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La stevia conquista el mundo del dulce

La planta, 300 veces más edulcorante que el azúcar, atrae el interés de las grandes multinacionales de la alimentación

Thiago Ferrer Morini
Un cultivo de stevia en la provincia de Huelva.
Un cultivo de stevia en la provincia de Huelva.

En Paraguay, se le llama el ka’a he’e, “la hierba dulce” en guaraní. Pero es como Stevia rebaudiana que esta planta de la familia del girasol y la achicoria se ha convertido en uno de los cultivos con mayor potencial de expansión en el mundo. Con una capacidad edulcorante equivalente a 300 veces a la del azúcar, los extractos de esta asterácea han entrado como un ciclón en el cada vez más disputado mercado de los edulcorantes de alta intensidad.

En 2013, Coca-Cola lanzó en Argentina y Chile su línea Life, edulcorada con stevia. Mermeladas, bombones y yogures están entre los productos que utilizan extractos de la planta como saborizante. En 2010 salieron al mercado 531 productos que contenían stevia; en 2014, esa cifra había crecido un 480%, según la firma de análisis Mintel.

“Puede decirse que la stevia ya es un producto de uso común”, apunta por teléfono Olivier Kutz, director de marketing senior de la francesa Tereos. “Ya hay hasta anuncios en televisión promocionando productos que utilizan stevia”. Aunque solo representa alrededor de un 2% del mercado global de endulzantes, según la consultora Euromonitor, el consumo de la planta en todo el planeta creció de 35 toneladas en 2008 a 916 en 2013, un alza del 16% anual en promedio, frente al 1% del conjunto del sector.

Y las expectativas son aún mayores. “Esperamos que la stevia siga creciendo entre un 10% y un 20% al año por lo menos”, explica William Mitchell, presidente del Consejo Internacional de la Stevia, una patronal del sector con sede en Bruselas. “Pero aún somos muy pequeños. El mercado de los endulzantes vale 70.000 millones, de los cuales 60.000 son azúcar. Nosotros solo valemos 200 millones”.

Para Kutz, el verdadero potencial de la stevia no está en los productos sin calorías. “Hasta ahora había productos con azúcar y sin azúcar”, explica. “Estamos viendo cómo está creciendo un nuevo mercado: productos que, para el consumidor, son un capricho, pero que al mismo tiempo son suficientemente sanos como para que toda la familia los pueda consumir a diario. La stevia combina muy bien con el azúcar, y es perfecta para ese papel”.

DEMANDA INSACIABLE

La expansión del mercado hace que los productores se las vean y se las deseen para cubrir la demanda. “Ha crecido tanto que no tenemos como abastecer”, reconoce Juan Barbosa, presidente de la Cámara Paraguaya de la Stevia. “Ahora tenemos 2.000 hectáreas cultivadas. En cuatro o cinco años queremos que sean 10.000, y 50.000 en 2030. Pero si antes casi todo se exportaba, ahora el consumo interno está aumentando”.

A pesar de que la stevia es de origen sudamericano, los mayores productores y consumidores están en Asia: más de los mitad de los cultivos están en China. El hecho de que la planta produzca tres cosechas al año en suelos arenosos y bien drenados —donde otros cultivos no prosperarían— ha despertado el interés de productores de medio mundo. “Es una planta muy eficiente”, apunta Mitchell. “Utiliza menos agua y menos tierra que los cultivos de azúcar tradicionales, y su huella de dióxido de carbono es mucho menor”.

“En el Levante español, es un cultivo perfecto”, señala Jeroen van Stapele, de Agristevia. Este holandés asentado en Murcia descubrió la verde hoja de la stevia hace dos años, como decoración de un helado que le sirvieron de postre en un restaurante. Hoy coordina a 50 agricultores que cultivan alrededor de 60 hectáreas de stevia. “Estamos recibiendo peticiones de plantones de lugares como Turquía, Egipto y otros países de África”.

La aprobación de la stevia como producto alimenticio sigue siendo un proceso complejo. “Pongamos el caso de una rosquilla de masa blanda rellena”, explica Kutz. “Es posible ponerle stevia en la cobertura, o en el relleno, pero no puedes ponérsela en la masa porque no está autorizado para hornear. No es un problema del extracto, que es resistente al calor, es un problema de la autorización. Esperamos que el regulador se vaya dando cuenta y, a su debido tiempo, dé su permiso”.

¿PRODUCTO NATURAL?

Además, la planta en sí sigue sin recibir el visto bueno de las autoridades sanitarias de Europa y de EE UU por sus efectos secundarios, entre ellos propiedades contraceptivas. Lo que comercializan las grandes empresas son compuestos muy purificados de la planta, que se obtienen por extracción química. El más abundante, el esteviósido, tiene un regusto amargo muy característico; por eso las empresas apuestan por otro compuesto menos común, el rebaudiósido, que no tiene ese problema.

La pregunta a la que se enfrenta el sector es: si la parte que interesa de la planta representa, por peso, menos de una milésima parte de la planta, ¿sigue siendo stevia? Para Miguel Arrillaga, de la empresa de comercialización de productos ecológicos DePr1mera, la respuesta es no. “Las multinacionales venden productos sintéticos”, afirma. “El consumidor que busca stevia no se va a tragar que se le vendan productos que tengan un 1% de stevia”. “Queremos concienciar a la gente sobre las bondades del consumo integral de la stevia”, apunta Juan Barbosa. “Sus propiedades son únicas en el mundo. Y si es aprobada, estamos hablando de una demanda mucho más allá de la actual. Hablamos de 100.000, de 500.000 toneladas”.

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Sobre la firma

Thiago Ferrer Morini
(São Paulo, 1981) Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. En EL PAÍS desde 2012.

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