El aeropuerto de Mallorca estrena el pasillo VIP para evitar las colas
AENA cobra a las compañías 1,5 euros por cada pasajero que use este servicio que permite acceder al control de seguridad sin tener que esperar
AENA puso en funcionamiento este martes un pasillo VIP en el aeropuerto de Palma de Mallorca que evita las colas para acceder hasta los arcos de la zona de control de seguridad. Está señalado con pintura amarilla en el suelo para marcar la diferencia: “carril rápido/fast lane”. No es una vía discreta sino un privilegio notorio y de pago. Permite saltarse las colas pero no el filtro de seguridad, que obviamente seguirá siendo igual para todos.
La gestora de los aeropuertos, mayoritariamente participada por el Estado, cobrará 1,5 euros por cada viajero que use este pasillo VIP, que facturará a las compañías aéreas. A su vez, las compañías tienen libertad para fijar el precio a los pasajeros por usar esta vía rápida, incluso decidir dar este servicio gratis a sus clientes, o a los que contraten una tarifa superior. El viajero paga la tasa en el momento de adquirir el billete o concreta su facturación con su aerolínea.
Las aerolíneas pueden fijar libremente la tarifa que cobran a sus clientes
AENA atribuye la medida, que ha generado cierta controversia, a una petición expresa de las compañías aéreas que desean que el carril rápido se imponga como una norma en todas las terminales del mundo. En Barcelona se ha puesto en práctica una fórmula parecida y en Madrid también existe un fast track en la terminal 4, que usa Iberia.
La dirección de Palma ha planteado la reforma en el plan general de mejoras de calidad del aeropuerto de Son Sant Joan. Las colas comunes de pasajeros maleta en mano o arrastrando el carrito-roller discurren entre barreras metálicas con varias decenas y hasta cientos de metros. En primavera y en verano, con hasta mil vuelos al día, el colapso suele ser notable pese a la apertura de más arcos y vías de acceso. Son Sant Joan es el tercer aeropuerto de España por movimientos, con 23 millones de viajeros en 2014.
El director del aeropuerto de Palma, José Antonio Álvarez, considera que la nueva propuesta no causará problemas de imagen para el turismo ni tampoco crea distinciones entre los pasajeros. Por el contrario, la Asociación de Consumidores de Baleares (Consubal) afirma que “se trata de una brutal aberración que fomenta la discriminación cuando el servicio debe ser excelente para todos”, y tiene un “claro afán recaudatorio”.
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