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El grupo Sigma, máximo accionista, impulsa una política de diversificación tanto en productos como en canales de venta

Empleados de Campofrío en la fábrica de Burgos, que fue construida de nuevo tras un incendio.
Empleados de Campofrío en la fábrica de Burgos, que fue construida de nuevo tras un incendio. César Manso (Getty Images)

En junio de 2015, el grupo mexicano Sigma adquiría el 37% de las acciones de Campofrío Food Group a la firma china WHGroup y se convertía en el único propietario de la empresa de origen burgalés. Esta operación ponía fin a una larga historia de peleas y cambios de accionistas provocada por un elevado endeudamiento de casi 500 millones de euros que había llevado a la empresa a una situación de debilidad. Mario Páez, director general del grupo, se convertía en el primer presidente de la empresa cuyo apellido no era ­Ballvé. Desde esa fecha, Campofrío Food Group ha sido la principal división de la firma mexicana en Europa, líder en elaborados cárnicos, con 26 fábricas: nueve en España, seis en Francia y Suiza, cinco en Bélgica y Luxemburgo, dos en Países Bajos, dos en Italia, dos en Rumanía, una en Alemania y otra en Portugal, con una facturación de 2.032 millones de euros. Según el balance consolidado de Campofrío, 2017 fue un año de crecimiento moderado en ventas, de un 3,8%, pero con un resultado de explotación de 110 millones, un 16% más que en 2016.

Tras el incendio que destruyó la planta de Burgos en 2014 (indemnizado con más de 300 millones de euros), desde 2016 funciona a pleno rendimiento su fábrica de reem­plazo, tras una inversión de 225 millones de euros. La compañía ha hecho de la necesidad virtud y ha apostado por una planta muy eficiente, aunque eso le ha costado bastante esfuerzo y dinero. En su balance anual, el grupo mexicano Sigma reconoce que “los resultados en Europa sintieron el impacto negativo de los costes de arranque en La Bureba [la fábrica burgalesa de Campofrío que fue reconstruida tras un incendio] y por los mayores precios de materia prima”. El conglomerado mexicano ha visto cómo su deuda neta subía en un año el 12%, hasta los 1.701 millones de euros. Y una parte de ese pasivo ha ido a sufragar la nueva fábrica española. Las inversiones en Burgos se dan por terminadas con una inyección de 71 millones de euros en el último trimestre del año pasado. En cambio, la matriz compensó en parte este desembolso con un beneficio extraordinario de 20 millones por completar la compra, en septiembre pasado, de la empresa rumana Caroli, que comercializa carnes frías y comida preparada.

Nuevos productos

A través de Navidul, Campofrío tiene una posición dominante en el sector del jamón, tanto en el serrano como en el ibérico de cebo y de bellota, con exportaciones a medio centenar de países en los cinco continentes. Dispone de los secaderos más importantes del sector en Castilla-La Mancha y el año pasado, como relata Sigma en su informe anual, sufrió los efectos negativos de unos mayores precios. “Los del jamón y la paleta de cerdo en Europa fueron 8% y 15% mayores que en 2016, respectivamente”.

Más allá de esta circunstancia, la empresa ha seguido investigando en una política de diversificación que desarrolla en varias direcciones para defender y ampliar su cuota de mercado. Primero, quieren ampliar la oferta de productos, actualizando y mejorando la gama de las carnes (el pilar del negocio de la compañía). Una de las bases de ese crecimiento es el desarrollo de preparados de origen vegetal, que registró un crecimiento del 63% entre 2011 y 2015. La firma cárnica ambiciona lograr clientes entre los veganos, los vegetarianos e, incluso, los denominados flexitarianos, o personas que se alimentan básicamente de frutas y verduras, pero que no renuncian ocasionalmente a la carne o al pescado.

En este segmento de la demanda, han puesto en marcha Campofrío Vegalia, donde destacan tres variedades de loncheados vegetarianos y dos de salchichas que cuentan con el sello de la Unión Europea Vegetariana, una ONG integrada por sociedades y grupos que trabajan en temas de nutrición.

Los productos loncheados han significado tradicionalmente el segmento más importante de la empresa, con unas ventas de 30.000 toneladas en 2017. La innovación en esta oferta se ha orientado hacia productos más naturales, sin aditivos, bajos en grasa o reducidos en sal, pero con otra tipología de proteínas vegetales, respondiendo también a las necesidades de colectivos de más edad y con otras demandas en materia de salud. La misma estrategia se ha puesto en marcha para el conjunto de los elaborados de la carne, con artículos de mayor valor añadido. Por ejemplo, el grupo lanzó la gama de Campofrío Libre, con diferentes referencias de productos como pechuga de pavo, jamón cocido o chorizo sin alérgenos, sin conservantes ni colorantes añadidos, lactosa, soja, proteína de leche o gluten.

Por otro lado, la compañía ha diversificado la elaboración de nuevos productos, introduciéndose en otros sectores donde la firma matriz ya tenía experiencia, como lácteos, alimentos refrigerados y congelados. En la misma línea han entrado en la oferta de pizzas refrigeradas basadas en verduras asadas y en lascas de queso curado. Ahora mismo es la segunda marca en pizzas refrigeradas, con nuevas referencias, con un fuerte incremento en ventas, hasta las 73.000 toneladas. Bajo la marca Navidul, Campofrío ya cuenta también con una importante presencia en los productos derivados de la leche, como quesos con diferentes formatos.

Finalmente, la estrategia se ha centrado en ofrecer en cada país los productos locales, junto con la apertura de nuevos mercados. El grupo Sigma, con una facturación global de 5.300 millones de euros, tiene una presencia muy importante en México, en todo el resto del continente latinoamericano, en Estados Unidos y en Europa occidental. Uno de los objetivos actuales es aumentar su peso en los países asiáticos y en países como Rumanía.

Una vía de diversificación también se ha dado en los canales de venta. Aunque utilizan la gran distribución como mejor manera para llegar al cliente, están potenciando el pequeño comercio y la línea para grandes clientes, (muy especialmente la restauración). La oferta a través del canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) ha sido una de las claves en la política de diversificación con los nuevos accionistas. Aquí la demanda está registrando los mayores crecimientos y destaca la oferta de platos preparados a temperatura ambiente o refrigerados en diferentes formatos.

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