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Un imperio cárnico brasileño

La firma alimentaria BRF busca consolidar su posición de liderazgo en el mundo musulmán

Planta de empaquetado de pollo de BRF en Rio Verde, en el estado brasileño de Goiás.
Planta de empaquetado de pollo de BRF en Rio Verde, en el estado brasileño de Goiás.
Thiago Ferrer Morini

En enero de 2013, la entonces Brasil Foods, fruto de la fusión entre las cárnicas brasileñas Sadia y Perdigão, anunció que cambiaba su nombre a BRF. La empresa explicó que la decisión de sacarse a Brasil del nombre se debía a su objetivo de consolidarse como una compañía global de alimentos. "Queremos dejar de ser un mero operador", explica Alexandre Borges, vicepresidente de finanzas y gestión de BRF. "Tenemos todo un movimiento para dejar de ser exportadores para formar empresas locales".

Es una estrategia que ya empieza a notarse: la firma, la tercera cárnica del planeta en facturación y capitalización, vendió más el año pasado en los mercados internacionales que dentro de Brasil. Sin embargo, la crisis económica y política del país sudamericano y la desvalorización de su divisa, el real, provocaron que la facturación, pese a crecer un 10% en moneda nacional, cayese más de un 25% cuando contabilizada en dólares, hasta cerrar el año en 32.197 millones de reales (8.875 millones de dólares).

Otros factores también están perjudicando los resultados de la compañía. La peor sequía en décadas asoló el fértil sureste del país sudamericano, aumentando el precio de los granos y repercutiendo en los costes de producción, especialmente en los de la carne de ave, que representa el 40% de la facturación. En junio, la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA) informó de una caída del 10% en la producción, un descenso que no se reflejó en un aumento de precios por la abundancia de carne de ave en el mercado. "Brasil es un exportador neto de maíz", recuerda Borges. "Tuvimos que empezar a importar". No obstante, las lluvias de este mes de noviembre ya han hecho a los expertos augurar una supercosecha para el año próximo.

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Los problemas no son exclusivos de la firma brasileña. La estadounidense Tyson Foods, el mayor productor de carnes del mundo y uno de los grandes rivales de BRF, anunció este lunes la salida de su consejero delegado tras una caída de la facturación de casi el 13%, peor de lo que se esperaba el mercado.

Sin embargo, el director financiero de BRF afirma que, tras un 2016 "desafiante" el momento es de "recuperación". "El escenario de exceso de producción ha empezado a revertirse durante la segunda mitad del año", explica Borges. "En 2017 vemos una acomodación: Brasil va a volver al mercado internacional de granos. y la producción se va a estabilizar a niveles menores".

En este escenario, BRF ya está acelerando su conversión en una compañía global. Y el primer objetivo es su mayor mercado internacional: los países árabes. A principios de mes, BRF anunció una ronda de consultas para diseñar la emancipación de su división de productos halal [que cumple con los criterios alimentarios islámicos], una operación que, según han indicado fuentes del sector a Bloomberg, puede rendirle a la empresa 500 millones de dólares. "Somos el mayor proveedor de proteína animal del mundo musulmán", señala Borges. "Queremos consolidarnos en la región como una empresa más local y más efectivamente musulmana".

Ayuda al éxito de la empresa en Oriente Próximo el que su principal enseña, Sadia, sea homófono con un popular nombre de mujer. "Cuando en la región se pregunta sobre qué marca halal le viene a la cabeza, la primera es Sadia, con un 37%", afirmó el director general para la región, Patricio Rohner, en una conferencia con accionistas.

A pesar de su popularidad, el nombre de Sadia no es árabe, sino un acrónimo de Sociedad Anónima Concórdia, por la localidad del Estado de Santa Catarina (al sur del país) donde surgió la marca, en los años cuarenta del siglo pasado. Las crisis del petróleo fomentaron el súbito crecimiento de un mercado para la carne importada en los países del Golfo, un mercado que Sadia y su entonces rival, Perdigão, aprovecharon en 1975 para enviar conjuntamente el primer cargamento de pollo congelado para Arabia Saudí y Kuwait.

Perdigão, fundada en 1934 en la ciudad de Videira, a 170 kilómetros de Concórdia, por varias familias de inmigrantes italianos, se especializó en porcino —sobre todo en manteca, la grasa preferida de los brasileños hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX— y, con el tiempo, fue incorporando a la línea productos avícolas. Uno de sus grandes éxitos fue el importar de Estados Unidos la raza de pollos Chester, especialmente grande, que pronto fue un clásico en las cenas de Navidad.

La fusión entre ambos grupos fue conturbada. Tras varios intentos de asociación, en 2006 Sadia lanzó una opa hostil contra su rival, que fracasó. En 2009, las dos compañías llegaron finalmente a un acuerdo, que obtuvo la aprobación condicional de las autoridades de competencia dos años más tarde.

Argentina y China

Además del mercado musulmán, dos son los pilares de la expansión de la compañía los últimos años. El primero es Argentina, donde BRF se ha lanzado en una serie de adquisiciones para hacerse líder en el sector de las carnes procesadas, con marcas tan importantes en el país sudamericano como Vienissima (salchichas) y Paty (hamburguesas).

El segundo es Asia, en especial China, donde BRF anunció a principios de mes la compra del 2% de COFCO, la mayor empresa de alimentación del país asiático, así como ampliar la colaboración entre ambas firmas. La elección del proteccionista Donald Trump para la presidencia estadounidense, afirma Borges, puede incluso hacer aún más atractivo el mercado chino. "China no va a dejar de importar alimentos", señala el vicepresidente financiero. "Claramente el país necesita socios. Y si Estados Unidos se retrae, ahí hay oportunidades de negocio".

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Sobre la firma

Thiago Ferrer Morini
(São Paulo, 1981) Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. En EL PAÍS desde 2012.

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