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Empleo social con una rentabilidad sostenible

El grupo vasco Gureak, en el que la gran mayoría de sus 5.200 trabajadores tiene alguna discapacidad física o intelectual, gana peso como proveedor industrial

Un trabajador en una de las líneas de cableado en los talleres de Gureak en Zarautz.
Un trabajador en una de las líneas de cableado en los talleres de Gureak en Zarautz.Javier Hernández
Mikel Ormazabal

Los “auténticos visionarios de la innovación social” fueron el grupo de personas que hace más de 40 años fundaron Gureak, aseguran sus actuales responsables. En 1975 se creó este grupo empresarial, con sede en Gipuzkoa, que nació para lograr “la plena integración social de las personas con discapacidad a través de su inserción laboral”. Lo que hace cuatro décadas arrancó en un modesto taller que comenzó a dar empleo a discapacitados, se ha convertido hoy en un gigante económico con 5.200 trabajadores (el 84% con algún grado de minusvalía) que vende a más de 20 países y está desplegado en sectores como la industria, servicios y el marketing.

Las personas con alguna discapacidad que hace medio siglo estaban prácticamente condenadas a la exclusión social, y tenían casi imposible acceder al mercado laboral, están ahora plenamente integradas en los talleres protegidos de Gureak, autogestionan un supermercado, se ocupan del servicio de habitaciones de un hotel, llevan el mantenimiento de jardines, realizan la limpieza de polideportivos o dirigen una gasolinera. Estas tareas, su labor en favor de los más desfavorecidos, le han valido a la firma para estar nominada a los European Business Awards 2018. Gureak obtuvo el año pasado un volumen de negocio de más de 242 millones de euros, principalmente de su actividad industrial (el 60% de la facturación) como “proveedor multitecnológico en sectores como la automoción, el eólico, la elevación o los montajes eléctricos”.

“Nuestro objetivo no es lograr beneficios, pero sí tenemos que ser económicamente sostenibles. Puede parecer contradictorio, pero tenemos que encontrar el equilibrio entre la labor social y la competitividad”, explica ­Ainhoa Askasibar, directora de Gureak Itinerary. Gureak (los nuestros, en euskera) debe ser fiel a su misión, recuerda la directora, de “lograr la inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad en un entorno profesional y competitivo”. Se trata de generar oportunidades de trabajo para quienes más difícil tienen lograr un contrato en una empresa. El año pasado consiguió que 47 personas dieran el salto al mercado laboral ordinario.

En el ámbito industrial, Gureak se guía por los parámetros de “mejor precio y máxima calidad” para competir “de igual a igual” con el resto de empresas. La diferencia está en la mano de obra. Sus trabajadores tienen algún grado de discapacidad física, sensorial, intelectual o padecen una enfermedad mental. Una vez evaluadas sus capacidades, reciben apoyo y formación personalizada para entrar en las cadenas de producción. Realizan tareas de alta precisión, principalmente de procesado de cables o montaje de circuitos eléctricos.

En las instalaciones de Gureak se llegan a ensamblar hasta 9,5 millones de unidades de cableado, carcasas plásticas y componentes varios para clientes de Valeo, como Audi, Volkswagen, BMW o Toyota. La colaboración entre Gureak y Valeo ha permitido patentar un dispositivo que ajusta la luz que proyectan los focos de los automóviles para que alumbren el campo de visión del conductor sin molestar a quienes circulan en la dirección contraria.

Gureak, con 3.300 personas en el área industrial repartidas en 17 centros, también ha sido elegida por Hella para la fabricación de las placas electrónicas de los pilotos traseros del Seat Ibiza y es el principal proveedor de cableados de la compañía danesa Vestas, líder mundial en la fabricación, venta, instalación y mantenimiento de aerogeneradores. Su red de clientes, desplegados en 22 países europeos, se amplía a los sectores de la electrónica, elevación, electrodoméstico, confort-hogar, energías renovables, etcétera.

La división Servicios engloba a 1.502 personas de la plantilla. Su principal actividad es la preparación de comidas a colectividades (residencias, guarderías, empresas…) y menús a domicilio, hasta un total de 56.000 mensuales, en una cocina de 1.500 metros cuadrados ubicada en Hernani (Gipuzkoa). 120 personas con discapacidad gestionan una gran lavandería industrial que procesa 3.270 toneladas de ropa al año. Otro grupo, formado por medio millar de empleados, se encarga de la limpieza de instalaciones deportivas, centros asistenciales, pabellones industriales y oficinas y edificios singulares. Recientemente, Gureak ha conseguido que un equipo gestione enteramente un supermercado de la marca Eroski.

También ‘marketing’

La vertiente del marketing emplea a 355 personas, cuyas actividades van desde la logística y distribución postal hasta el marketing directo y promocional, además de la implantación de plataformas de e-commerce o las soluciones gráficas.

La única rama de Gureak sin actividad comercial, denominada Itinerary, se encarga de realizar un seguimiento personalizado de los trabajadores. Un equipo de técnicos, psicólogos, monitores y asistentes sociales evalúa permanentemente la idoneidad de los puestos de trabajo que tienen asignados los empleados. “Nos encargamos de desarrollar sus habilidades con el fin de orientar al discapacitado a la ocupación más adecuada a sus capacidades o incluso dirigirle hacia el mercado laboral ordinario”, afirma la directora. “Es la columna vertebral de Gureak, la que permite realizar un acompañamiento específico a todos los empleados y ofrece el itinerario profesional más apto a cada uno”, añade.

Ayudas públicas

El grupo Gureak está constituido por instituciones públicas (la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de San Sebastián) y sociedades mercantiles sin ánimo de lucro, como Atzegi (la asociación que atiende a personas con síndrome de Dawn). Recibe 39,7 millones anuales de ayudas públicas (subvenciones del Servicio Vasco de Empleo, la Diputación guipuzcoana y bonificaciones de la Seguridad social, básicamente), pero sus responsables aseguran que “se revierte a la sociedad el triple de lo que se recibe”, si se computan “el pago de salarios, el ahorro en pensiones no contributivas y en servicios sociales. Solo en impuestos directos ingresamos 43,5 millones al año en la Hacienda foral”, expone Askasibar: “Estamos autofinanciados en un 84%”.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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