Varoufakis en los juegos (no) olímpicos
Un análisis a la luz de la Teoría de Juegos sobre las negociaciones sobre Grecia
Desde el estreno de la exitosa película Una mente maravillosa, la obra de John Nash (1928-2015), especialmente la parte referida a la Teoría de Juegos, suscita gran interés. Periódicamente surgen noticias relacionadas con el trabajo pionero del genial matemático. Hace unos días, se hizo viral en Twitter la historia de un profesor de psicología social que planteaba implícitamente a sus alumnos un problema propio de la célebre tragedia de los comunes. Cada alumno tenía que elegir si quería obtener dos o seis puntos extra en su nota final. La trampa era que si más del 10% de los estudiantes elegía sumarse seis puntos, entonces toda la clase perdía la recompensa. Los estudiantes caían en una trampa social: por buscar cada uno su bien individual, el conjunto salía perdiendo.
La Teoría de Juegos intenta hacer predicciones sobre la toma de decisiones de varias personas en situaciones en las que las consecuencias individuales dependen no sólo de los propios movimientos, sino también de los de los demás. Sus aplicaciones son muy abundantes. En política se usa para explicar por qué el centro político es tan codiciado: por qué Aznar promovió el famoso viraje popular al centro hace casi 30 años, por qué Pablo Iglesias se empeña en promover la transversalidad de Podemos. En ciberseguridad se usa para explicar las motivaciones de empresas interconectadas para no invertir en seguridad, lo que hace a la Red más insegura globalmente, y muestra la necesidad de introducir regulaciones que promuevan tales inversiones. Una rama de la biología, la Teoría de Juegos Evolutiva, intenta explicar la evolución de especies en términos de juegos dinámicos. En economía, es famoso el uso que algunos países europeos hicieron de estas teorías en el diseño de las subastas de licencias 3G, con importantes beneficios económicos.
Los ejemplos anteriores se refieren a juegos no cooperativos: los agentes involucrados sólo buscan, esencialmente, su propio beneficio de forma egoísta. Consideremos el dilema del prisionero. En él, dos detenidos tienen la opción de confesar o no. La pena recibida depende de las decisiones de ambos. La estructura de sentencias y el que ambos prisioneros busquen sólo su propio bien y no se comuniquen lleva a que ambos acaben con una sentencia mucho peor que si hubiesen planteado el bien común de alguna forma. Un ejemplo sería el de cuatro organizaciones que crean una institución común de tipo único a modo experimental, sin prestarle demasiada atención inicialmente. Una vez que, con un liderazgo diferente, la institución tiene éxito y muestra que las cosas pueden hacerse de otra manera, los creadores primigenios, de forma egoísta y con una mezcla de necedad, vanidad y pusilanimidad, reclaman su trozo de pastel llegando, tal vez, a destrozar la institución.
En este escenario, una idea fundamental es el equilibrio (no cooperativo) de Nash: se predice que el juego acabará en una situación de equilibrio en la que cada jugador adopta una decisión que es su mejor respuesta a la de los demás. Sin embargo, para aplicar este concepto se ha de partir de hipótesis como la de conocimiento común, que en muchas aplicaciones no se da. Frente a este y otros defectos de la Teoría de Juegos nace el moderno Análisis de Riesgos Adversarios, que se ha aplicado con éxito en casos de lucha frente a delincuencia y terrorismo, ciberseguridad, subastas y en el diseño de robots sociales.
El exministro es un experto en la disciplina, además de autor de un libro realmente interesante sobre el tema
El modelo de juegos no cooperativo se ha empleado en muchas tertulias televisivas, para tratar de analizar las negociaciones entre Grecia y el resto de la Unión Europea, apelando al citado dilema del prisionero y al problema del gallina que popularizó la película de James Dean Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955): dos conductores se dirigen el uno al otro en coche. Si ninguno evita la colisión, ambos fallecen; si sólo lo hace uno de ellos, gana el más arrojado y el otro es tomado por un gallina. Si ambos lo hacen, hay un empate (¡y ambos son gallinas!).
Parte de la fascinación provenía de que el ya amortizado Yanis Varoufakis es experto en la Teoría de Juegos y autor del libro Game Theory: A Critical Text, aportación realmente interesante. Pero… ¿con qué modelos y estrategias ha estado jugando Grecia? El exministro afirmó en febrero que el tiempo de las negociaciones de división de pastel entre dos partes egoístas había pasado, que se requerían negociaciones honestas y abiertas entre partes que integrasen sus capacidades. Muchos interpretaron ese mensaje como que no era momento de emplear la Teoría de Juegos. En realidad, estaba haciendo un canto a su versión cooperativa, y a la más moderna disciplina del Análisis de Negociaciones Integrativas.
La Teoría de Juegos cooperativa busca modelos de cooperación entre las partes, promoviendo soluciones justas (aunque el concepto de justicia, como el de belleza, está en el ojo del observador) y racionales. El Análisis de Negociaciones incorpora elementos de la Teoría de Juegos y otras herramientas analíticas, junto con conceptos estratégicos y psicológicos, para proporcionar marcos de ayuda a la negociación. En el caso integrativo, el lema es hagamos primero un pastel mayor para luego dividirlo a mayor satisfacción. Vistos los resultados, poco caso hicieron a Varoufakis.
Sin duda, se trata de una negociación muy compleja en la que, usando la jerga, Grecia partía con un BATNA (mejor alternativa a un acuerdo negociado, en sus siglas en inglés) muy, muy débil. El referéndum convocado por Atenas fue, sin duda, un intento de reforzar ese BATNA. Ambas partes cometieron claros errores de negociación. El novato equipo griego, por no haber estudiado suficientemente los estilos culturales y negociadores de Bruselas, según se lee en las crónicas. Y por parte de esta, por haberse enrocado en posiciones y soluciones que se han demostrado (y así lo hacen las matemáticas) ya sin éxito en Grecia.
De hecho, se habla de propuestas de fechas para reuniones sobre reestructuración y quita de deuda griega como solución (final). Pero parece que tales fechas no resultan convenientes para Enda Kenny, primer ministro de Irlanda, el presidente Mariano Rajoy y Pedro Passos Coelho (Portugal), por su proximidad a elecciones generales.
¡Ay, de nuevo el egoísmo…!
David Ríos es matemático y AXA-ICMAT Chair en Análisis de Riesgos Adversarios en el ICMAT-CSIC y numerario de la Real Academia de Ciencias.
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