El FMI eleva el crecimiento de España al 2,8% para 2018 pero alerta de sus desequilibrios
El Fondo otorga a España la mayor revisión al alza entre las grandes economías avanzadas pero advierte del elevado peso de la deuda pública y la dualidad del mercado laboral
El Fondo Monetario Internacional eleva la previsión de crecimiento de este año para España en cuatro décimas, desde el 2,4% que había calculado el pasado enero al 2,8% que estima ahora. La revisión coloca a la española entre las economías avanzadas más dinámicas del panorama mundial —con un pronóstico de alza del PIB superior al de Alemania o Francia—, después de unos meses de incertidumbre por la crisis política catalana. Este riesgo no se ha desvanecido en el horizonte, pero sí ha dejado de sacudir la actividad en el corto plazo. Al FMI le preocupa más ahora el futuro de la deuda pública y el débil mercado de trabajo.
Las jornadas de primavera del Fondo arrancaron este martes en Washington con viento favorable para la economía global, con todas las grandes potencias creciendo a un ritmo robusto, pero con tantas reservas respecto al medio plazo que parece este brío una suerte de apoteosis pasajera.
España encarna esta doble imagen a la perfección. Hace tiempo que el Fondo no señala a la cuarta economía de la zona euro como farolillo rojo, sino como una de las economías más pujantes de Europa. La revisión de cuatro décimas que consigue es la mayor que el FMI otorga a una gran economía avanzada en sus previsiones de abril (a Alemania, Francia, Italia o Estados Unidos les mejora dos décimas y a Reino Unido, una). Y solo Estados Unidos, de entre las grandes desarrolladas, crece más (un 2,9%).
Los peros emergen cuando, en lugar de poner el foco en la revisión de los últimos tres meses, se observan las tendencias de futuro: el crecimiento se va frenando de forma muy notable, al pasar de una expansión del 3,1% en 2017, a una del 2,8% en 2018, hasta la del 2,2% en 2019. En 2020 el crecimiento que calcula el Fondo ya quedará por debajo de esa barrera simbólica del 2% (1,8%), a partir de la cual a España le suele costar más crear puestos de trabajo, y a partir de ese año, y hasta el 2023, no llegará ya al 1,7%.
Estos últimos pronósticos, a más de un año vista, están sujetos a un amplio margen de error y se verán revisados muchas veces, pero sí se puede establecer que la ralentización prevista ya en el corto plazo llegará con una enorme bolsa de paro que no se ha reducido lo suficiente —la tasa de paro supera el 16%, el doble que en la media del euro—, la deuda pública se sitúa aún en el 98% del producto interior bruto (PIB) y los precios de la vivienda empiezan a evocar terribles recuerdos de la burbuja crediticia.
Algunas vulnerabilidades marca España quedan explícitamente recogidas en este informe de primavera del FMI. El Fondo alerta del elevado endeudamiento de las Administraciones públicas, un lastre que, combinado con las malas previsiones demográficas hacen necesaria una reducción del lastre. Este problema, que también afecta de forma considerable a Italia, se combina además en ambos países con otra tendencia preocupante, el menor peso de la inversión internacional en estos pasivos, la cual, según el informe puede caer hasta 20 puntos porcentuales con relación al PIB.
El mercado laboral, bajo la lupa
El mercado laboral sigue siendo el principal nubarrón de la economía española, independientemente del ciclo. Las previsiones de crecimiento del Fondo del 2,8% para este año son más generosas que las del Gobierno español (su previsión de marzo cifra el avance del PIB en el 2,7%), que la de la Comisión Europea (2,6%, calculado en febrero) o la media de consenso elaborada por la fundación de análisis económico Funcas, del 2,7%.
El organismo con sede en Washington aprovecha el informe para insistir en la dualidad del mercado de trabajo en España, lo que considera una excesiva protección del empleo fijo con relación a la desprotección del empleo temporal. Para 2018 calcula una creación de 384.000 puestos de trabajo, que dejará la tasa de desempleo en el 15,%, aunque en 2019 hay un frenazo con 148.000 nuevos empleos (tasa de paro del 14,7%).
Otros organismos, como la Comisión Europea o el Banco de España han alertado también de la poca recuperación que han experimentado los salarios durante estos años posteriores a la crisis. Bruselas ha recalcado que ni siquiera en esos sectores en los que ha mejorado la productividad ha habido una alegría equivalente en los sueldos.
El Fondo no se refiere a este asunto. Hace unas semanas sí apuntó a otros problemas. Nacen menos personas y el flujo migratorio no tiene nada que ver con aquel previo a la Gran Recesión, así que el grupo de españoles en edad y capacidad de trabajar menguará ostensiblemente si no se altera el guion. Según unos cálculos del FMI, basados en las previsiones demográficas de Naciones Unidas, la tasa de participación laboral (el equivalente a lo que en España se llama tasa de actividad) caerá al 50% en 2050, frente al 58% con que acabó el año pasado.
Riesgos globales
El contexto ha acompañado la reactivación española, una de las economías más maltratadas por la Gran Recesión. El Fondo pronostica un crecimiento del 2,4% para la eurozona (dos décimas más que en enero), mantiene el 1,2% para Japón, eleva en una décima la previsión de China (hasta el 6,6%) y coloca a la primera economía, la estadounidense, en el citado 2,9% (se modera al 2,7% en 2019). A partir de ahí comienza una retahíla de notas a pie de página y advertencias de futuro inquietantes. La más inmediata tiene que ver con las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China.
Maurice Obstfeld, economista jefe del FMI, advirtió de que una guerra comercial "no tiene ganadores" y recordó los efectos "devastadores" que la ola de proteccionismo supuso en los años 30. La economía mundial esta hoy demasiado globalizada e interconectada ya como para temer el retorno de semejante fantasma, pero las escaladas arancelarias sí tiene capacidad de frenar el comercio mundial, más allá de las potencias que impulsen el conflicto.
Obstfeld expresó su confianza en que, en cualquier caso, la sangre no llegue al río. "En este punto, aunque se ha disparado ya algunos tiros de advertencia, todavía hay margen para que los países se embarquen en negociaciones multilaterales y aprovechen los mecanismos de resolución de conflictos para evitar que se intesifiquen" las tensiones, dijo en la rueda de prensa.
Respecto a la zona euro, insistió en un punto en el que FMI incide en cada reunión desde hace años, que Alemania tiene margen fiscal para impulsar la inversión de infraestructuras y otros gastos públicos. Evitó pronunciarse de forma directa sobre la política monetaria que el Banco Central Euroepo (BCE) debería aplicar, aunque señaló que las condiciones expansivas deben seguir hasta que se consiga el objetivo de inflación (inferior pero cercano al 2%). La previsión del BCE para este año es del 1,5%.
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