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La vía californiana del grupo Sener

La empresa de ingeniería española araña contratos del gran plan de inversión pública en infraestructuras de EE UU

Pablo Ximénez de Sandoval
Mercedes Sierra, directora de Sener en Estados Unidos.
Mercedes Sierra, directora de Sener en Estados Unidos.

California, tierra de autopistas, ha descubierto el tren y el metro. Un nuevo impulso político promete miles de millones de dólares, quizá durante décadas, para construir proyectos en los que la ingeniería española tiene algo que decir. En ese escenario, Sener ha nombrado country manager en Estados Unidos a Mercedes Sierra. Con Los Ángeles como base de operaciones, la empresa ya está metiendo la cabeza en una época de inversión pública que puede extenderse a todo Estados Unidos.

Sierra, ingeniera de caminos de profesión, lleva más de tres décadas en Sener. En 2005, pasó por la Administración pública como delegada española en la Agencia Espacial Europea. En 2008, en plena crisis económica, abrió la oficina de Sener en Estados Unidos con sede en San Francisco. Ahora vuelve una década después a Los Ángeles y en un escenario muy diferente. En el sur de California, varias medidas aprobadas por los votantes van a aportar hasta 120.000 millones de dólares en fondos públicos en los próximos 40 años para proyectos como la ampliación y renovación del metro o el aeropuerto internacional.

“Estados Unidos es un mercado enorme”, dice Sierra durante un encuentro en Los Ángeles. Para la estrategia de Sener “hay un elemento fundamental y es que las infraestructuras están muy viejas y se están dando cuenta. Hay grandísimos planes de inversión, tanto para renovación como para construcción nueva”.

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No se trata de echar más asfalto: hay un cambio cualitativo. El tipo de grandes proyectos que están surgiendo encajan especialmente con la cartera de empresas españolas. “Este es un país que tradicionalmente ha sido de autopistas y aeropuertos, pero están empezando a entrar en el transporte público. No hay ninguna tradición. Las constructoras españolas llevan tiempo aquí y creo que se les está dando bastante bien. España ha invertido muchos años en tecnologías avanzadas como la alta velocidad y las renovables”.

Y esto es lo que les hace tener su nuevo centro de operaciones en Los Ángeles, donde la vida de Sierra es pasar 14 horas en un despacho del centro. “Yo diría que California va por delante en todo eso. Esa es una de las razones por las que nos interesa especialmente. Tienen infraestructuras bastante viejas, pero lo importante es que todos los temas de transporte de viajeros están ganando mucho apoyo en la población. Las últimas votaciones que ha habido en el sur de California para dar fondos a LA Metro (la empresa municipal de transportes) han tenido mucho apoyo. Ahora hay otra proposición de ley en la bahía de San Francisco, la Medida Regional 3, que se vota en noviembre y parece que está teniendo mucho apoyo”.

La entrevista con Sierra se realiza en el Angels' Flight, una atracción turística de Los Ángeles abandonada por las administraciones hasta que ACS y Sener se hicieron cargo de revivirla en 2017. Es uno de los puntos más La La Land de la ciudad. Se trata de un funicular de 1901 que lleva a los peatones desde la calle Hill hasta la calle Olive. En su día, era la mejor forma de subir al barrio popular de Bunker Hill, arrasado en los años sesenta para hacer paso a lo que hoy es un complejo de oficinas. El Angel’s Flight es historia viva de la ciudad y Sierra piensa que hacerse cargo del proyecto que, aunque pequeño en términos económicos (el viaje cuesta un dólar), muestra el compromiso de la empresa española con la ciudad y le da una importante visibilidad a su catálogo.

El proyecto de Sener en California es la cabeza de puente en un mercado de infraestructuras que en principio solo puede crecer. “En grandes números, si el grupo factura mil millones de euros, nosotros somos diez. Aspiramos a ser cien en un plazo de unos cinco años”. Sus prioridades son dos: la renovación de todo el sistema de transporte público de Los Ángeles y la construcción del tren de alta velocidad. El futuro de la ingeniería en EE UU va sobre raíles y eso es muy interesante para la empresa española.

Líneas de metro

Una potencia en ingeniería

Historia. En 1965 el ingeniero naval Enrique de Sendagorta funda Sener en Bilbao. Estaba centrada en la ejecución de proyectos de ingeniería naval, técnicamente innovadores. En 1966 gana el primer contrato internacionalpara diseñar y construir una torre de lanzamiento de cohetes en Kiruna (Suecia) para la ESRO, la antigua Agencia Espacial Europea.

Plantilla. Unos 2.500 profesionales repartidos por oficinas en Argelia, Argentina, Brasil, Corea del Sur, Chile, China, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, España, Estados Unidos, Marruecos, México, Polonia, Portugal, Reino Unido y Sudáfrica.

Ingresos. Superan los 910 millones de euros (datos de 2016) por servicios de ingeniería, producción de equipos e integración de sistemas para los sectores de Espacio y Astronomía, Defensa, y Aeronáutica y Vehículos.

Negocio. En transporte desarrolla soluciones inteligentes. Un ejemplo es el Hyperloop, un tren que podría unir urbes como Madrid y Tánger, separadas por 722 kilómetros, en 30 minuto

En el primer apartado, Sener está metido en el proyecto de conexión de dos líneas de metro de Los Ángeles que va a ejecutar Dragados y asesora en la remodelación de la icónica Union Station para acomodar las vías de alta velocidad.

La primera línea férrea de alta velocidad de Estados Unidos es un proyecto gigantesco que pretende unir San Francisco y Los Ángeles en 2029. El coste se ha disparado ya a los 77.000 millones de dólares, según la última estimación, y aunque se ha comenzado a construir, el proyecto sigue teniendo una importante oposición. Sener participa en el diseño de un tramo, entre Palmdale y Burbank (la entrada a Los Ángeles por el noreste). “El programa languidecía, pero desde enero hay un nuevo consejero delegado que está tratando de darle una vuelta”, reconoce Sierra. “Creo que hay una oportunidad de sacarlo adelante”.

A pesar de las dificultades de presupuesto, burocracia y falta de consenso, Sierra se muestra convencida de la solidez a largo plazo del proyecto. “Lo de la burocracia es real. Los plazos y los costes de los proyectos no tienen nada que ver con lo que hacemos en España. Pero acaban haciéndolo. Y te construyen el puente Golden Gate. Son proyectos en los que no podemos entender los presupuestos y los plazos. Tiene mucho que ver con los permisos medioambientales; aquí son muy conservadores con eso”.

A todo esto se suma el plan de Donald Trump para poner 200.000 millones de dinero federal que animen una mayor inversión en infraestructuras por parte de Estados y ciudades. Si todo se alinea, EE UU garantiza negocio para décadas. “Cuando se nos cayó el mercado en España empezamos a salir fuera”, reflexiona Sierra. “Y cosas que parecen que van muy bien, como Brasil, de pronto se te caen. Nuestra vocación es establecer Estados Unidos como una de nuestras sedes principales”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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