El FMI reclama más acción política en Europa para la recuperación
Las previsiones mejoran tres décimas para 2015 y dejan el crecimiento en un 1,5%
El Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha creído la munición sin precedentes usada por el Banco Central Europeo (BCE), unas compras masivas de deuda pública que la institución con sede en Washington llevaba tiempo reclamando y que Europa ha activado en enero. Las previsiones de crecimiento para la zona euro en 2015 y 2016 han mejorado con relación a las últimas estimaciones, de enero, en tres y dos décimas respectivamente, hasta el 1,5% y 1,6%, pero sigue siendo una velocidad de caracol para superar una crisis tan profunda. Así que el Fondo pide más acción a los gobiernos.
Crecer poco, de forma desigual, con pobres registros en empleo y una inquietante fragilidad. Esto resumiría el modelo que el Fondo teme que se asiente en el mundo y muy especialmente en Europa. Ese es el riesgo a un “estantamiento secular”, concepto que Larry Summers puso de moda, que en la versión Fondo se llama “la nueva mediocridad”. Y ese está siendo, hoy por hoy, el epílogo de la Gran Recesión.
La previsión de crecimiento mundial se mantiene intacta desde el tijeretazo que sufrió en enero en el informe global de perspectivas presentado este martes en Washington (3,5% en 2015) y la primera potencia, Estados Unidos, avanzará con un vigoroso 3,1% este año y el siguiente. Supone una rebaja de medio punto respecto al último pronóstico, a que la fortaleza del dólar va a castigar las exportaciones. Además, el Fondo es mucho menos optimista para el medio plazo y advierte de que el crecimiento potencial quedará solo en el 2% por el envejecimiento de la población y la pobre productividad.
Blanchard advierte de que la zona euro está más preparada para una ruptura con Grecia
Fue la última pregunta de la rueda de prensa, en el tiempo de descuento, cuando un periodista preguntó sobre las posibilidades de reestructuración de la deuda griega. Y Olivier Blanchard, el economista jefe del FMI, comenzó diciendo que estaban en plenas negociaciones y esperaban un acuerdo, pero en seguida deslizó que el fracaso de este proceso no será el fin del mundo: “¿Qué pasa si no hay acuerdo? Una salida de Grecia del euro sería extremadamente dolorosa para Grecia”, sin embargo, “el resto de la eurozona está en mejor posición para lidiar con ello, hay una serie de cortafuegos que no estaban antes”, advirtió. “No será una navegación tranquila”, admitió, pero “puede hacerse”.
La presión crece sobre Grecia, que logró pagar un vencimiento que tenía pendientes con el Fondo el pasado 9 de abril pero admite que sus arcas se están vaciando. Sin reformas creíbles, no hay ayuda, ese es el mensaje que lanzan FMI y Europa.
Blanchard admitió que Grecia sigue siendo un riesgo para el crecimiento de la zona euro, junto con el conflicto de Ucrania y los riesgos financieros.
El informe constata el frenazo en América Latina y en China, cuyas previsiones son del 6,8% y el 6,3%, y destaca la mala racha de la segunda economía mundial, Japón, que pese a la formidable expansión monetaria sigue teniendo un consumo pobre y se espera un crecimiento del 1% para este año y del 1,2% en 2016.
En la zona euro donde la recuperación sigue “frágil y desequilibrada” y el Fondo insiste en pedir más acción política. Alemania, la locomotora, crecerá el 1,6% y el 1,7%, en niveles similares a Francia e Italia, así que es la cuarta potencia, España, la que está a la cabeza con su 2,5% para 21015. Solo países más pequeños, como Irlanda, Eslovaquia o Lituania, supera el avance este avance, aunque curiosamente el Fondo también pronostica un crecimiento del 2,5% para Grecia. Fuera de la zona euro, Reino Unido destaca con crecimiento del 2,7% y 2,3% para estos dos años.
En general, la actividad fue más débil de lo esperado en la mitad de 2014, pero dio muestras de un repunte en el cuarto trimestre y en los primeros meses de 2015, con el consumo empujado por la bajada de los precios del petróleo y el aumento de las exportaciones netas, que han encontrado en la debilidad del euro su mejor aliado.
"Alemania podría hacer más"
Pero el Fondo pide más. “Países con margen fiscal, como Alemania, podrían hacer más para impulsar el crecimiento, especialmente poniendo en marcha inversiones públicas que hacen mucha falta”, señala el informe, mientras que esos otros estados con las cuentas públicas menos boyantes (España, por ejemplo) pueden hacer uso de la flexibilidad que ha incorporado el pacto europeo de crecimiento y estabilidad para hacer los mismo e impulsar sus reformas estructurales pendientes. Y aun así, y la actividad y la inflación sigue decepcionando, el Fondo recalca que el Europa tendrá que pensar en más estímulos fiscales (es decir, gasto) para empujar el carro.
Y es que el miedo de la deflación en la zona euro ha bajado un grado en el equipo de Olivier Blanchard, pero sigue ahí. Las probabilidad de caer en esa bajada generalizada y sostenido de los precios, que acaba por paralizar la economía, es esta primavera es algo superior al 25%, frente al 30% que le otorgaban en octubre. Los manguerazos de liquidez del BCE y la depreciación del euro, que sube de factor el precio del crudo porque cotiza en dólares, han mejorado la previsión. Pero, sobre todo, la reanimación de la economía también ayudará tirar de los precios. El Fondo habla de un “incremento” de las expectativas de inflación, pero advierte de que “seguirán por debajo del objetivo del BCE”, que es cerca, pero por debajo del 2%. En marzo estaba en el -0,3%.
Los precios avanzan lentos de forma generalizada en los países desarrollados, incluso en EE UU, que está a la cabeza del crecimiento, no se espera una inflación de más del 0,4% para 2015, señal de que está más vinculada a la subida del dólar y la baja de los costes energéticas que a un problema de demanda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.