Japón bordea la deflación arrastrado por el petróleo
El IPC retrocedió un 0,1% en agosto respecto al mismo mes del año anterior:
Los datos que va ofreciendo la economía japonesa cuestionan de forma creciente la efectividad de la Abeconomía. La inflación volvió en agosto a terreno negativo, por primera vez desde abril de 2013, cuando el gobernador del Banco de Japón puso en marcha la actual política monetaria ultraexpansiva. La vuelta a la deflación parece cada vez más próxima, con el desplome del precio de las materias primas y los números rojos del PIB en el segundo trimestre. El primer ministro impulsa la Abeconomía 2.0 para intentar revertir la situación.
Ni un yen un 30% más barato que cuando Shinzo Abe llegó al poder, en diciembre de 2012. Ni una subida del IVA del 6% al 8% en 2014. Ni una política monetaria que ha expandido el balance del banco central a un ritmo anual que equivale al 16% del PIB (80 billones de yenes, unos 580.000 millones de euros). Ninguna de las herramientas puestas en marcha por el gobernador del Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) ha servido para reactivar el crecimiento y sacar al país de la espiral deflacionista que arrastra desde hace más de 20 años.
En agosto, y por primera vez desde que Haruhiko Kuroda accedió a la presidencia del BoJ, la inflación —excluidos los precios de los alimentos frescos— cayó el 0,1%, impulsado por la debilidad de la demanda y la caída de los precios del petróleo. Las autoridades japonesas daban relevancia ayer a otro indicador menos seguido por el banco central, la inflación subyacente, que excluye alimentos frescos y el precio de la energía. Ahí sí, los precios mantienen un ritmo de crecimiento anual del 0,8%. Pero el freno en la economía china presiona a la baja los precios de las materias primas. “Las bajas expectativas inflacionistas, el decepcionante crecimiento de los salarios y el freno en la recuperación están anticipando presiones deflacionistas”, apuntaba en una nota Kohei Iwahara, de Natixis. El objetivo de situar la tasa de inflación en el 2% para septiembre de 2016 parece cada vez más irreal.
Nuevas medidas
Kuroda ha insistido en que pondrá en marcha todas las medidas necesarias para cumplir esa meta y los inversores celebraron con una subida del 1,8% en la Bolsa la previsión de que el BoJ aprobará en consecuencia nuevas medidas de estímulo en su próxima reunión de octubre.
La política monetaria parecía, hasta la fecha, el único logro real de la Abeconomía, el recetario puesto en marcha por Shinzo Abe para impulsar la economía y la inflación en Japón. Una política basada en tres flechas —política monetaria, estímulos fiscales y reformas estructurales— que no han acabado de cumplirse. Ante semejante constatación, Abe ha fijado nuevas flechas, no menos inalcanzables, aunque esta vez sin un calendario concreto.
Este jueves el primer ministro japonés revelaba sus nuevos objetivos: aumentar el PIB en 600 billones de yenes (unos 4,5 billones de euros); elevar el apoyo a las familias con niños y la reforma de la seguridad social. Tras el fracaso de su primer programa, la Abeconomía 2.0 aún debe ganarse la credibilidad del mercado.
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