Un programa difícil de cumplir
Las expectativas sobre el empleo son excesivas incluso en un escenario favorable
Hace un par de semanas el Gobierno aprobó la actualización del Programa de Estabilidad 2015-2018, cuyo cuadro de previsiones macroeconómicas merece la pena comentar en esta tribuna. El crecimiento del PIB contemplado en el mismo es del 2,9% para este año y el próximo, y del 3% para los dos años siguientes. Si bien la cifra correspondiente a 2015 está en línea con las estimaciones de los analistas privados, e incluso podría quedarse corta, las correspondientes a los años siguientes son más cuestionables.
El crecimiento actual es el resultado, por una parte, de la propia mecánica del ciclo económico, y por otra, de una serie de impulsos exógenos favorables de carácter transitorio: caída del precio del petróleo, bajada de los tipos de interés, depreciación del euro, rebaja del IRPF y reactivación de la obra pública ligada al ciclo electoral. Pero una vez se agote el impacto de estos, y se haya reducido la brecha que separa el nivel actual de PIB de su potencial —el output gap—, el ritmo de crecimiento se ralentizará. Además, la política fiscal va a mantener un tono restrictivo durante los próximos años, puesto que hay unos objetivos de déficit que cumplir y el nivel de endeudamiento público se empieza a desbordar. Por todo ello, es improbable que el buen resultado de este año se repita en los posteriores.
Otro elemento cuestionable de estas previsiones es la aportación ligeramente positiva o nula del sector exterior a partir de 2016 (gráfico superior izquierdo). Desde el inicio mismo del actual proceso de recuperación se ha puesto de manifiesto que sigue vigente uno de los rasgos más nefastos del ciclo económico español: cuando la demanda interna crece, las importaciones se disparan y el sector exterior se desequilibra, dando lugar a una aportación negativa del mismo al crecimiento. Y no hay ningún motivo para pensar que este patrón tan sólidamente establecido se vaya a modificar de un año para otro.
También son excesivamente optimistas las previsiones de empleo, que sitúan su crecimiento, en términos equivalentes a tiempo completo, en torno al 3% anual durante los cuatro años del horizonte de previsiones del Programa. En el primer trimestre de 2015 el crecimiento de la ocupación según la EPA alcanzó el 3%, pero en el segundo trimestre se producirá la cancelación de un efecto escalón que se introdujo en el mismo periodo del año pasado, cuando el empleo registró un incremento muy elevado. Dicho resultado, difícilmente repetible, fue algo anómalo probablemente debido al margen de error de la encuesta, o a algún problema técnico de la misma —la población en edad de trabajar sufrió ese trimestre una inexplicable interrupción de su tendencia descendente que ha tenido que introducir alguna distorsión en las cifras de ocupación—. Como consecuencia de la cancelación de dicho efecto escalón, el ritmo interanual de crecimiento del empleo será más moderado a partir del segundo trimestre, de modo que la media anual en 2015 difícilmente alcanzará el 3%, y trasladada la cifra a términos equivalentes a tiempo completo sería incluso algo inferior.
Por otra parte, el ritmo de crecimiento previsto para el empleo es prácticamente el mismo que para el PIB, no solo en 2015 sino también en los años posteriores. Esto significa que el aumento de la productividad sería nulo durante todo el periodo (gráfico superior derecho), lo cual es improbable. Incluso aunque la tasa de crecimiento a partir de la cual se crea empleo se haya reducido, tiene que ser una tasa positiva, de modo que el empleo no puede avanzar al mismo ritmo que el PIB. Por tanto, las expectativas para el empleo son excesivas incluso para un escenario de crecimiento del PIB tan favorable como el del Programa —más aún si, como es más probable, el crecimiento económico es inferior—. Y puesto que sobre las previsiones macroeconómicas se sustentan en gran medida las presupuestarias, el cumplimiento de estas últimas resulta bastante dudoso.
María Jesús Fernández es analista de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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