El rey del tabaco paraguayo
El grupo Tabesa, una de las mayores productoras de cigarrillos de la región y propiedad del presidente del país sudamericano, encabeza una industria siempre polémica
La fábrica de Tabesa (Tabacalera del Este, SA), líder indiscutida en el mercado de cigarrillos de Paraguay, está ubicada a orillas del río Paraná y a 25 kilómetros de la Triple Frontera, donde el país latinoamericano limita con Argentina y Brasil. Del lado paraguayo de la frontera el tabaco es muchísimo más barato que en los países vecinos, lo cual históricamente ha fomentado una potente industria del contrabando que se ha extendido del tabaco a muchos otros productos.
Para muchos, la cercanía geográfica con ese punto fronterizo, epicentro del contrabando de América del Sur, es crucial para el negocio de la empresa más emblemática del Grupo Cartes, el conglomerado del que el presidente paraguayo Horacio Cartes es accionista mayoritario. Con una participación del 54% en el mercado de cigarrillos, su compañía tabacalera ocupa un lugar preponderante dentro de una industria nacional que creció al calor del comercio ilícito hacia las zonas limítrofes.
Cartes ha achacado a las grandes multinacionales la proliferación del contrabando de cajetillas
La trayectoria empresarial del mandatario es “ineludible” al hablar de su conglomerado, explican en la página web del grupo, que emplea a un total de 3.500 personas, principalmente en las industrias tabacalera y de bebidas, en la ganadería, la banca y en la gestión del club de fútbol Libertad, uno de los dos más grandes del país. Sus inicios fueron en el rubro financiero, una actividad por la que Cartes, acusado de fraude, estuvo prófugo de la justicia durante cuatro años y en 1989 pasó unos meses en prisión. Pero es su papel de empresario tabacalero el que lo vuelve un blanco recurrente de críticas y denuncias, por la presencia de sus productos en el mercado negro de muchos países de la región.
Se trata de un mercado importante. Paraguay representa el 10% del contrabando mundial de cigarrillos y del total de su producción, con un valor estimado en 1.000 millones de dólares, alrededor de un 90% cruza las fronteras de forma ilegal, según un informe del Departamento de Estado de EE UU de 2016. En Brasil, Tabesa figura como acusada en un proceso judicial que investiga la “voluminosa masa” de sus productos que se encuentran en el país, donde prácticamente no se registran importaciones formales.
En 2011, un documento filtrado por Wikileaks señaló a Cartes como blanco de una investigación internacional de la DEA (la agencia antidrogas de Estados Unidos) sobre lavado de dinero y venta ilícita de narcóticos en la Triple Frontera. Ante las acusaciones, los directivos de la empresa han respondido, en distintas declaraciones a la prensa, que Tabesa es una de las dos únicas tabacaleras de América Latina que tienen permiso para operar en EE UU, algo que consideran contradictorio con las supuestas sospechas de Washington.
Además de Estados Unidos, la empresa menciona a Suiza y Aruba como destinos importantes de sus productos. En una entrevista de 2013, durante su campaña presidencial, Cartes negó que Tabesa exporte sus cigarrillos a Argentina y Brasil. “Hacemos todo en Ciudad del Este [la ciudad paraguaya de la Triple Frontera]”, explicó el entonces candidato. “Para mí el contrabando es un problema aduanero”, afirmó.
Desviar la culpa
Otra respuesta del mandatario ante las críticas ha sido apuntar a las filiales de las grandes tabacaleras del mundo (Philip Morris y British American Tobacco) como las responsables históricas de que Paraguay sea el gran suministrador del contrabando de cigarrillos de América Latina, la región del mundo con la mayor proporción de ventas ilícitas de cajetillas de tabaco (16,7% del mercado), según la Organización Mundial de la Salud.
La firma declara que el hecho de tener permiso para operar en EE UU demuestra su limpieza
La acusación a las competidoras multinacionales se refiere a que, durante los años noventa, sus subsidiarias de Argentina y Brasil —que tienen altos impuestos internos al tabaco— exportaban grandes cantidades a Paraguay —que no los tiene— para retornarlos a los grandes mercados de los países vecinos mediante el contrabando. En 1999 el Gobierno brasileño elevó fuertemente los impuestos a las exportaciones de cigarrillos como una medida para frenar esa dinámica. Y aunque las ventas a Paraguay cayeron, la consecuencia no fue la esperada. Lo que siguió, según lo explican varias publicaciones académicas y periodísticas, fue un auge de la industria tabacalera paraguaya, que abasteció con su producción esa demanda transfronteriza. “Si hoy hay un mercado, lo generaron ellos”, afirmó Cartes en 2013, en referencia a las multinacionales.
Tabesa, que no ha respondido ninguna pregunta para este artículo, detalla en su página web que en 2014 aportó al fisco paraguayo más de 60 millones de dólares. Con 1.200 empleados y 33 líneas productivas “totalmente automatizadas”, su planta no tiene rival en el país. La actividad tabacalera del grupo está dividida en varias empresas: Compañía Agrotabacalera del Paraguay produce la materia prima junto a agricultores locales, Tabesa fabrica los cigarrillos, Tabacos del Paraguay los comercializa y Tabacos USA concentra las operaciones en Estados Unidos. Las ventas que realiza desde 2008 en ese país, bajo la marca Palermo, superan a las del mercado paraguayo, según informan en Tabacos USA. La empresa ofrece sus cajetillas en 22 de los 50 Estados a un precio un 20% o 30% más bajo que las de Marlboro.
Un directivo de la filial estadounidense publicó recientemente una “carta abierta a la ciudadanía” en la que explicó que la empresa de Cartes fue “rigurosamente investigada” antes de obtener los permisos para operar en EE UU. La misiva fue una respuesta al último capítulo de una larga historia de sospechas.
La tabacalera del presidente volvió a ser noticia en Paraguay el 8 de septiembre, después de que The New York Times publicara un artículo según el cual un exinformante de la ATF (Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos de EE UU) declaró ante la justicia haber actuado como infiltrado en la tabacalera paraguaya como parte de una investigación sobre lavado de dinero y comercio ilícito de cigarrillos. La información del periódico neoyorquino está centrada en un caso de malversación de fondos que involucra a los agentes e informantes, un dato que subrayan los directivos de Tabesa para desacreditar sus declaraciones.
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