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Dimite la cúpula del primer banco portugués

El banco público Caixa Geral de Depósitos necesita miles de millones de recapitalización

Hasta los jefes se han hartado de esperar. En una carta al ministro de Finanzas portugués, la dirección de Caixa Geral de Depósitos presenta su dimisión y critica la indefinición del banco público, el primero del país, y su parálisis desde finales del pasado año.

Los presidentes no ejecutivo y ejecutivo de CGD, Álvaro Nascimento y José Matos, respectivamente, habían acabado su mandato en diciembre pasado; el Gobierno ya había elegido como sustituto al directivo de BPI, António Domingues, sin embargo, el relevo se ha ido retrasando, por exigencias de este, por indefinición del Gobierno sobre el futuro de CGD y por las exigencias de la Comisión Europea sobre los planes de un banco público que pierde dinero desde hace cinco años pese a las sucesivas ayudas públicas.

Pese al anuncio del relevo, este no fue tomado en la asamblea general del pasado 25 de mayo, como estaba previsto, lo que provocó una protesta de los directivos ante el ministro Centeno. En el origen del aplazamiento están las negociaciones con la Comisión Europea sobre el montante de ayuda pública a CGD y si a efectos contables se considera un aumento de deuda o aumento de déficit, cuestión fundamental para el Estado, ya que la inyección de dinero público podría estar en torno a los 5.000 millones de euros.

El nuevo gestor António Domingues exigió al Gobierno carta blanca para nombrar a su equipo, y acabar con el tope salarial para los funcionarios públicos. Domingues pasará a cobrar cuatro veces más que el anterior presidente, lo que ha levantado las protestas de los socios de Gobierno. También ha exigido una recapitalización suficiente para hacer frente a los impagos y a futuras operaciones. El capital puede llegar a los 5.000 millones de euros, con los que podría devolver 900 millones de euros en CoCos, y ahorrarse el pago de intereses, y acometer una urgente reducción de personal: 2.500 empleados menos en tres años. Se da por segura el cierre de casi todas las oficinas en España.

En este abandono de funciones por parte de los máximos directivos de CGD, el ministro Centeno es quien ha estado informando del futuro del banco. En una conferencia de prensa reciente afirmó que en cinco años CGD volverá a tener beneficios. Hoy, el ministerio ha aclarado que los dimisionarios continuarán en funciones hasta que se apruebe la nueva comisión ejecutiva, antes de final de mes.

En el último año, la CGD, que tiene el 25% del mercado crediticio del país, perdió 171 millones de euros; pero en este primer trimestre ha perdido 74,2 millones frente a los beneficios de 2,1 de hace un año. En la actualidad tiene 16.000 empleados y 1.253 oficinas, 500 de ellas fuera de Portugal.

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