La estela del ‘Solar Impulse 2’
Las innovaciones tecnológicas y de materiales del avión podrían aplicarse a la vida cotidiana
Cuidar del medio ambiente también es tarea de profesionales con traje de chaqueta. De inversores de multinacionales y potentes compañías, de empresas que arriesgan por abandonar las energías fósiles y mirar al sol, sentir el viento y palpar el mar. El avión Solar Impulse 2, el primero en dar la vuelta al mundo solo con energía solar, se ha convertido en un laboratorio volante de inventos, avances y tecnologías que sirve de prototipo a los socios del proyecto para implantar sus ideas en materiales e ingeniería. El presupuesto total del proyecto asciende a los 170 millones de euros, en una iniciativa eminentemente privada en la que participan empresas como Solvay, Omega, Schindler y ABB. “Hemos demostrado que las tecnologías limpias son rentables, lo verde no es un tema aburrido”, dijo el piloto suizo Bertrand Piccard tras aterrizar en Sevilla el pasado viernes 24 de julio procedente de Nueva York en un vuelo sin escalas de 71 horas. Tras más de quince días en la capital andaluza, el Solar Impulse 2 ha despegado a las 6.18 de este lunes con destino a El Cairo.
El prototipo experimental ha puesto de manifiesto que se puede cruzar el Atlántico y el Pacífico sin gastar una gota de combustible fósil. El desafío ahora es implementar paulatinamente las tecnologías en la vida cotidiana. “Es un reto único, dar la vuelta al mundo con recursos renovables, representa muy bien nuestra razón de ser”, apunta Carlos Marcos, consejero delegado de ABB. “Nuestra aportación consiste en transformar la energía solar a eléctrica, estudiar su acumulación y otorgarle el máximo de eficiencia. El avión es un proyecto único, pero la innovación aplicada se puede utilizar también en la vida cotidiana”, añade.
La empresa Covestro se ha encargado de los materiales que complementan la cabina. El reto para reducir al máximo el gasto de energía era conseguir que fuese lo más liviana posible para el avión, que pesa 2,3 toneladas. “En la parte exterior no hemos usado metal, en su lugar colocamos poliuretano rígido, un material que se encuentra en los frigoríficos y que funciona como un buen aislante térmico. Cuando utilizamos materiales basados en derivados del petróleo esperamos que el producto ahorre tanto como 70 veces el carbón utilizado para hacerlo”, detalla Richard Northcote, director de sostenibilidad de la empresa. Según sus cálculos, esta tecnología podría tener un importante impacto social y medioambiental en países en vías de desarrollo donde la conservación de los alimentos puede ser un problema.
Nuevo hito en la aviación sevillana
"Gracias por la gran proeza. La historia de la aviación está escrita por pioneros y visionarios como vosotros", declaró el director del Aeropuerto de Sevilla ante la llegada del Solar Impulse 2 a la ciudad. Esta gesta se convierte así en otro hito para sumar a los extensos anales de la historia de la aviación en Sevilla. En 1910, la ciudad acogió la primera semana de la aviación en España, un acontecimiento que vino seguido por la preparación, en 1926, en el aeródromo de Tablada, del avión Plus Ultra, que sobrevoló por primera vez el Atlántico Sur desde Palos de la Frontera (Huelva), a la argentina localidad de Río de la Plata.
En 1929 salió de Sevilla el avión Jesús del Gran Poder, un vuelo sin escalas que duró casi 44 horas y que llegó a Brasil tras cruzar el Atlántico. Ese mismo año sobrevoló la ciudad el dirigible Graz Zeppelin. Cuatro años después, dos pilotos españoles consolidaron la ruta del Altántico central con un vuelo desde Sevilla a Camagüey, el más largo realizado hasta entonces. En la década de los cincuenta, Sevilla acogió el vuelo inicial del Saeta, el primer avión reactor fabricado en España. La herencia de este legado aeronáutico queda cerrada con la apuesta de Airbus en la provincia y una creciente industria aeronáutica.
El parabrisas es de policarbonato. “El vidrio es más pesado y el policarbonato permite la misma calidad visual, pero es más ligero. Es una oportunidad para las ventanas de la industria automovilística”, añade Norhcote, que ve el sector de las energías renovables como un importante mercado. “Hay que seguir investigando en la energía eólica, tiene mucho potencial”, apunta. La empresa Solvay ha optimizado el funcionamiento de las baterías mediante un lubricante que evita rozamientos y podría ser utilizado en cualquier motor, y Schindler ha desarrollado un sistema de optimización y redistribución de la energía en momentos de descanso de las cuatro baterías del avión, un sistema utilizado también en ascensores y escaleras mecánicas.
“El solar impulse puede abrir camino a un nuevo mundo. De aquí se pueden generar nuevos negocios, nuevos trabajos”, apunta el también piloto del avión André Borschberg, que señaló que eligió Sevilla para su aterrizaje en Europa por la apuesta que la ciudad y Andalucía ha hecho históricamente en la inversión de las energías renovables. “Queríamos que fuera un símbolo”.
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