Mário Centeno presidirá el Eurogrupo y pone un punto final simbólico a la austeridad
El ministro portugués sustituirá en enero al holandés Jeroen Dijsselbloem
Todas las presidencias de instituciones europeas están en manos de conservadores. ¿Todas? No: el Eurogrupo, la reunión informal de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, resiste en manos de los socialdemócratas. El ministro de Hacienda portugués, Mário Centeno, ha logrado hoy la presidencia del Eurogrupo, en una votación a la que se presentaban también el liberal luxemburgués Pierre Gramegna, el socialista eslovaco Peter Kazimir y la liberal letona Dana Reizniece-Ozola.
Centeno, exprofesor de Harvard especializado en el mercado laboral, pone el punto final simbólico a la narrativa de austeridad: Europa, a su parecer, aplicó una receta "errada, parcial e incompleta", según dijo hace apenas unos meses a este diario, y recetó reformas y recortes a mansalva para una crisis fiscal cuando la Gran Recesión era una policrisis originada en el sistema financiero y que solo fue puramente fiscal en Grecia. De la mano de la Alemania de Angela Merkel y Wolfgang Schäuble, el supuestamente socialdemócrata Jeroen Dijsselbloem imprimió el sello de los acreedores a las políticas económicas del Eurogrupo. Pero Schäuble ya no está. Y el sucesor del holandés Dijsselbloem, Centeno --apoyado por España en esa elección--, tiene la oportunidad de pasar página definitivamente. "Es la oportunidad de escribir un nuevo guión para la eurozona", ha dicho en una comparecencia ante la prensa.
Centeno forma parte de la coalición de izquierdas que gobierna en Portugal, casi una rareza en Europa. Y ha aplicado reformas y recortes, pero defiende un timing distinto, combinado con políticas de estímulo de la demanda. "La lección fundamental [de la gestión europea de la crisis] es que las reformas necesitan tiempo, además de políticas de demanda, para funcionar. Esa no es la receta de Bruselas: por eso hay que explicarlo en el Eurogrupo. Pero esa tiene que ser la receta de la izquierda. Funciona: en Portugal hemos aprobado presupuestos con restricciones, pero no hemos estigmatizado las políticas de demanda. Sería aún mejor que fueran políticas de estímulo europeas, porque los límites para países como Portugal son evidentes. Hemos conseguido hacer políticas de demanda y reducir la carga fiscal de la mano de nuestros socios de coalición, pero dentro de las reglas", decía a EL PAÍS en junio.
"Hay que fortalecer la zona euro", ha dicho en su primera rueda de prensa, "sacar lecciones de lo que ya hemos hecho y completar lo que aún falta". La cumbre del euro, a mediados de mes, será la primera prueba de fuego, tras las propuestas de la Comisión Europea para reforma la Unión Económica y Monetaria, que se presentarán este miércoles. Bruselas pretende convertir el mecanismo de ayuda (Mede) en un Fondo Monetario Europeo que rescate a los países con problemas y sirva de cortafuegos para cerrar bancos. Ha diseñado también un presupuesto anticrisis para el euro menos ambicioso de lo que parecía inicialmente. Y quiere un superministro de Finanzas que sea vicepresidente de la Comisión y presida el Eurogrupo para 2020, cuando expire el mandato de Centeno, que arrancará su presidencia en enero. "La eurozona ha dado grandes pasos en los últimos tiempos, pero queda mucho por hacer para asegurar la estabilidad financiera, volver a la convergencia y aumentar la resistencia del euro", ha afirmado Centeno. "Hay un gran consenso en el Eurogrupo para todo eso", ha dicho.
Pero ese consenso es hoy un queso gruyere con un agujero en el centro: Centeno es consciente de que el Gobierno alemán está en funciones. Y sabe que una vez convertido en el sucesor de Dijsselbloem, para su trabajo será fundamental conocer el nombre del sucesor de Schäuble, auténtico dominador absoluto del Eurogrupo durante casi una década.
El nuevo presidente debería alinearse con políticas económicas más expansivas y las posiciones tradicionales de la socialdemocracia, en una eurozona que ha salido de la Gran Recesión gracias a las políticas monetarias de Draghi, a pesar del sesgo austero de la política fiscal. Ese es el giro que muchos esperan del titular de Finanzas portugués. Pero, de momento, la llegada de Centeno es también el adiós del autor de esta frase, Jeroen Dijsselbloem: “No puedo gastarme todo mi dinero en licor y mujeres y a continuación pedir ayuda”.
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