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Los sacrificios de estudiar un doble grado

Exigen una mayor nota de corte, duran cinco años y requieren más esfuerzo. Los expertos alertan sobre una posible burbuja

En septiembre, Jaime Redondo empezará el doble grado en Física y Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), cuya nota de corte ha sido este curso la más alta de las carreras universitarias españolas: 13,45 sobre 14. No será obstáculo para este madrileño de 17 años que ha sacado un 14 sobre 14 en la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) tras terminar su Bachillerato científico con un 10. “Vi que la formación incluye lo esencial de ambas materias, solo se pierden un par de asignaturas, y, a cambio, sales con las dos titulaciones”, explica el estudiante con la máxima nota en la PAU de junio de 2016. "Se exige más y eso me gusta", añade.

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La elección de Jaime pone de evidencia algunas cuestiones: 1) los dobles grados ofrecen una formación más completa, 2) suelen tener una nota de corte más alta y 3) exigen un mayor esfuerzo que un grado normal. Como consecuencia, 4) atraen a los buenos expedientes. En los últimos cursos, su oferta se ha multiplicado: las 169 Programaciones Conjuntas de Estudios Oficiales de Grado que las universidades madrileñas impartían en 2011-2012 han pasado a 245 en 2015-2016, según las estadísticas del Ministerio de Educación. Son 85 en universidades públicas y 160 en privadas. 

La UCM, pública, lleva ofreciéndolos desde 2010-2011. En 2013-2014 contaba con seis, y 621 alumnos preinscritos en ellos en primera opción; este año son 10, con 933 preinscritos. La Universidad Europea (UE), privada, se declara pionera en el desarrollo de este tipo de titulaciones, que comenzó a impartir en 2008. La empleabilidad ha sido, en ambos casos, el principal criterio a la hora de diseñar dobles grados. “Las combinaciones de estudios permiten desarrollar competencias que facilitan la incorporación al mercado de trabajo”, explica Marta Muñiz, vicedecana del Área de Empresa de la Universidad Europea.

Grupos reducidos

La empleabilidad ha sido el principal criterio a la hora de diseñar dobles grados

La UCM lanzará en septiembre Turismo y Comercio, Psicología y Logopedia y un clásico como ADE y Derecho. La Universidad Europea, Matemáticas y ADE. La Universidad Autónoma de Madrid, Maestro de Educación Infantil y Primaria; Filosofía e Historia, y Ciencias de la Música y Tecnología Musical... Suelen ser, salvo excepciones, grupos reducidos, de 20, 30, 40 o 60 alumnos. Para entrar hace falta un mejor expediente que para un grado simple. La nota más baja que ha logrado plaza este curso en ADE con Estudios Internacionales de la Universidad Carlos III (se imparte en inglés) tenía un 12,97. La mínima nota necesaria para hacerse un hueco en cualquiera de los dobles grados que ofrece esta universidad (una de las primeras en ponerlos en marcha) supera el 10, según asegura su vicerrectora de Estudios, Isabel Gutiérrez. “Vienen muchos alumnos de fuera de Madrid, que en el caso de Periodismo y Comunicación Audiovisual representan el 66% de la clase; eso mete una gran presión”, reconoce.

Una vez dentro, además, la carga lectiva es mayor: de media, 72 créditos europeos (ECTS) por curso frente a los 60 de un grado sencillo; 360 ECTS en lugar de los 240 necesarios para cursar un grado a secas. Y no en cuatro años sino en cinco. Eso cuando las titulaciones pertenecen a una misma rama de conocimiento, son afines, porque cuando no lo son (pongamos Criminología con Ingeniería informática, de la Rey Juan Carlos, la adaptación no es tan directa y el volumen de créditos necesarios para completar ambas titulaciones sube hasta los 380 o 390. “En la práctica tenemos dobles grados que duran cinco años y medio”, reconoce María Luz Martín Peña, vicerrectora de Docencia y Ordenación Académica.

Cinco años mínimo

“El alumno ha de saber que va a tener un par de asignaturas más por curso, y que va a terminar en cinco años como mínimo”, tercia Pilar Herreros de Tejada, vicerrectora de Estudios de la UCM. “Es un esfuerzo importante, una cuestión de voluntad; no todo el mundo aguanta”, apostilla Guerrero.

Unos estudios más largos, más intensos. Y más costosos que un grado simple, aunque también es verdad que más baratos que matricularse de dos. Un 10% más caros en la Universidad Europea, según sus cálculos; en IED Madrid, un grado cuesta 10.500 euros al año, mientras que la doble titulación se va a los 12.500 euros por curso. Por su parte, el precio público del ECTS es de 24,30 euros en primera matrícula: si se cursan 12 créditos más, y durante cinco años en lugar de cuarto, el doble grado tendría un sobrecoste de unos 1.500 euros.

La carga lectiva es mayor: de media, 72 créditos europeos (ECTS) por curso frente a los 60 de un grado sencillo

La Carlos III apuesta por los idiomas: de su oferta de 11 dobles grados en las áreas de Ciencias Sociales, Ingeniería y Estudios internacionales, cuatro de ellos se ofertan en bilingüe, y dos íntegramente en inglés. Y, además, da a sus alumnos la opción de elegir una doble titulación internacional: los cuatro primeros cuatrimestres se cursan en la UC3M y los últimos cuatro, en una de las universidades internacionales con las que mantiene acuerdos.

Diferenciarse

“Nuestro planteamiento inicial era proponer una oferta distintiva: nos quisimos diferenciar y eso nos ha traído ventajas, entre otras, que los dobles grados son un foco de atracción de buenos expedientes”, confiesa la vicerrectora de la URJC. Proactivos, más maduros, según enumera. Otra fortaleza de estas titulaciones es su mayor rapidez para cubrir huecos de demanda y adaptarse a las necesidades del mercado.

Los dobles grados son una combinación de titulaciones que ya ofrece una universidad, de manera que ésta no ha de presentarlos a la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) para su aprobación (“Iniciar el proceso de implantación de un nuevo título es un proceso lento que ha de plantearse dos cursos antes”, recuerda Martín Peña); simplemente comunica a su comunidad autónoma su puesta en marcha y las plazas que oferta.

No existe una normativa para los dobles grados, ni a nivel autonómico ni estatal”, informa Herreros de Tejada. Cada universidad diseña el programa, calcula las equivalencias y convalidaciones de créditos, y detrae una serie de plazas de sus titulaciones individuales para las dobles. Juan Antonio Huertas cree que se está abusando de los dobles grados, y cuestiona algunas combinaciones e incluso la oferta, que la hay, de triples grados. Martín Peña no está de acuerdo. “Creo que todo son ventajas, cuando están bien diseñados”, agrega. “La oferta no está saturada todavía”, estima Herreros de Tejada, pero “las comunidades autónomas harían muy bien en supervisar y controlar de alguna manera qué tipo de oferta se está dando, y cuántos créditos mínimos ha de hacer un estudiante para obtener dos títulos en lugar de uno”.

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