La temporada de verano argentina se recupera después de un 2016 pésimo
La ciudad de Mar del Plata tiene una ocupación media y pisos vacíos pero confía en febrero
Hay mucho lugar para estacionar, pocas filas para comer en restaurantes y mesas vacías. Discotecas cerradas y promociones de risa en las pocas que están abiertas. Las compras se miden mucho, se ven locales tapiados y teatros a medio llenar. La ciudad de Mar del Plata, el principal balneario de Argentina, no vive una buena temporada, aunque comerciantes y autoridades son optimistas de cara a lo que queda de enero y, sobre todo, para febrero. Las cosas van un poco mejor que el año pasado, que fue desastroso, pero los números siguen muy lejos de otras temporadas. “Estamos terminando la quincena con un total de casi 620.000 arribos, un número muy positivo para la ciudad”, afirmó la presidenta del Ente Municipal de Turismo (Emtur), Gabriela Magnoler. Sin embargo, se consolida la costumbre de acortar las estadías.
Fernando Alegre camina casi todas las playas de Mar del Plata. Es uno de los tantos churreros que al caer la tarde, a la hora del mate, se convierte en el hombre más preciado por todos los turistas. Sin embargo, esa costumbre parece terminarse desde hace dos veranos. “Para poder sobrevivir durante el año tengo que recaudar 70.000 pesos en toda la temporada (4.300 dólares), y a este ritmo no llego ni loco. La docena la cobro 70 pesos (4,30 dólares) pero apareció una costumbre que se repite desde el año pasado, comprar de a un churro o dos para abaratar costos”. La penuria de Fernando es compartida por muchos comerciantes de “la ciudad feliz” como se le llama a la 7ª metrópoli más importante del país y uno de los principales destinos balnearios.
Se fue la primera quincena de la temporada y con ella, todas las especulaciones con respecto a la actividad económica. “Estamos hoy por encima de los números del año pasado” precisó Magnoler al sitio local 0223.com. Al análisis de la funcionaria le falta una aclaración: la de 2016 fue la peor temporada en muchos años. La diferencia sería de 18.000 viajantes. En el año 2006 habían llegado a Mar del Plata 653.744 turistas y en 2010 la cifra había alcanzado los 670 mil. Sin embargo, Magnoler entiende que esos guarismos pueden mejorar. “Estamos mirando a la segunda quincena con mucho optimismo. Mar del Plata va a tener varios espectáculos deportivos (entre ellos el River - Boca), va a tener varios espectáculos teatrales y deportivos”. La mujer también confirmó que para los segundos quince días del mes se espera un 75% de reservas hoteleras.
Ese éxito no se repite en el alquiler de pisos. Néstor Oscar Gonnet tiene 63 años y trabaja en turismo desde los 14. Es dueño de una de las inmobiliarias más importantes de la ciudad y ofrece alquileres desde 900 a 2.000 pesos por día (60 a 133 dólares). “La primera quincena fue un poco menor a la del año anterior, entre un 15 y 20% menos de público. En esta segunda creo que vamos a estar en similares características de 2016, que no fue bueno. En el total del verano estaremos un 10% abajo”, confió a EL PAÍS. “Con respecto a 2015 hay una baja que comenzó el año pasado y creo que es más pronunciada este año”, precisó, y recordó que “los alquileres subieron solo un 20% y en algunos casos un 10%. Eso fue para atraer clientes. Hay que afinar el lápiz y normalmente los alquileres por día sirven cuando es una temporada buena. Hoy que empieza la quincena tenemos un 90% de ocupación pero venimos de tener departamentos a los que recién ingresamos gente el día 12”. “Podemos empatar ganancias y pérdidas, pero la inflación de los costos fijos te comen, más para firmas como nosotros que tenemos 32 empleados”. “El cambio -según Gonnet- se da en el tipo de alquiler que son periodos muy chicos. El 80% alquila una semana, de 5 a 10 días, otro 20% toma las quincenas. Antes, era el 40% los que tomaban quincenas y el 60% semanas”.
“Hay menos comensales a la mesa teatral”, resume Carlos Rottemberg, productor teatral con más de 40 años de experiencia. “Hace tres meses dije que a la temporada en Mar del Plata 2017 la iba a llamar la temporada cauta. Lo dije para ser prudente y como manera de esperar, sobre todo porque venimos de un 2016 que el consumo teatral había bajado en Buenos Aires, y esa cautela se tradujo en menos escenarios programados en el verano y menor cantidad de producciones. Se confirma que el promedio per cápita de espectáculo podía satisfacer a los que viniesen, porque al achicar la oferta, hay más posibilidad de repartir a la demanda. Eso se está cumpliendo, aunque todavía no hay una auditoría hecha para hablar con propiedad”, analiza el empresario.
“Tengo la percepción de que es una primera quincena muy similar a la del año pasado. Pero acá hay que marcar que en 2016 bajó un 44% en relación a 2015. Son menos comensales a la mesa teatral y hay dos formas de ver esto: una era plantearse una mesa más achicada de contratos, o sea, menos protagonistas. La otra, que a mí particularmente es la que más me gusta, que tiene que ver con más fuentes de trabajo abiertas, más contratos de trabajo, y una cartelera mucho más amplia en relación con los títulos”.
Micaela recibe con la misma sonrisa a todos los comensales de Minipez. El gesto no le sale en forma espontánea, en realidad está preocupada. “Este fin de semana tendría que haber explotado el puerto y no explotó. El año pasado fue mala la temporada, pero no tan mala como esta”. Cinthia, que vende ropa deportiva de imitación en el Shopping Peatonal, ubicado en la peatonal San Martín, la más concurrida por las familias de bajos recursos, la contradice: “Me fue mejor que el año pasado. Todos lo critican a Macri pero para mí el verano comenzó bien. El 2016 fue un desastre y el anterior fue espectacular. Es cierto que los turistas vienen menos días y tal vez es por eso que se permiten compras”. Esta semana amaneció soleada en Mar del Plata. El peaje de Samborombón, camino obligado a la Costa Atlántica, registró el paso de 2.500 vehículos por hora durante toda la jornada. Muchos de esos seguramente iban hacia Mar del Plata. Poco a poco, la temporada parece remontar pese a la crisis que vive Argentina.
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