Estados Unidos ultima el acuerdo de libre comercio del Pacífico
El pacto se ha visto obstaculizado en las últimas horas por las condiciones de EE UU para la industria farmacéutica
Tras cinco años de negociaciones, Estados Unidos se muestra “optimista” para cerrar en las próximas horas el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) con otras once naciones, según manifestaron este domingo sus representantes en la ciudad de Atlanta, donde se celebran las conversaciones. El pacto de libre comercio, impulsado por el presidente Barack Obama como “el marco comercial del siglo XXI”, podría llegar en las próximas horas tras un acercamiento de las posturas de EE UU y de Australia, enfrentados en las últimas conversaciones.
El TPP reducirá los aranceles comerciales y establecerá nuevas normas comunes entre las 12 economías implicadas, lideradas por EE UU y Japón, y que representan el 40% de la producción de bienes de todo el mundo. El pacto abarca la creación de estándares comerciales, de inversión, intercambio de información y de propiedad intelectual. El resto de países que negocian el acuerdo son Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
Las negociaciones entre todos ellos, que tenían como fecha límite el pasado 2 de octubre, se han visto obstaculizadas en los últimos días por el desacuerdo con respecto a los productos farmacéuticos.
EE UU quiere imponer un límite de 12 años de exclusividad en el mercado de los medicamentos antes de permitir que otras compañías empleen las mismas fórmulas, para equiparar las reglas del TPP a la legislación estadounidense. Sin embargo, países como Australia apuestan por un período máximo de exclusividad de entre cinco y ocho años, por temor a que un retraso en la innovación aumente los costes e impida la creación de medicamentos genéricos.
El presidente de EE UU ha presionado durante los últimos años para que este acuerdo impulse la apertura de mercados a las exportaciones estadounidenses, desde la industria farmacéutica hasta los servicios financieros. Además de este último escollo, la docena de naciones debe cerrar acuerdos en los apartados de la industria del automóvil, con especial interés para Japón, o el de la industria lechera, en la que Nueva Zelanda quiere ampliar su acceso a la exportación de productos lácteos a otros países.
Obama cuenta con el TPP para afianzar gran parte de su legado económico y lograr además un nuevo marco comercial que sirva de contrapeso ante la economía china. A pesar de no estar implicado en las negociaciones, el gobierno de Pekín sí se vería afectado por las consecuencias del TPP en la región del Pacífico.
El pacto, una vez sellado, tendrá aún un futuro incierto dentro de EE UU, donde debe superar la aprobación del Congreso. Obama confía en el apoyo de los legisladores republicanos, mientras que algunos legisladores demócratas han manifestado sus dudas sobre el impacto que puede tener las nuevas reglas, especialmente en el ámbito de la industria farmacéutica, para los ciudadanos de países más pobres.
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