Los autónomos no somos un riesgo para las pensiones
El debate sobre los trabajadores por cuenta propia está lleno de mitos y cuentos falsos
Desde que se anunció que los autónomos seríamos el primer punto a tratar en este nuevo ciclo político, brotan cuales setas otoñales relatos varios de expertos de “pluma y pájaros” que nunca han pagado una nómina de su patrimonio y que intentan en vano transformar al héroe de la crisis en ogro responsable de todos los males que acechan a nuestro sistema de pensiones y a la calidad del empleo.
Y tiene su lógica, pues siendo ahora los autónomos “la princesa a conquistar” por los diferentes grupos políticos, las hermanastras de Cenicienta se remueven celosamente en una operación orquestada para desprestigiar y desnaturalizar a los que sin duda se merecen haberse ganado el puesto de protagonistas en esta historia de recuperación.
Pero me permitiré recordarles la segunda parte del cuento para que consideren que quizás más vale que nos vean como familia, nos inviten a la mesa y empiecen a vestirse de modernidad, si no quieren ser ellos los que terminen limpiando las cenizas de unas instituciones claramente trasnochadas.
Y es en ese nuevo traje, en el que deberían empezar a reconocer, igual que nosotros reconocemos su papel y su labor en todos estos años de democracia española, que no se puede ningunear a los autónomos, pero sobre todo, que unos agentes sociales serios y rigurosos no pueden dejar llevarse por mitos y negar la realidad que muestran los datos.
Ni los “falsos autónomos” son los 3,2 millones de autónomos de este país, ni los autónomos somos un riesgo para la sostenibilidad de las pensiones, ni la tarifa plana y su ampliación supone ninguna factura al sistema y por supuesto, ni la van a pagar los sindicatos como parecían asumir cuando dijeron en referencia al acuerdo alcanzado entre C’s y PP: “No estamos dispuestos a pagar la factura de la Seguridad Social que supondrá este acuerdo”.
Estos mitos son muy similares a los que confunden el Fondo de Reserva con la caja de la Seguridad Social o tasa de temporalidad con porcentaje de contratos temporales sobre indefinidos. Se crean pensando que como los ciudadanos no lo vamos a entender, pueden ser utilizados por algunos para sustentar sus mensajes.
Procederé por ello a desmontar los que a autónomos se refiere, antes de que se conviertan también en cuentos interiorizados sin filtro por la opinión pública y, aún peor, la política.
En primer lugar, el mito del “falso autónomo”. El número de trabajadores por cuenta propia que declara en la EPA trabajar en exclusiva para un solo cliente asciende a 180.000 personas. De esta cifra, habría que restar a los trabajadores por cuenta propia que no están dados de alta en el RETA, bien porque no tienen obligación o bien porque están en la economía irregular, y también a los que sí son autónomos y trabajan para un solo cliente, lo cual no es ningún crimen, ni automáticamente supone que estén cubriendo ningún tipo de puesto asalariado. Así que, en el peor de los casos, el fenómeno “falso autónomo” podría cuantificarse entre un 2% y un 3% del total de los trabajadores por cuenta propia en España. Con tal porcentaje, no parece que sea la figura más extendida, ni pueda por sí sola justificar el boom de emprendedores de estos últimos años. Por tanto, dejemos actuar a la Inspección que es a la que le compete y no introducir distorsiones en la búsqueda de medidas eficaces y de ayuda a autónomos.
En segundo lugar, el mito de la “insostenibilidad del RETA”. Sorprende que quien ha tenido cargos de primer nivel en la Seguridad Social, no especifique cuando se refiere a los problemas del RETA, que en 2008, y bajo su responsabilidad, se incorporaron a este 779.300 nuevos pensionistas agrarios y solo 245.481 cotizantes provenientes de este régimen. Para entendernos, esto es como si te suben el sueldo un 8% y el alquiler de tu casa un 76%. Te hundes. Así, y gracias a esta gran idea, el Régimen de Autónomos pasó de tener una proporción de 3,1 cotizantes por pensionista a 1,9 e hizo que un régimen que gozaba de plena salud ahora sea deficitario. De hecho, si hoy excluyésemos a los agrarios, algo que no haremos porque somos extremadamente solidarios, volveríamos a una tasa de dependencia de 2,9 pensionistas por cotizante, lo que daría para cubrir una, dos y tres ampliaciones de la tarifa plana. Quizás aquellos que están tan preocupados por cómo los autónomos afectan al sistema, deberían también preocuparse por como otras coberturas que gestionan las mutuas y son rentables, como la de lactancia o riesgo en el embarazo o la prestación por cese de actividad, con una reserva de 600 millones de euros desde su puesta en marcha, no se utilizan para mejoran las prestaciones de los autónomos o para compensar el déficit.
En tercer lugar, el mito de que “la tarifa plana pone en riesgo el sistema de Seguridad Social y las pensiones”. Que una medida como la tarifa plana que ha incorporado a poco más de un millón de cotizantes a la Seguridad Social y ha aflorado miles de actividades en la economía sumergida, se considere un riesgo para el sistema, no hace más que evidenciar lo que ya afirmaba al principio de este artículo, hay mucha gente que opina sin haber pagado nunca una nómina de su bolsillo y sin entender en qué consisten las economías de escala.
No quiero que con todo lo dicho aquí se interprete que no haya que mejorar el RETA, pero culpar del problema de las pensiones en España a los autónomos o a las medidas de apoyo hacia el colectivo aprobadas o por venir, carece de cualquier lógica que no sea malintencionada.
Entiendo que ahora muchos quieran opinar y podrían hacerlo. Podrían hacerlo si hubieran estado al lado de los autónomos cuando cientos de miles desaparecían y con ellos sus empleados y si hubieran ido a las mesas de negociación a aportar medidas constructivas y no a solicitar recursos propios. No se preocupen, no vamos a distorsionar “ese” diálogo social, pero no vamos a permitir que nadie ahora se apropie de méritos de los que sí representamos a los autónomos y que sí hemos estado trabajando, y seguiremos trabajando, por y para ellos. En definitiva, no vamos a permitir que se sigan contando cuentos.
Celia Ferrero es vicepresidenta ejecutiva de la Federación Nacional de Asociaciaciones de Trabajadores Autónomos (ATA)
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