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Bruselas impulsa un FMI europeo para proteger y completar el euro

El FME rescatará países a cambio de ajustes y actuará como cortafuegos para cerrar bancos y completar la unión bancaria

Claudi Pérez

Arreón final para completar la unión monetaria: para evitar que el euro salte por los aires en la próxima crisis. Bruselas propondrá el 6 de diciembre convertir el mecanismo de rescate (Mede) en un fondo de estabilización, la versión europea del FMI. La propuesta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, limita el grado de ambición inicial ante las dificultades en Alemania para apoyar planes más atrevidos. Con medio billón de euros como potencia de fuego (ampliable hasta un 20%), el FME rescatará países a cambio de ajustes, como hacía el Mede, y actuará como cortafuegos para cerrar bancos y completar así la unión bancaria. El nuevo organismo controlará también un futuro presupuesto anticrisis de la eurozona, con capacidad para financiarse en los mercados.

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El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, en BruselasThierry Monasse
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"Van casi 16 años desde que las primeras monedas y billetes de euro entraron en la vida de diaria de los europeos", arranca el borrador de la Propuesta sobre la creación del Fondo Monetario Europeo, un largo documento de 47 páginas que constituye una pequeña revolución para la eurozona. Bruselas es consciente de que el euro es una moneda adolescente, con defectos de fábrica difícilmente subsanables por la fractura Norte-Sur y las incompatibilidades entre las distintas culturas de política económica. El euro ha salido vivo de la Gran Crisis, pero tiritando, en medio de una guerra de baja intensidad entre acreedores y deudores. Ante el peligro de desintegración y las dificultades para lograr una mayor solidaridad, las instituciones ponen en marcha una reforma basada en tres pilares: el citado FME (que podría acabar llamándose Fondo Europeo de Estabilización si cuaja la denominación que prefiere Mario Draghi), un presupuesto anticrisis de la eurozona y un superministro económico de la UE. "La Unión Económica es más sólida que antes de la crisis", subraya el texto, "pero sigue incompleta".

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La Comisión quiere aprovechar la ventana de oportunidad que ofrece la recuperación "para completar el euro". Y el punto de apoyo de esa nueva arquitectura es un FME que sería una especie de puente entre lo mínimo que persiguen Bruselas y París y lo máximo que está dispuesto a ceder Berlín. Alemania ha presionado para que ese nuevo instrumento se encargue de vigilar las políticas fiscales, evite todo lo que suene a mutualización y esquive cualquier opción de crear un presupuesto de la eurozona. Bruselas solo ha escuchado a medias.

El diseño del nuevo FME que ha cocinado la Comisión tiene en cuenta la sensibilidad alemana —más aún con la crisis política en Berlín—, pero bebe de las propuestas del francés Emmanuel Macron, alineado con el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker, en la necesidad de activar una reforma más ambiciosa. Y permitiría dar un salto adelante en la unión bancaria, al permitir que el FME actúe como cortafuegos común cuando se cierre un banco, algo a lo que Alemania se resiste.

Estos son los principales rasgos del nuevo fondo:

Bruselas y París, pendientes de Berlín

Las dificultades políticas en Berlín planean sobre la reforma de la eurozona. La convocatoria de elecciones anticipadas sería una pésima noticia para los planes del francés Emmanuel Macron y del jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker. Bruselas presentará el 6 de diciembre su propuesta; el Consejo Europeo del 14 de diciembre fijará la hoja de ruta de los próximos meses. Para todo ello (incluso para el Brexit) es fundamental el color de la coalición de Gobierno en Berlín. Los liberales, con marcados tintes euroescépticos, presionan para impedir cualquier cambio en el rol del Mede, lo que complicaría tanto el plan del FME para actuar como cortafuegos en la resolución de bancos como el presupuesto del euro. Una eventual gran coalición facilitaría la agenda europea de Alemania. Juncker dice contar con el apoyo de la canciller: "Merkel dará un paso en la dirección correcta: sé muy bien de lo que estoy hablando", dijo hace unos días a este diario.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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