Ahora sí: haré todo lo necesario
Pedro Cruz Villalón fue un excelente presidente del Tribunal Constitucional español. Ahora, como abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), ha elaborado un informe que da alas a la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) lance por fin la bomba atómica que puede activar la mortecina economía de la eurozona: la compra masiva de bonos soberanos de países en dificultades. Lo que EE UU ha aplicado desde hace un lustro.
La semana que ha comenzado es de las que habitualmente se suelen considerar trascendentales… al menos hasta la semana siguiente: entre los acontecimientos previsibles de primer orden, la reunión del jueves del BCE y las elecciones legislativas en Grecia el domingo. Analistas y mercados apuestan por la seguridad de que la autoridad monetaria anunciará ese día un programa de compra masiva de deuda pública que engrase una economía zonal muy por debajo de su potencial, con bastante de sus países en inflación negativa, con un desempleo que no acaba de ceder y que en algunos de los socios es directamente insoportable (Grecia y España). Se trata de que la banca abandone el refugio seguro de los bonos y se disponga a arriesgar prestando y bombeando las tuberías del crédito, la inversión empresarial y el gasto familiar, hasta ahora semivacías.
Las dudas están en otro sitio: la letra pequeña, las condiciones de ese programa (cantidades, modalidades, países que se acogerán, rondas que serán precisas…) y las resistencias implícitas o explícitas que pondrán quienes son sus adversarios implacables —la ortodoxa Alemania y sus aliados— lo que en el extremo podría generar problemas de gobernanza en Fráncfort. Más, sí para que su efecto sea completo se tuvieran que aprobar, por parte de la Comisión, otras medidas de estímulo fiscal, no sólo monetario. Como tantos defienden. Los síntomas de que esta vez sí, Mario Draghi, pasará de las palabras a los hechos (“Haré todo lo que sea necesario y, créanme, será suficiente”, dijo en septiembre de 2012, y bajaron las primas de riesgo) y que se intuyen algunos cambios en la política económica de la austeridad que ha llevado al empobrecimiento masivo a parte de la eurozona, se han manifestado durante la semana pasada.
Si activa las compras de bonos, el BCE habrá de retirarse de la troika
Los puntos hay que unirlos para entender la planilla. Primero fue el anuncio de la Comisión Europea de que flexibiliza el calendario de ajuste fiscal de la segunda y la tercera economía de la eurozona (Francia e Italia), lo que legitima preguntarse, una vez más, por qué no hizo lo mismo con Irlanda, Grecia, Portugal o España. A pesar de esa desigualdad en el trato, la medida es positiva para unos países estancados y en los que la austeridad, con resultados asimétricos en la población, ha provocado la presencia de partidos populistas, algunos de ellos con posibilidades de gobernar.
El segundo aviso fue el informe de Cruz Villalón. Aunque no es vinculante, en un porcentaje muy alto de ocasiones la opinión del abogado general preanuncia la decisión definitiva del Tribunal de Justicia: el programa de compra de deuda pública es política monetaria y corresponde instrumentarlo al BCE, en contra de lo que pensaban los representantes del Bundesbank, que apelaron a su inconstitucionalidad. Entre las condiciones puestas hay una que significará profundos cambios: si el BCE compra deuda de países en dificultades, no podrá formar parte de la troika que negocie con esos países las condiciones del rescate.
La tercera llamada de atención ha venido de la siempre pragmática Suiza. Su banco central ha levantado el límite impuesto hace tres años al tipo de cambio de su moneda (el franco) frente al euro, con el fin de defender sus exportaciones. Parece claro que el banco central helvético ha querido recuperar su autonomía frente al BCE, porque pretende protegerse de las compras masivas de deuda de este último. En su nota explicativa daba la clave del asunto: “crecientes divisiones entre las políticas monetarias de las principales divisas” (la Reserva Federal retira liquidez y subirá pronto los tipos de interés; el BCE aumenta la liquidez y tiene el precio del dinero cercano a cero).
¿Se inicia una nueva etapa en la política económica europea? ¿Qué componentes de la misma faltan por descubrir?
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