Vivan los bajos tipos de interés
La banca pierde, pero pierde más por su viejo modelo de negocio; ganan los endeudados
Claro que los bajos tipos de interés perjudican la rentabilidad de los bancos. Tanto como benefician a los tomadores de préstamo.
Así que la solución no será subirlos —por esa razón: lo importante es la economía en su conjunto—, sino mejorar o cambiar su modelo de negocio para adecuarlo a la era digital. Bizum, la plataforma mancomunada de pago por móvil recién creada por 30 entidades, es una muy buena pauta.
Las sombras densas e inmediatas sobre la banca española, sin embargo, vienen de otro lado. De si la economía portuguesa tira, de si su sector bancario acaba de encauzarse: un 41% de sus bancos privados, y un 20% del total, los más sanos, pertenece a Santander, BBVA y Caixabanc, un alto nivel de exposición.
Del resto, la pública Caixa Geral requiere inyecciones de capital, igual que BCP; y Novo Banco, terapia de choque. Si lo hacen bien, tranquilos. Si no, volverían las turbulencias y las altas primas de riesgo, un riesgo de contagio para todos.
Volvamos a los tipos. Es lógico que se queje quien lleve la china en el zapato. Pero quienes berrean carecen de Norte. Como el jefe de Deutsche Bank, John Cryan, que clama contra las "fatales consecuencias" de los tipos bajos para ahorradores y fondos de pensiones, aunque, cuco, piensa en su cuenta de resultados.
Tiene un rostro que se lo pisa, porque su corrupta y falsaria entidad, multada por doquier y sujeta a 6.000 pleitos pendientes, no sufre por esa enfermedad de los tipos negativos. Padece, agónica, porque su banca de inversión le aportaba, antes de la quiebra de Lehman Brothers, el 70% de los beneficios del grupo. Y al aflorar todas sus trampas con las hipotecas basura, los derivados disparatados y demás, esos dividendos se secaron.
Elegante, Mario Draghi le replicó: "Si un banco supone un riesgo sistémico para la eurozona, esto no puede deberse a los bajos tipos; tendrá que ver con otras razones".
También el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble, lamentó a fin de agosto las "dañinas consecuencias" de los bajos tipos, tras haber atribuido en abril al BCE "el 50% del éxito" del populismo alemán, por desvalorizar ahorros, invectiva por la que enseguida pidió solemnemente perdón.
Y además, ahora la medio ultraliberal, medio ultraintervencionista británica Theresa May zahiere la política monetaria expansiva, como presunta causante de la desigualdad. Pregúntele a mamá Thatcher, que era más coherente, y no enrede. Qué pesados.
Recopilemos dudas y certezas. Es cierto que los bajos tipos (y la amplia liquidez) mellan el modelo de negocio bancario y asegurador tradicional; y es cierto que constriñen los beneficios de los ahorradores.
Pero también lo es, y eso importa más, que la abundancia de liquidez ha evitado otra recesión a la eurozona; que ha contribuido, junto al alza del precio del petróleo, a un aumento —aún muy limitado— de la inflación (al 0,4%); que ha favorecido el endeudamiento a precios asequibles; al desendeudamiento a cotas fáciles, y pues, a la reducción de la carga de las deudas; y al crecimiento económico. Banqueros inteligentes, nos os quejéis: ¡adaptáos!
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