de un parlamentario, al impacto del Brexit en el sector financiero. El banquero, que recordó que el BCE no está en las negociaciones, auguró unas consecuencias bastante “tenues”. Las dudas de la institución, que creó un grupo de trabajo con el Banco de Inglaterra para la gestión del riesgo, están en el mercado de derivados en caso de un “Brexit duro”. En ese caso, dijo, habría que ver “cómo se van a regular” la multitud de “posiciones contractuales”.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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