Para qué sirve un máster
Seis profesionales ejemplifican la teoría de cuanta más formación, mejor empleo
Las estadísticas cantan. Cuanto mayor es la formación de una persona, menos posibilidades tiene de quedarse desempleada y más de disfrutar de una vida laboral exitosa. En el futuro esta tendencia se agudizará más todavía. Porque, según las previsiones que maneja el catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver, si actualmente una cuarta parte de los trabajadores en activo tienen formación media y un 32% alta, en 2026 ambas cualificaciones sumarán el 65% de la oferta total en vez del 57%. Casi 10 puntos de diferencia. Y la mayor subida afectará a los titulados universitarios. De los 2,6 millones de puestos de trabajo que pronostica que se van a generar en España en ese horizonte de 2026, 2,3 millones serán de máxima cualificación.
Toca prepararse pues para un entorno laboral que exige formación, y una de las salidas más acertadas es la de hacer un máster. “El grado es generalista y el máster nos va a dar la diferenciación que demanda el mercado laboral”, dice Pilar Herreros de Tejada, vicerrectora de Estudios de la Universidad Complutense de Madrid. “Al segmento joven le proporciona especialización y seguridad a la hora de buscar un empleo, ya que el posgrado mejora su empleabilidad”, apoya Josep Franch, decano de Esade Business School. Y al maduro, continúa, le aporta una forma de transformación, aceleración o reorientación profesional.
Pero un máster no solo significa la expectativa de obtener un trabajo mejor, sino también un trabajo mejor remunerado, incide Guillermo Cisneros, rector de la Universidad Politécnica de Madrid. En su centro, el 70% de los estudiantes de posgrado declaran que, tras cursarlo, su empleabilidad y su sueldo se han visto impulsados. En concreto, ganan 4.000 euros más al año que si no poseyeran el máster. Y acceden a puestos de mayor calidad y cualificación, apostilla Cisneros. “La educación es un ascensor social, por lo que un posgrado da acceso a una mejor vida”, en palabras de Cristina Gelpí, vicerrectora de dirección de proyectos para la docencia de la Universidad Pompeu Fabra.
De los dos millones y medio de puestos de trabajo que está previsto se creen hasta 2026, 2,3 serán para personal cualificado
Con la reciente crisis económica se ha visto cómo la tendencia al estudio ha ido en aumento. Especialmente entre los más jóvenes. Las empresas han querido elegir entre los mejores candidatos, dado que tenían muchos, y han aumentado las titulaciones requeridas para cubrir los puestos de trabajo vacantes. Los másteres han sido un elemento más para hacer la selección, reconoce Carlos Abelló, director de Spring Professional para Cataluña, Aragón y Baleares, la firma de reclutamiento de mandos intermedios y directivos del Grupo Adecco. Ahora, con la mejoría del mercado de trabajo y un incremento del 25% o 30% en las ofertas de empleo, prosigue, el 40% de las empresas reclaman titulados universitarios y, aunque la formación de posgrado no sea un requisito obligatorio para optar a un trabajo, en 2 de cada 100 ofertas de empleo se solicita, según los datos de Infoempleo. Sobre todo en sectores como el legal, la consultoría o Internet, donde las peticiones se han multiplicado por cuatro en el último año. Sí se pide cuando las vacantes que se van a cubrir son de puestos de responsabilidad.
Sirven. Los másteres son útiles y así nos lo van a mostrar seis profesionales. Para cada uno de ellos el posgrado ha supuesto un alto en su carrera, bien sea para salir del paro, hallar el primer empleo, volver al mercado laboral tras la maternidad, ascender en el organigrama o crear su propia empresa.
1. Xavier Guirao, 42 años
“Me abrió las puertas a un nuevo sector”
Es un caso de libro. El mejor reflejo de la utilidad que se le supone a un máster: abandonar el desempleo después de resultar afectado por el expediente de regulación de empleo en las rotativas de un periódico diario de difusión nacional. Xavier Guirao, de 42 años, se encontró en paro y decidió reorientar su carrera mediante un curso de comunicación y marketing online de la Universidad Autónoma de Barcelona. Fue dicho y hecho, ya que halló un puesto de trabajo poco después de finalizarlo y realizar las prácticas. E insistió en su formación con otro posgrado de analítica web. El trabajo que desarrolla en la consultora Runroom, su contratador, primero como consultor de negocio digital y después de analítica digital, es tan nuevo como su formación. “Cursar el máster me abrió las puertas de un nuevo sector laboral, en el que ahora me siento muy afortunado”, asegura Guirao.
2. Sofía Hernansanz, 23 años:
“Permite que te estrenes en el mercado laboral”
Tiene apenas 23 años. Pero no por eso habla menos alto y claro. Está segura, ella ha salido de las listas del paro gracias al posgrado que hizo en la Universidad Complutense de Madrid. Sofía Hernansanz se graduó en Lenguas Modernas, Cultura y Comunicación, y poco después se matriculó en un máster de Letras Digitales, “sin el cual no habría conseguido el empleo que tengo en la consultora de transformación digital Minsait by Indra”, afirma. Las prácticas que incluyen estos programas “permiten que puedas estrenarte en el mundo laboral. Algo que siempre digo a mis compañeros del grado que aún no han accedido a un trabajo”. Sofía hace procesamiento de lenguaje natural con chatbots y su sueldo supera los 30.000 euros anuales. Es un estreno “fenomenal”, dice contenta.
3. Jorge González Somavilla, 41 años
“Un peldaño clave para llegar a ser director general”
Causa y efecto. Como en los dos ejemplos anteriores, el director general de la compañía vasca de soluciones eléctricas Ormazabal sabe que ha alcanzado este puesto debido a las competencias aportadas por el curso de innovación realizado en Deusto Business School y no se lo oculta a nadie: “El máster fue un peldaño fundamental para poder ocupar la posición de director general de Ormazabal, donde nada más terminarlo ya tuve un ascenso, hacia una posición más comercial, con responsabilidades en Europa y África y con base en Alemania”, explica Jorge González Somavilla, ingeniero industrial de 41 años. El curso le permitió analizar los entornos económicos inciertos actuales y saber darles respuesta con los planes estratégicos más oportunos. Por eso el presidente de la compañía le eligió para fijar el nuevo rumbo de Ormazabal. El impacto del programa en el salario de este ejecutivo también ha sido claro: “Ha habido una subida de sueldo muy relevante”, reconoce González.
4. Ana María Cabezas
“Me permitió reincorporarme al trabajo tras ser madre”
Ana María Cabezas también era directiva cuando decidió ser madre, hace 17 años. Ejercía de directora financiera en una empresa de selección de personal. Su hijo nació con síndrome de Down, por lo que se echó a un lado para cuidarle. Y tuvo su segundo hijo. “Dejé de trabajar totalmente durante dos años”, cuenta. “Después hice un máster en Esade que me permitió reincorporarme al mundo laboral hace 10 años”, indica Cabezas. “Lo hice poco a poco y gracias a mis compañeros de máster, que me contrataron en sus empresas y me permitieron disfrutar de disponibilidad horaria”, reconoce. No solo se reenganchó al trabajo y lo compatibilizó con sus hijos, sino que ha dejado de ser directiva para convertirse en profesora y consultora. Para trabajar para sí misma. “El valor que le doy a los posgrados que he hecho, ocho en total, es el networking que te proporcionan”, asegura Ana María. Aún no percibe la retribución de cuando era directiva (ha habido una deflación salarial en los últimos 10 años, matiza), pero goza de una mayor libertad, “soy dueña de mis tiempos y tengo una actividad profesional mucho más divertida”.
5. Toni Fernández, 35 años
“Los cursos me dieron las herramientas para montar un negocio”
Este ingeniero informático de 35 años trabajaba en una multinacional tecnológica cuando se apuntó en un máster orientado a los negocios “porque me gustaba la gestión y quería mejorar en esta área”. Pero el curso no solo se quedó en uno, ya que mientras estudiaba en la escuela de negocios digitales ISDI le surgió la posibilidad de hacerlo también en el ICEX, a cuyo programa se había apuntado tiempo atrás y ahora había sido seleccionado. Dejó de trabajar y se puso a formarse full time. Y pasó su estancia en el ICEX en una oficina comercial en Colombia, donde Google se cruzó en su camino (como ISDI o el ICEX). “Los másteres me dieron las herramientas para decidirme a montar un negocio”, asegura Toni Fernández, que vio el hueco de mercado que había en el área de la publicidad digital cuando trabajaba en Google, “donde se fraguó la idea”. Y así decidió crear su propia empresa. Hoy va por su segunda compañía de gestión de campañas publicitarias, Viva Conversion, que en apenas un año va a facturar 400.000 euros, prevé.
6. Francisco Inglés, 30 años
“Hay una relación estrecha entre el máster y la empresa”
Francisco Inglés es el ejemplo de un profesional forjado al ritmo de su formación. Lo que no quiere decir que no haya disfrutado de un año sabático también (“pude mejorar mi inglés mientras trabajaba de camarero en las islas griegas”). Primero hizo Ingeniería Aeronáutica. Luego estudió Diseño 3D (“que fue lo que me sirvió para encontrar trabajo”) y posteriormente se matriculó en un máster de simulación numérica, de vuelta en su Universidad Politécnica de Madrid. Y todo ello le sirvió para crear su propia compañía. “Hay mucha relación entre el máster y mi empresa”, asegura. Obuu Tech es una start-up dedicada al aprovisionamiento y optimización de maquinaria compleja. De aviones y trenes. Una firma que ha desarrollado un software innovador que permite ahorrar en repuestos una cuarta parte del presupuesto, presume el emprendedor. Francisco no oculta que Obuu Tech ha sido la única start-up española acogida en la lanzadera de empresas de Airbus. Tiene tres años de vida, seis empleados y ha sido posible gracias al “proyecto de fin de carrera y el posgrado. Juntos hacen la receta para que el cóctel salga bien”. Y bien quiere decir que este año prevén multiplicar por tres la facturación del pasado, de 200.000 euros, según Inglés.
¿Sobrecualificación o ‘titulitis’?
A los representantes de las universidades les cuesta mucho entrar a hablar acerca de la sobrecualificación de los jóvenes españoles. Esa que la organización de los países más ricos del mundo (OCDE) sitúa en un 30% para España.
No creen en ella. Así lo afirma el rector de la Universidad Politécnica de Madrid, Guillermo Cisneros. Y también el vicerrector de Programación Académica y Calidad de la Universidad Autónoma de Barcelona: “No creo que los estudiantes hayan estado sobrecualificados ni ahora ni durante la crisis. Lo que ocurre, y es bastante típico en nuestro país, es que la calidad del trabajo que se ofrece en el mercado no se corresponde con el nivel de estudios que tienen los alumnos”.
Josep Franch, decano de Esade Business School, es más tajante todavía: “¿Sobrecualificación?”, se pregunta. “No sé si es porque no se piensa con lógica lo que se va a estudiar o si es simplemente que lo que se busca es un cúmulo de títulos. Es coleccionar programas para hinchar el currículo sin siquiera saber a qué te vas a dedicar luego”.
Bien lo sabe Carlos Abelló, de la filial de reclutamiento de mandos intermedios y de dirección de Adecco. “La gente ha tendido a estudiar más con la crisis y la falta de empleos. Pero también ha habido casos de personas que han ido a acumular títulos para llenar su currículo”.
Cristina Gelpí, vicerrectora de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, alerta de que de nada sirve la “titulitis”. “En la cantidad no suele estar la calidad, sino la dispersión. No por más posgrados que haga voy a tener un mejor trabajo. Los másteres funcionan muy bien cuando se tienen objetivos profesionalizantes, cuando se quiere especialización o dedicarse a la investigación”.
Paloma Barba, directora de Operaciones de Telefónica Educación Digital España, tampoco cree en la sobrecualificación, pues la mayoría de estos perfiles cargados de másteres y posgrados suelen carecer de las competencias digitales adecuadas, por eso nosotros preferimos hablar de aprendizaje durante la vida laboral”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.