Los auditores europeos critican en un informe las ineficiencias del AVE en España
El Tribunal de Cuentas estima que se han financiado líneas sin un plan realista
Europa está lejos de vertebrar el continente a través del ferrocarril. Los auditores europeos han estudiado a fondo el funcionamiento de catorce conexiones transfronterizas y líneas de alta velocidad en la UE, entre ellas cuatro españolas, y las conclusiones del informe que han elaborado son demoledoras. Se ha gastado demasiado, sin tener en cuenta el ratio coste-beneficio ni pensar en la conectividad entre países. "Se ha construido un mosaico ineficiente de líneas nacionales mal conectadas", ha resumido Oskar Herics, miembro del Tribunal de Cuentas Europeo responsable del informe.
España destaca sobremanera en el texto. Es, con diferencia, el país que ha disfrutado de más fondos comunitarios para poner en marcha nuevos kilómetros de red ferroviaria. De los 23.700 millones de euros con los que Bruselas ha cofinanciado el gasto en este tipo de infraestructuras desde el año 2000, el 47,3% ha ido a parar a España, muy por encima del 11,4% de Alemania o el 8,6% de Italia. El flujo de dinero no va en paralelo a su rendimiento. El estudio certifica que mientras Francia es el país con mejores indicadores de uso de los trenes por habitante y por kilómetro construido, España lidera los costes de construcción per cápita. "En España, la mayoría de los estudios dieron como resultado ratios de rentabilidad muy bajos y algunos proyectos no eran viables desde una perspectiva socioeconómica".
Los geógrafos ya advirtieron la semana pasada de que las líneas de alta velocidad (AVE) han supuesto un despilfarro o asignación inadecuada de dinero público de 26.240 millones de euros en las dos últimas décadas. El Tribunal de Cuentas europeo no ha analizado todas las líneas operativas. Se ha centrado en el eje Atlántico y las líneas Madrid-León, Madrid-Barcelona-frontera francesa y Madrid-Galicia, además de las interconexiones transfronterizas Figueras-Perpiñán y la 'Y vasca'. Tampoco ha entrado a cuantificar las inversiones mal realizadas. El fondo de su crítica es la falta de visión europea para levantar un verdadero proyecto ferroviario común. Pone como ejemplo las conexiones fallidas entre Lisboa y Madrid, suspendido en 2011 por el Gobierno portugués ante la falta de fondos derivada de la crisis pese a que la Comisión Europea abonó 43 millones para financiar estudios preparatorios. También la falta de enlaces entre Francia y España por falta de interés del Ejecutivo galo, lo que obliga a los pasajeros a cambiar de tren. "La infraestructura en la frontera sigue siendo anticuada y poco adecuada para una red ferroviaria moderna de alta velocidad", afirma el texto. Entre los que sí se finalizaron cita el tramo Figueres-Perpignan, que según los auditores opera solo al 36% de su velocidad prevista, ligeramente más lento que el Madrid-León —39% de su velocidad esperada—.
Fuera de España, menciona como ejemplo flagrante de ineficiencia el caso de la línea Múnich-Verona, que atraviesa Austria. No estará concluida hasta 2040 según las previsiones, unos 37 años después de que empezaran los trabajos.
El informe da por hecho que no se cumplirán los objetivos de construcción de vías concebidos por la UE para la próxima década: "Aunque la longitud de las redes nacionales de ferrocarril de alta velocidad está en crecimiento, no se alcanzará el objetivo de triplicar la longitud de las líneas hasta los 30.000 kilómetros en 2030". Los auditores cifran en nueve millones de pasajeros el número que debe alcanzarse para que una línea de alta velocidad sea viable, una frontera que la mayoría no supera. Según el estudio, nueve de las catorce líneas y conexiones transfronterizas auditadas no contaban con un número de pasajeros potenciales suficientemente elevado para tener éxito.
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