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Condena de 10 años y siete meses al jefe de una trama de fraude de IVA

La Audiencia Nacional declara culpables a 17 miembros de un grupo por defraudar tres millones con sociedades pantalla

Una agente revisa documentación requisada en una operación de la Agencia Tributaria
Una agente revisa documentación requisada en una operación de la Agencia TributariaGianluca Battista

La Audiencia Nacional ha condenado a 17 miembros de una trama que se dedicaba a defraudar a Hacienda en el pago del IVA a través de sociedades pantalla. Estas empresas eran creadas por Ramón Cerdá Sanjuan, al que se le ha impuesto el castigo más alto, 10 años y siete meses de cárcel. Para el resto de condenados, la pena oscila entre los dos meses de cárcel, que puede sustituirse por una multa, y los dos años. Dos acusados han sido absueltos. 

La Audiencia condena a Cerdá  porque lo encuentra culpable de cometer tres delitos de fraude tributario, formar asociación ilícita e incurrir en falsedad continuada en documento público y en falsedad en documento mecantil.

Los jueces ven probado que a través de las empresas DMH y Woxter, durante 2004, 2005 y 2006, los acusados desarrollaron una actividad que consistía en suministrar material informático a precios reducidos a grandes superficies "valiéndose de una estrategia defraudatoria del IVA que les permitía desbancar a empresas que operaran respetando la legalidad tributaria". Con el procediimento, burlaron el pago de 3,2 millones en los tres ejercicios. El dinero sí que lo cobraron a los clientes y luego debían ingresarlo a Hacienda, pero no lo hacían y posteriormente se lo compensaban al alegar que habían soportado ya el pago de IVA en operaciones simuladas.

La Sala describe el complejo sistema del fraude utilizado y detalla que se servían de sociedades pantalla para burlar el pago del IVA, las conocidas como truchas. Se trataría de sociedades limitadas, sin actividad económica, descapitalizadas desde el primer momento, sin patrimonio ni domicilio y cuyos socios y administradores eran insolventes o inexistentes. Con ello buscaban ocultar la identidad de quienes sí dominaban las sociedades que simulaban las transacciones.

Para ello, suplantaban identidades en notarías y agencias de bancos con indigentes y marginales que por pequeñas cantidades de dinero aceptaban asumir el riesgo de la responsabilidad y “ocultar a los auténticos agentes del engaño”, apunta la sentencia. “Todas estas empresas eran entes efímeros, que se activaban por un periodo hasta que eran detectados por la Administración tributaria o por abandono de sus dueños”, señalan los jueces.

La sentencia apunta que Cerdá suministró a la trama cinco sociedades pantalla por las que circularon cantidades millonarias de dinero “cuya única finalidad fue permitir a los distribuidores defraudar a Hacienda”. Estas sociedades tenían un testaferro nombrado por el propio Cerdá. La Sala considera acreditado que Cerdá San Juan no sólo vendía sociedades que funcionaban como trucha o pantalla, sino que las entregaba en estado de “ser utilizadas de inmediato para el fraude tributario”.

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