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Octavio Granado vuelve a dirigir la Seguridad Social como secretario de Estado

Ocupó el mismo cargo durante el Gobierno de Zapatero entre 2004 y 2011 y tendrá que ocuparse de las pensiones otra vez

Manuel V. Gómez
Octavio Granado, cuando era secretario de Estado de la Seguridad Social en 2010
Octavio Granado, cuando era secretario de Estado de la Seguridad Social en 2010Uly Martín

Octavio Granado (Burgos, 1959) volverá a ponerse al frente de la Seguridad Social. La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, ha decidido nombrar secretario de Estado a quien ya ocupara el puesto de máximo responsable de las pensiones durante todo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, entre 2004 y 2011, según apuntan varias fuentes conocedoras de la decisión, entre ellas el Ministerio de Trabajo. En ese departamento señalan que la ministra todavía está cerrando su equipo y que, probablemente, llevará los nombramientos el viernes al Consejo de Ministros.

Este profesor de instituto es, probablemente, uno de los mayores conocedores del sistema de pensiones con los que cuenta el PSOE. Al poco de salir del Gobierno volvió a su puesto de docente, pero Granado nunca ha dejado de estudiar y escribir -pese a los graves problemas de salud que ha tenido y superado- sobre la Seguridad Social y las pensiones en España. En sus escritos, siempre se ha mostrado crítico con su sucesor Tomás Burgos. "Todas las medidas aprobadas han disminuido ingresos o generado desigualdades", escribió en su último artículo publicado en EL PAÍS, días antes de las movilizaciones de marzo.

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Durante su anterior mandato, se hicieron dos reformas de pensiones (2006 y 2011), la última es la que llevó adelante el retraso de la edad de 65 a 67 años. Ambas contaron con el acuerdo de los agentes sociales, uno de las prioridades que ha marcado el Gobierno y que volvió a reiterar la ministra el miércoles al acabar la reunión en La Moncloa que ella y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvieron con los sindicatos y los empresarios.

Granado nunca se ha mostrado partidario de una gran reforma que arregle para siempre el sistema de pensiones porque cree que eso no existe. Su posición siempre ha sido la de la reforma continúa y paulatina para adaptar la Seguridad Social a las circunstancias de cada momento y dar tiempo a los cotizantes ir adaptándose a los cambios.

Con su nombramiento, Valerio sigue el mismo criterio de Pedro Sánchez en el nombramiento de muchos de sus ministros, puesto que Granado es alguien que puede comenzar a gestionar la Seguridad Social desde el primer día. Además, es alguien que cuenta con el respeto de muchos de los funcionarios del instituto previsor, que le reconocen solvencia y conocimiento del sistema y sus recovecos.

A pesar conocer muy bien la Seguridad Social, Granado, licenciado en Filosofía y Letras y sociólogo, no se puede calificar como un técnico. Es un político correoso de larga trayectoria y un rival duro y contundente. Fue senador entre 1983 y 2001, en la cámara alta fue portavoz de Economía, Presupuestos y Sanidad, y responsable de Economía en la última comisión ejecutiva federal del PSOE.

Hasta hace pocos días, Granado negaba que estuviera en las quinielas como ministro o secretario de Estado. Finalmente, volverá a dirigir la Seguridad Social. Este nombramiento vuelve a dejar claro que el Gobierno de Sánchez pone el foco en las pensiones y lo sitúa como una de sus grandes prioridades.

Los casi ocho años de gestión de Granado estuvieron marcados por los años finales de la euforia económica, entre 2004 y 2008, y por el inicio del desplome laboral. Esa euforia y la gran creación de empleo llevaron al sistema de pensiones a sus mayores superávits y al Fondo de Reserva al máximo. De hecho, cuando él dejó la Seguridad Social todavía no se había recurrido a la hucha de las pensiones para pagar las pensiones. No obstante, el PP siempre le ha recordado que eso fue así porque utilizó alguno de los superávits de los años de bonanza, sin ingresarlo en la hucha, para hacer frente a los impagos de las empresas en problemas durante los primeros años de la crisis y que si no lo hubiera hecho el Fondo hubiera tenido más recursos. Tradicionalmente su respuesta es que eso fue así esa decisión contó con el respaldo de los agentes sociales y de buena parte del arco parlamentario porque cuando llegó la crisis era la forma de evitar que la tesorería de la Seguridad Social no tuviera problemas presionando lo menos posible a las empresas en problemas. 

El superávit de los años iniciales se fue reduciendo poco a poco con el aumento del paro y su último año, 2011, fue el primero en que hubo un déficit en el sistema de pensiones, todavía de unos pocos de cientos de millones.

Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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