Carmena y la polución

El pasado 28 de diciembre muchos madrileños pensamos que vivíamos en Macondo. Ese jueves el ayuntamiento generó una situación de alarma activando por primera vez en la historia el protocolo tres de contaminación. El protocolo duró un solo día, al día siguiente todos podíamos circular y el sábado 31 se podía aparcar de nuevo en la ciudad sin ninguna restricción.

Manuela Carmena en la campaña electoral renegó del programa de Ahora Madrid y prometió presentar un plan para la ciudad. Un año y medio después el plan ni está ni se le espera. Es cierto que la herencia recibida del PP fue ruinosa. El promedio de deuda de los ayuntamientos era el 50% de sus ingresos anuales y Madrid tenía el 150%. La regla de gasto fuerza una dieta dura de gasto, aunque a Carmena no le ha llegado a afectar ya que han sido incapaces de ejecutar el gasto que aprobaron en el presupuesto de 2016. Y aún no ha conseguido aprobar los presupuestos de 2017.

La herencia del PP en contaminación era igual de desastrosa. Se desarrolló el metro durante la burbuja y se pusieron los parquímetros disuasorios en el centro. Pero desde 2008 la inversión en metro se ha desplomado y tiene problemas de saturación. El desarrollo de la ciudad fue hacia al norte y el PP fue incapaz durante 20 años de aprobar la Operación Chamartín, con más red de metro y cercanías. Y Carmena tampoco lo va a resolver. El nudo de Manoteras es un infierno que padecemos a diario miles de madrileños y la M30 es un atasco permanente de sur a norte por la mañana y de norte a sur por la tarde. Miles de coches parados emitiendo contaminación durante horas. Esperanza Aguirre proponía la R1 y ahora un túnel por toda la Gran Vía. O sea, más coches y más contaminación. La mayor parte de los autobuses municipales siguen siendo diésel, altamente contaminantes, y la mayoría de calefacciones consumen combustibles fósiles.

Madrid es una ciudad mediana, sus niveles de contaminación son inferiores a las grandes urbes y la solución es menos compleja. Las nuevas tecnologías nos ayudan pero son necesarias buenas leyes con incentivos económicos adecuados. El gobierno de Zapatero hizo una gran apuesta por el coche eléctrico para que España estuviese en la vanguardia tecnológica. El PP lo ridiculizó y Rajoy desde 2011 ha hecho lo mejor que sabe hacer que es nada.

La tecnología solar ya es competitiva en costes y Madrid debería ser una gran central fotovoltaica en todas sus azoteas para producir luz y calor y reducir drásticamente las emisiones en la ciudad. Gallardón y Botella no hicieron nada cuando pudieron, Rajoy incomprensiblemente ha penalizado el autoconsumo eléctrico y Carmena no tiene ni plan, ni capacidad para ejecutarlo.

Madrid ha aumentado su población un 10% en el siglo XXI, en la peor crisis económica desde la Guerra Civil la población no ha caído y seguirá aumentando en el futuro. Madrid debe ser una ciudad inteligente, pero necesita un gobierno inteligente. Lamentablemente, no hay indicios de vida inteligente en el gobierno de Madrid desde hace décadas.