El FMI pide a España que suba el IVA y baje el tipo del impuesto de sociedades
Aboga por dar más facilidades a las empresas para rebajar los sueldos de sus trabajadores
El ajuste de las cuentas de un país —acercar lo que ingresa a lo que gasta— no tiene mucho más secreto que, o bien reducir lo que desembolsa, o bien aumentar lo que recoge y esa es la principal idea con la que los técnicos del Fondo Monetario Internacional FMI (FMI) se presentaron hoy en Madrid para pedir una reforma que aumente la recaudación fiscal de España, uno de los grandes problemas de la salida de esta crisis. El Fondo quitó el foco de los recortes por primera vez en años (aunque no los dio por liquidados) para ponerlo en medidas tributarias que, grosso modo, suban los impuestos indirectos, se eliminen exenciones a la renta y bajen los tipos que pagan las empresas.
Esa es una de las propuestas que el FMI hace en el marco de la llamada Consulta del Capítulo IV, que es una suerte de revisión y batería de recomendaciones para cada país. Si los ciudadanos quieren mantener su actual nivel de servicios públicos, “tienen que pagarlo”, apuntó el jefe de la misión para España, James Daniel, quien advirtió de que ahora, con la reforma que prepara el Gobierno de Mariano Rajoy, es una buena oportunidad para diseñar un marco “inteligente”.
Hay un problema de ingresos: la presión fiscal queda ocho puntos por debajo de la media europea (del 32% al 40% sobre el PIB) y dos por debajo de la OCDE. Y entre este año y 2016 se enfrenta a un recorte de unos 38.000 millones con el fin de reducir el déficit público hasta el 2,8% del PIB.
En este contexto, los llamados hombres de negro del FMI creen que deben “aumentar los impuestos especiales, los medioambientales y reducir gradualmente el tratamiento preferencial en el IVA (reclasificar productos con tipo reducido del 10% al general del 21%) permitiría alinear el esfuerzo recaudador de España con el de otros socios europeos”.
Daniel apuntó que “hay una brecha entre lo que recaudan otros países por los impuestos indirectos, como el IVA, o el alcohol, y lo que recauda España”. Los ingresos por IVA quedan por debajo de la mayor parte de la zona euro (el 5,5%, del PIB) y también la Comisión Europea ha pedido a Rajoy que cambie la clasificación de algunos productos para aumentar su gravamen. El Gobierno lo rechaza.
El organismo que dirige Christine Lagarde presentó sus recomendaciones para España dos días después de unas elecciones europeas que en España han supuesto fuerte varapalo a los dos grandes partidos, el PP y el PSOE, que en los últimos años han aplicado fuertes recortes. Daniel admitió que las subidas de impuestos “afectarán a los hogares, por eso no se plantean en solitario” sino acompañadas de medidas para los desfavorecidos.
“¿Ve usted más alegría en las calles respecto a sus visitas anteriores?”, preguntó un periodista al jefe de la misión del FMI, en referencia a las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien aseguró hace unos días que la mejora económica se palpaba en las calles. Daniel, que había valorado los “esfuerzos” llevados a cabo por la sociedad española en austeridad, respondió advirtiendo de que “el trabajo no ha acabado” y que “hay que seguir adelante” con estos. “Cuanto más y más rápidamente crezcamos, más espacio habrá para el aumento del gasto. España tiene que tomar una decisión porque el déficit está por encima de la media europea y algo tiene que cambiar”, recalcó Daniel.
Paradójicamente, el Fondo pide más impuestos indirectos en un momento en el también está alertando del aumento de las desigualdades como consecuencia de la crisis. La filosofía de Fondo es que mejorar el entorno de las empresas impulsará el empleo, la clave de la reactivación social en un país con casi seis millones de parados. En esta línea, el Fondo plantea una rebaja del tipo del Impuesto de Sociedades, que es del 30% para las empresas y del 25% para las pymes, si bien el tipo efectivo —descontando las deducciones y bonificaciones— que pagaron en 2012 fue del 12,5% de los beneficios declarados, según la Agencia Tributaria.
“Hay margen para reducir gradualmente el tipo del impuesto de sociedades para fomentar el crecimiento (aunque no hasta el 20%, que está por debajo de la media de la UE)”, recalca el informe. Además, defiende que bajen las cotizaciones sociales para las compañías que contraten a empleados de baja cualificación, un gran problema en España debido a todos los descolgados del sector del ladrillo que no han encontrado un trabajo en otros sectores.
En cambio, el Fondo no ve mucho margen para alegrías en el IRPF: “Hay menor margen para reducir significativamente los tipos máximos del IRPF (en el 52%, entre los más altos de Europa)".
El Fondo es uno de los principales defensores de que Bruselas diera al Gobierno de Rajoy más tiempo para reducir el déficit, de forma que la austeridad no lastrara tanto el crecimiento, pero también es una voz potente a favor de otra vuelta de tuerca a la reforma laboral. Esta vez plantea que las empresas tengan más facilidades para rebajar los sueldos cuando afronten dificultades económicas, lo que significaría ir más allá en los cambios introducidos en la negociación colectiva. “Mejorar la capacidad de las empresas individuales para adaptar la remuneración de los trabajadores a sus condiciones específicas permitiría alinear mejor la productividad a los salarios y ayudaría a las empresas en dificultades”, dice el Fondo.
El jefe de la misión lo planteó también como una disyuntiva entre salarios o creación de empleo. “La sociedad española quiere mejorar sus sueldos y crear puestos de trabajo”, apuntó, pero en este contexto “debe hacer una elección”, con lo que la moderación salarial debe persistir, a su juicio.
A la banca, el FMI le sigue pidiendo que mejore su capital y limite el pago de dividendos y bonus en metálico con el fin de reactivar el grifo crediticio. “El sistema bancario es ahora más fuerte y las condiciones financieras están comenzando a suavizarse, si bien el crédito sigue contrayéndose más rápido de lo deseado y esto dificulta la recuperación”, resaltó la declaración. Y es que, además de los esfuerzos internos, el FMI también ve necesaria ayuda externa, por eso su informe también deja un recado al Banco Central Europeo y pide una “mayor flexibilización monetaria para lograr su objetivo de estabilidad de precios y para apoyar la demanda, al mismo tiempo que se reduce la fragmentación financiera”.
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