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Técnicas antes, durante y después del almuerzo

La digitalización permite controlar todo el proceso de relación del cliente con el restaurante

Javier Salvatierra
Un robot lleva la comida en un restaurante de Pakistán.

A finales de este año, se celebrará en Barcelona y Nueva York simultáneamente una cena especial. Los platos estarán elaborados íntegramente con impresoras 3D. Incluso algunas de las recetas habrán sido creadas por ordenador. Lo explican desde Reimagine food, una consultora de Barcelona que une comida y tecnología, organizadora del evento. No cuesta imaginar un evento similar servido por robots. Pero no hay que ir a estos extremos para afirmar que la restauración cambia a toda velocidad, en buena medida por la entrada de la tecnología en los fogones.

Antonio Khalaf, responsable de digitalización de la Federación Española de Hostelería lo resume así: “En la relación con el cliente, pasamos de un modelo de un solo momento de consumo a otro de tres: preventa, venta y posventa”, es decir, antes, durante y después del acto de comer de restaurante. Los avances tecnológicos están cambiando el sector desde el momento mismo en que alguien decide que hoy no va a cocinar. Agregadores como eltenedor.es o restaurantes.com no solo hacen de guías gastronómicas, sino que también gestionan reservas y proporcionan descuentos, al tiempo que sirven a los restaurantes como captadores de clientes y como plataformas fidelizadoras.

Ahora empiezan a hacer uso de los datos que recopilan de sus clientes para realizar propuestas personalizadas. Reserve es una aplicación doble: permite hacer reservas a clientes y da soporte a los restaurantes para gestionarlas. No solo eso. Ya existe la posibilidad de hacer la comanda antes de llegar al restaurante, para que esté lista al sentarse a la mesa, con el consiguiente ahorro de tiempo de espera. “El bien más escaso que tenemos es el tiempo, el que más lo optimice será el más rentable”, opina Jesús Rebollo, responsable de Just Eat en España.

Ya dentro del local, se empiezan a ver tabletas, como las de la empresa española Tabletech, con las que visualizar el menú, repasar la trazabilidad de los ingredientes, consultar alérgenos y, en último caso, realizar el pedido. Las mesas de las hamburgueserías francesas Max à table son tabletas gigantes conectadas a la cocina. No hace falta que el camarero grite la comanda y obtenga el consabido 'Oído cocina'. Cuando el plato esté listo, el camarero solo tiene que llevarlo a la mesa. Los sistemas de pago por móvil también reducen el tiempo de espera para la cuenta y también desde el teléfono se puede puntuar al camarero o dejar una propina.

Después de salir del restaurante, este puede jugarse su reputación por comentarios en redes sociales o en portales de recomendaciones. “No hay miedo a los comentarios negativos, lo que intentamos es que sean reales, de gente que ha estado efectivamente en el restaurante”, reclama Khalaf.

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