Economía sin pulso
Tras el burdo PIB del cuarto trimestre para maquillar el déficit público de 2013, en el primer trimestre tocaba desmaquillar. Eliminando el absurdo crecimiento del consumo público en el primer trimestre, según el INE, el PIB cayó el 0,4% trimestral, o sea, el 2% anualizado. Por esa razón dos tercios del crecimiento del PIB se deben al aumento de los impuestos ligados a la producción.
Si nos centramos en el PIB por el lado de la distribución de la renta, que Piketty ha puesto en el centro del debate económico mundial, vemos que las rentas salariales volvieron a caer en el primer trimestre. Las causas las tenemos que buscar en el mercado de trabajo y en los efectos inesperados de la reforma laboral. El total de horas trabajadas cae con fuerza hasta los mínimos de la crisis alcanzados en el primer trimestre de 2013.
En Europa y en España no hemos resuelto la crisis económica y la crisis social empeorará
La masa salarial total sigue cayendo. Incluso en el sector de comercio y hostelería, beneficiado por el aumento de la llegada de turistas, aumenta ligeramente el empleo, pero la masa salarial total se desploma. Por tanto, la deflación salarial es brutal. El empleo a tiempo completo equivalente, eliminando el efecto del aumento de los contratos a tiempo parcial, crece en 20.000 personas con respecto al trimestre anterior. Pero son todos en la Administración pública, sanidad y educación. En el sector privado de trabajadores asalariados con nómina continúa la destrucción de empleo a tasas del 1% anualizado.
El relato de Merkel, Rajoy y la troika era que la devaluación salarial nos haría más competitivos y sería la base de la salida de la crisis. Pero las exportaciones nominales de bienes cayeron por tercer trimestre consecutivo. Las exportaciones de servicios tienen mejor comportamiento, pero el total de exportaciones, incluyendo el turismo, están estancadas desde junio de 2013. Las importaciones crecen, principalmente por las compras de coches. El sector turístico, el del automóvil y el agroalimentario se están recuperando, pero sólo suponen el 20% del PIB. El otro 80% sigue en depresión. Ha bastado que la economía deje de caer para que volvamos a tener déficit por cuenta corriente. La pregunta, con una deuda externa neta de un billón de euros y creciente, es ¿la solución a una crisis de deuda externa es aumentar el endeudamiento exterior?
La reacción política tras el pésimo resultado de la derecha europea y el hundimiento de la derecha española es para temblar. Merkel ha dicho: “Esta legislatura confirmará el éxito de nuestras políticas”. Cinco años con más de lo mismo. Rajoy: “Hagamos políticas un poco más expansivas”. Refleja su máxima ideológica de “esperar y ver”. Draghi: “Aumenta el riesgo de subidas de tipos de deuda soberana para países con ratings más bajos”. O sea España. Y el FMI, 48 horas después de un brusco giro electoral a la izquierda con brotes bolivarianos, recomienda a España más reforma laboral para que las empresas bajen salarios.
El Fondo advierte de la insostenibilidad de la deuda de las empresas españolas y recomienda quitas. La pregunta es: ¿quién pone el capital? La banca española acumula entre mora y adjudicados activos problemáticos que superan el 30% del PIB. En las familias también habrá que hacer quitas y la bajada de salarios la amplifica. Grecia está en situación crítica. Y Portugal e Irlanda están peor que España.
En Europa y en España no hemos resuelto la crisis económica y de la deuda, tenemos una crisis política y la crisis social empeorará. Pero nuestros líderes siguen ocultando el problema a la sociedad. Hasta que no digan la verdad, no es posible empezar a resolver la crisis. Y cuando lo hagan la clave será la eficacia del plan. Mientras, deflación y Japón.
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