Veinte años dando oportunidades de Filipinas a Panamá

Hace 20 años, tres empleados de Gas Natural Fenosa tuvieron una idea que ha proporcionado estudiar a 3.000 jóvenes sin recursos de todo el mundo. Ocurrió durante la hora de la comida de manera espontánea: decidieron montar su propia ONG. “La compañía estaba en plena expansión internacional y los compañeros en el extranjero nos transmitían su estupor por las carencias socioeconómicas de los habitantes de sus nuevos destinos. Pensamos que podíamos hacer algo para paliarlas”, explica por teléfono Inmaculada Lorigados, uno de los comensales de aquel fructífero almuerzo. Para los postres ya habían decidido cómo iban a financiarse: donarían un día de salario al año.

Por eso la llamaron Día Solidario. Decidieron apoyar solamente proyectos educativos ya que “la educación”, asegura Lorigados, “es algo que nadie puede arrebatarte y un elemento clave para progresar en la vida”. La fundadora, de 50 años, trabaja en el departamento de Reputación y Sostenibilidad y ha sido testigo de todas las iniciativas que han puesto en pie alrededor del mundo en estas dos décadas.

La iniciativa tuvo tan buena acogida que la dirección de la compañía decidió doblar la aportación económica de los empleados. Cada año, Gas Natural Fenosa contribuiría con la misma cantidad que el conjunto de los empleados asociados y asumiría los gastos necesarios para la gestión de la asociación, con el fin de dedicar el importe total de las donaciones a los proyectos humanitarios.

Esta recaudación ha permitido a Día Solidario proporcionar educación a niños y jóvenes de casi una veintena de países: de Filipinas a México, pasando por Moldavia, República Dominicana, Nicaragua, Guatemala, Colombia, Panamá, Brasil, Argentina, Mozambique o Kenia. Este último fue su primer destino. “En el país africano subvencionamos la educación secundaria a seis niños y seis niñas en 1997. Todos acabaron sus estudios”, detalla Lorigados. Esos fueron los primeros de los 3.000 estudiantes que hasta ahora se han beneficiado de sus iniciativas.

En Filipinas han establecido un teléfono de ayuda a la infancia, que recibió el Premio de Naciones Unidas al Servicio Público en 1998. En Moldavia apoyan a 30 estudiantes con buenas notas y bajos recursos económicos para que puedan acceder a la universidad y realizar prácticas en empresas una vez se hayan graduado. En Portugal colaboran con la casa de acogida de la asociación Lar Nossa Senhora do Livramento, de Oporto, con 19 becas integrales de estudios para niñas y en Marruecos financian la educación universitaria de 14 mujeres a través de la asociación sin ánimo de lucro Dar Taliba, destinada a la lucha contra la deserción en la educación de las niñas en la zona rural de Jorf El Melha.

Día Solidario cuenta hoy con 2.000 socios (un 10% de todos los empleados de la compañía), más de la mitad de ellos repartidos por el mundo, y tiene en marcha 17 proyectos en once países diferentes. Todos los años seleccionan uno nuevo en un Estado en el que tiene presencia Gas Natural Fenosa. “Se abre un plazo para recibir propuestas y nosotros elegimos una”, apunta Elena Pereira, presidenta de la junta directiva de Día Solidario.

Cada proyecto es supervisado sobre el terreno por miembros de la asociación, locales o enviados desde España. Inma Lorigados es una de las empleadas que ha viajado por el mundo para comprobar la veracidad de los planes de las organizaciones de beneficencia. “En Marruecos me preguntaban cómo mi marido me había dejado venir sola hasta aquí. Había que romper con eso”, apunta Lorigados. Por eso seleccionaron a 14 mujeres de zonas rurales que sin su ayuda habrían tenido que renunciar a su educación para casarse y trabajar en el campo. "Ahora estudian una carrera y conviven en un piso que sufraga Día Solidario", añade Lorigados.

"La educación es algo que nadie puede arrebatarte, un elemento clave para progresar en la vida", afirma Inma Lorigados de Día Solidario

En 2012 decidieron invertir en Brasil para formar cocineros de cara a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016. "Sabíamos que harían falta chefs y apostamos por formar a 20 jóvenes que tras los cursos consiguieron trabajar en cocinas de todo el país". Después del éxito de la primera hornada, han dedicado una parte de la recaudación del año pasado a formar otros 20 aspirantes, esta vez "confiteiros", que estarán a punto de caramelo para el mercado laboral en 2018.

En ocasiones, la asociación de Gas Natural Fenosa no se ha limitado a seleccionar un proyecto de otra entidad benéfica, sino que, de alguna manera ha salido de ella. En 2006, Día Solidario recibió una propuesta de una empleada de Panamá. Laidis Trejos, del departamento de Recursos Humanos en el país centroamericano, había fundado una pequeña ONG que prestaba ayuda a jóvenes de escasos recursos de las áreas rurales de la provincia de Herrera y necesitaba financiación.

"Laidis es como una madre para ellos: se preocupa de cada muchacho, lo llama, lo ayuda ante cualquier problema a través de su fundación Te Ofrezco Una Oportunidad", apunta Pereira. Aquel año asignaron becas de estudio a varios alumnos del colegio Los Pozos. En 2015 volvieron a elegir Panamá para becar a otros 20 estudiantes de diversos colegios de la misma provincia. “Hay mucha gente necesitada en esta área, en este último proyecto, al reunir a todos los becados, apareció una joven con su madre que no había sido seleccionada. Se presentó por si acaso habíamos olvidado llamarla”, explica por correo Laidis Trejos.

Hacia lo local

Hasta 2013 no se habían planteado ejecutar proyectos en España. "Siempre habíamos creído que aquí no eran necesarios en comparación con otros países", confiesa Lorigados. "Pero empezamos a percibir un clamor entre nuestros compañeros sobre las necesidades de muchas familias afectadas por la crisis", añade.

Con los excedentes económicos de otros proyectos subvencionaron becas en comedores sociales y colegios de toda España. "Primero fue con Cáritas, con quien repartimos 26.595 menús en un comedor de Guadalajara y 44.936 en dos de Galicia", detalla Elena Pereira.

En 2015 se acercaron a los colegios, donde los docentes y los servicios sociales habían percibido un aumento en el número de niños en riesgo de exclusión social. “Estos menores crecen en familias que no pueden proporcionar una comida de carne, pollo o pescado, al menos, cada dos días, habitan en viviendas donde no se puede mantener la temperatura adecuada o no disponen de lavadora”, argumenta Marifé Escobar, responsable de relaciones corporativas de Educo, una asociación humanitaria que trabaja con Día Solidario. "Para muchas familias esta es la única comida caliente que sus hijos pueden tener", continúa.

Estas becas, asegura Escobar, no solo suponen mantener nutridos a estos menores sino que contribuyen a mejorar su rendimiento académico y su sociabilidad. "Dejan de estar estigmatizados por sus compañeros, no se pasan el día metidos en casa y aprenden a comer en público", añade Escobar. Educo ha facilitado una comida equilibrada al día a 581 niños durante los últimos dos años. Ha sido gracias a la contribución de Día Solidario, la asociación benéfica que surgió, curiosamente, alrededor de una mesa a la hora de comer.

Esta noticia, patrocinada por Gas Natural Fenosa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.