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Columna
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Los demócratas son creíbles cuando hablan de sanidad

La reforma de Barack Obama ha cumplido con lo previsto pese a los intentos de Trump de matarla

Paul Krugman
El senador demócrata Joe Manchin, en una entrevista.
El senador demócrata Joe Manchin, en una entrevista. Bill Clark (AP)

El Obamacare ha cumplido, y los republicanos han estado todo este tiempo equivocados. La semana pasada, Ted Cruz, senador republicano por Texas cuyo cargo se ve inesperadamente amenazado, advirtió de que Beto O’Rourke, su adversario demócrata, convertiría el estado en otra California, con “tofu, silicona y pelos teñidos”. ¿Realmente piensa Cruz que todas las rubias —y todos los hombres de mediana edad sin apenas canas— de Texas son naturales, y que nadie se ha hecho algún que otro retoque?

Por otra parte, a Joe Manchin, senador demócrata por Virginia Occidental —donde Donald Trump ganó con 40 puntos de diferencia— parece irle un poco mejor en su campaña de reelección. ¿Su arma secreta? La defensa de la Ley de Sanidad Asequible (ACA, por sus siglas en inglés), que redujo drásticamente el número de residentes no asegurados en su estado.

Estas dos campañas son un ejemplo de cómo se están desarrollando las elecciones de 2018. Por un lado, los republicanos se están basando casi por completo en la política de identidad (blanca) más que en la política. Cierto que están presentando muchos anuncios sobre inmigración, pero no sobre los efectos reales de la inmigración. Tratan más bien de una mítica oleada de delincuencia perpetrada por aterradoras personas de color oscuro.

Por el otro lado, los demócratas se basan en cuestiones políticas, sobre todo la atención sanitaria, y prometen proteger a personas con dolencias preexistentes y al mismo tiempo mantener y tal vez ampliar el Medicare [la atención sanitaria para personas discapacitadas o mayores de 65 años].

Pero los políticos hacen muchas promesas, a menudo vacías. Por ejemplo, los republicanos prometieron que la rebaja tributaria de Trump llevaría a una subida de los salarios, algo que no ha ocurrido. ¿Y son realmente creíbles los demócratas cuando hablan de la atención sanitaria?

Casi cinco años después de que entrase en vigor el Obamacare, la respuesta es un rotundo sí. No ha funcionado a la perfección, y sus éxitos no son los que sus defensores esperaban. Pero ha proporcionado un enorme avance, sobre todo en estados dirigidos por políticos que intentan hacerlo funcionar.

Vale la pena recordar lo que los republicanos dijeron que ocurriría antes de que la ACA fuese colgada en la red: que no reduciría el número de personas sin seguro, que provocaría un enorme agujero en el presupuesto, y que conduciría a una “espiral mortal” de subida de primas y descenso del número de pólizas.

Lo que ocurrió de hecho fue una drástica caída del número de personas sin seguro, en especial en aquellos estados que extendieron la sanidad para personas sin recursos (Medicaid). Los costes presupuestarios de la ampliación, así como los de subvencionar otros seguros, han sido significativos, pero los cálculos correspondientes a 2019 indican que estos costes rondarán los 115.000 millones de dólares, mucho menos que los ingresos perdidos por culpa de la rebaja fiscal de Trump.

¿Y qué hay de la espiral mortal? Las primas de los mercados sanitarios establecidos por la ACA fueron inicialmente muy inferiores a las esperadas, y después experimentaron un drástico aumento cuando los que se apuntaron a esos mercados resultaron ser menos y estar más enfermos de lo que las aseguradoras habían esperado. Pero ahora los mercados se han estabilizado, con un aumento moderado de las primas en 2019, y las aseguradoras están volviendo a ellos.

Y si bien los mercados están cubriendo a menos asegurados de lo proyectado, Medicaid está cubriendo a más de los esperados, de modo que el aumento total de la cobertura ha cumplido sorprendentemente con las previsiones. A principios de 2014, la Oficina Presupuestaria del Congreso calculaba que, con el ACA, en 2018 habría 29 millones de personas sin seguro médico en Estados Unidos. La cifra real es de… 29 millones.

Lo que resulta particularmente impresionante de la estabilización del Obamacare es que se está produciendo a pesar de los intentos desesperados de Trump y de sus aliados por sabotear el logro de su predecesor. Los republicanos han revocado la orden que supuestamente debía inducir a los ciudadanos a asegurarse cuando todavía están sanos, y el Gobierno de Trump ha hecho todo lo posible por aumentar los riesgos y asustar a las aseguradoras. Pero los demócratas construyeron tan bien su sistema que sigue en pie a pesar de todo lo que le arrojan.

Naturalmente, el Obamacare obtendría resultados aún mejores si estuviera dirigido por personas que no estuviesen intentando matarlo. Fíjense en lo que está pasando en Nueva Jersey, donde un gobernador y una legislatura demócrata han utilizado sus competencias para deshacer buena parte del sabotaje trumpista: las primas de 2019 bajarán de hecho un 9,3%, si bien subirán moderadamente en el país en su conjunto.

Y por otra parte, si los republicanos siguen dominando el Congreso en noviembre, simplemente matarán por completo el Obamacare, dejando sin seguro a millones de personas. Si tienen una afección médica previa, o un trabajo que no incluya un buen seguro, deberían tener mucho, mucho miedo.

Ahora bien, el Obamacare dista mucho de ser un sistema perfecto. Siempre ha sido una extraña avenencia que reflejaba las restricciones políticas del momento, y muchos demócratas —incluido el propio Barack Obama— ahora insinúan que debería superarse para pasar al “seguro sanitario para todos”, aunque no está claro qué significa eso exactamente.

Pero la Ley de Sanidad Asequible ha conseguido muchas cosas. Y estos logros influyen fuertemente en el actual debate político. Básicamente, los demócratas han ganado mucha credibilidad en materia de sanidad: cumplieron lo que habían prometido y han demostrado que pueden construir sistemas que funcionan.

Los republicanos, por otra parte, no solo mienten respecto a sus planes sanitarios —fingiendo, por ejemplo, proteger a personas con afecciones preexistentes cuando no lo hacen— sino que también se han equivocado completamente en todo, y no han aprendido nada de sus errores.

¿Están justificados los demócratas al presentarse como defensores de la sanidad estadounidense? Sí.

Paul Krugman es premio Nobel de Economía.

© The New York Times Company, 2018.

Traducción de News Clips.

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